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24 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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El áspero peso de la realidad

¿Cómo reaccionará el león de la motosierra devenido en can de buenos modales? ¿Existe un pacto Massa-Milei? En su caso, ¿por qué y para qué?, se pregunta Carlos Laborde.

Tantas cosas se dijeron. ¿Qué ocurriría si ganaba Massa? ¿Qué si se imponía Milei?  ¿Era una elección entre Drácula  y el Hombre Lobo?  Interesante enigma de novela gótica por ahora solo parcialmente develado, porque ganó Javier Milei —por muerte, como  dicen en el rioba—; pero ahora debe gobernar.

Pensemos, como ejercicio de imaginación, el futuro de una Argentina presidida por Massa. Conociendo sus antecedentes y su gestión como ministro de economía habría gobernado prioritariamente en beneficio propio y de sus empresarios preferidos con un capitalismo de estado similar al instalado por Putin en Rusia. En pago por el dedazo que lo encumbró, hubiera dejado en  manos de la Viuda la suerte de la justicia para que en su intento de zafar de Ezeiza  la aniquilara definitivamente. 

Puede presumirse, también, que no hubiera tenido ninguna inhibición para lograr sus objetivos. A un político amoral, no hay concepto ético que lo contenga. Entre Fernández, Cristina Kirchner y Massa han dejado un país arruinado, una población agobiada por la pobreza, la educación adoctrinada y corroída, la salud desprotegida, la inseguridad descontrolada, infiltraciones de bandas del crimen organizado con territorio tomado —anticipo del narcoestado—, y como cerco contenedor de tanta impudicia, la corrupción generalizada  protegida —cuando no generada— por el poder. Y no pararon la corruptela  hasta el último minuto, con los Insaurralde, los “Chocolate”, los de Jesús, los Emerencianos y el propio candidato a presidente Sergio Massa que hizo toda su campaña a costa del erario público. Cuando lleguen los inevitables momentos de sufrimiento, el pueblo no debe olvidar quiénes fueron los responsables. Ellos lo hicieron. 

Producida la elección, el áspero peso de la realidad  muestra dos grandes perdedores. Por un lado el peronismo, con Massa, Cristina, la Cámpora y los empresarios alineados tras Massa. Del otro lado,  la coalición de Juntos por el Cambio, que pagó un duro tributo por su personalismo extremo y su falta de ponderación de la situación real del ánimo colectivo, pese a que se lo susurraron, se lo dijeron y se lo gritaron: ¡únanse!  El egoísmo pudo más, ahora degustan su copa de cicuta. 

El propio ganador, Milei, tuvo que abandonar ciertas ideas y conductas que lo acercaban más a un hombre desquiciado que a un eventual presidente de la República, y asumir el áspero peso de la realidad para tener la chance de calzarse la banda. Funcionamiento exacto del teorema de Baglini. Ahora hay que afrontar la situación, muy difícil por cierto ante la herencia recibida. ¿Cómo reaccionará el peronismo derrotado, cargado de rencor y sin ingresos? 

Las primeras declaraciones de la burocracia sindical y piquetera  amenazan y anuncian lo peor. Es tradicional, el peronismo  gobierna o no deja gobernar, conducta que coincide con su pensamiento hegemónico y la pretensión de que ese pueblo único que sostiene al populismo es, fue y será peronista. ¿Cómo reaccionará el león de la motosierra devenido en can de buenos modales? La respuesta a esta pregunta está por ahora en el futuro, pero no debe olvidar que los votos que lo llevaron al poder son también una demanda social que pide, genéricamente, un país vivible, seguro, con economía sana, con calles libres de piquetes y austeridad administrativa. La austeridad administrativa puede lograrse sin mayores conflictos y no depende de leyes del Congreso, sólo habrá que ponerle el pecho a las reacciones. Pero sanear la economía y reprimir el patoterismo en las calles traerán consecuencias de muy difícil manejo, se tocarán  intereses enquistados desde años. Aquí se verá cuán fuerte es el rugido del león o si sólo oiremos los ladridos de  un perrito doméstico.

El nuevo gobierno está en marcha y es una experiencia distinta en cuanto a su integración. La tropa propia no alcanzó y se recurrió al peronismo y al PRO. Ya desde los inicios y como estrategia para engordar a LLA en perjuicio del PRO, al que consideraba el verdadero adversario, Massa infiltró gente de su palo en las filas del libertario. Sobre este tema hay que poner atención, porque en apariencia mucha gente de Massa quedará también en puestos claves. No se escuchó nunca a Milei, de verba bastante encendida, diatriba ni queja contra Massa. ¿Existe un pacto Massa-Milei? En su caso, ¿por qué y para qué? ¿Cuánto durarán estas lealtades? El presidente debería cuidarse de tan lábiles aliados, los peronistas acompañan  hasta la puerta del cementerio, pero no entran. 

Resulta un oxímoron que un presidente libertario  haya designado Procurador del Tesoro a Rodolfo Barra (pasado de edad para el cargo, al que se debe habilitar con una resolución especial modificatoria de la norma vigente), un abogado con militancia juvenil filonazi, que luego integró la denostada Corte de la mayoría automática, que votó en contra de otorgarle personería jurídica a la Comunidad Homosexual Argentina con argumentos cavernarios, y fue ministro de justicia de un gobierno de tan dudosa moral como el de Carlos Menem. La antítesis de un hombre liberal, “casta” pura. No se entiende, hay muchos otros buenos abogados administrativistas. 

Otra anomalía que llama la atención es que el día de la asunción del mando no dio su discurso ante la Asamblea Legislativa, desoyendo que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes (Arts. 1 y 22 de la Constitución Nacional) y prefirió la actitud definitivamente populista de darse un baño de pueblo y dirigirse en forma directa a la masa. El líder y el pueblo, sin intermediarios y con un enemigo común: la “casta”; populismo de biblioteca. 

La forma constitucional representativa y republicana transita por otro camino. Es una ofensa al cuerpo legislativo que está integrado no sólo por sus adeptos sino por todas las fuerza políticas de la República y que fueron tan votados por el pueblo como lo fue él. Se entiende que hizo toda su campaña denostando a la clase política, pero ahora  es el presidente de todos, y como tal debe conducirse. 

¿Son meros detalles ante la importancia de otros temas? Tal vez, pero las primeras arrugas avisan sobre la vejez.

Hasta aquí, lo conocido al día de la asunción de Milei. El gobierno ya está en marcha, veremos cómo sigue el “continuado”.

Como colofón, una simpática humorada del Presidente de la República: agregó en la gala lírico-sinfónica del teatro Colón de la noche de su investidura, “Balada para un loco”, de Piazzolla y Ferrer. Hermoso tema. El que pueda entender, que entienda.

Carlos Laborde
Abogado, escritor.

Escrito por: Carlos Laborde