29 de marzo. Cañuelas, Argentina.

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¿Náufragos o navegantes?

En una nueva jornada del ciclo Café Cultura, el especialista en nuevas tecnologías, Iván Adaime, habló sobre la irrupción de la web en el mundo de los jóvenes y su importancia como herramienta de expresión, pero ¿consumo es sinónimo de participación?

"Los tomates que comemos todos los días ¿cuánto tienen de natural y cuánto de tecnológico? Un hombre con un corazón artificial es natural, pero también tecnológico. La naturaleza ya no existe más, al menos en estado puro. La naturaleza es sólo una cuestión de marketing", disparó el especialista en cibercultura y nuevas tecnologías, Iván Adaime, durante la charla del Café Cultura Nación que tuvo lugar el viernes pasado en la confitería Scacchi de Cañuelas.

Adaime –licenciado en Comunicación y responsable de las revistas on line de La Nación– describió de este modo un mundo atravesado y condicionado por la tecnología. En el caso de los jóvenes, esta centralidad tecnológica se puede observar en el uso masivo de internet.

Con la irrupción del fenómeno conocido como web 2.0 (foros, fotologs, weblogs, plataformas para compartir audio y video, redes sociales al estilo facebook o myspace y sitios de escritura colaborativa como Wikipedia) se ampliaron notablemente las posibilidades de expresión.

A diferencia de los medios como la radio, la televisión o los diarios, internet democratiza y horizontaliza la participación. Cualquiera puede ser un productor de contenidos, algo casi imposible en los medios tradicionales.

Pero Adaime se preguntó si el uso masivo y la apropiación de la web por parte de los jóvenes es sinónimo de participación activa.

En este sentido sostuvo que se produce la llamada "Regla de Jakob Nielsen" (90/9/1) según la cual de cada 100 usuarios, 90 son pasivos, nueve tienen una participación leve y sólo uno es un activo "productor" de contenidos en internet. "A pesar de la disponibilidad tecnológica, la participación activa no es significativa. La tecnología sin educación no hace magia per se".

Hubo preguntas del público que en muchos casos apuntaron a la demonización de la web como responsable de la deformación del lenguaje, adicción, rompimiento de los vínculos cara a cara o dudosa calidad de los contenidos de publicación libre.

En este sentido Adaime tuvo un punto de vista mucho más optimista. Opinó que internet democratiza la posibilidad de acceso y la producción de conocimiento, alienta la posibilidad de escribir, crea nuevas comunidades y establece vínculos alternativos a las relaciones interpersonales.

Las fallas del lenguaje o las conductas adictivas son problemas preexistentes a la web cuyas respuestas habrá que buscarlas en la educación recibida o en la conformación misma de la persona.

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Escrito por: Redacción InfoCañuelas