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24 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Tres anuncios por un crimen

Pueblo chico, infierno grande. Escribe: Cristian Marques.

Frances McDormand encarna una mujer con sed de justicia.

Mildred Hayes (Frances McDormand) es una mujer divorciada de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada siete meses atrás en Ebbing, Missouri. Considerando que el esfuerzo por parte de las fuerzas policiales de su pueblo no muestra ningún progreso en la investigación para encontrar al responsable del crimen, decide alquilar, en un camino cercano a su casa, unos carteles publicitarios abandonados, denunciando la situación y apuntando directamente al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como el principal responsable de la falta de justicia. Pero Willoughby cuenta con el apoyo del pueblo, lo cual pone las cosas muy difíciles para Mildred. Todo es oscuro, todo es muy triste… y lo peor se aproxima.

El conflicto entre Mildred y Willoughby es el punto de partida de esta historia. El antagonismo entre “dos personas que llevan la razón en una historia sin resolución sencilla”, como explicó su director y guionista Martin McDonagh. Desde aquí nuevos conflictos se van engendrando en la búsqueda de una conclusión que parece ser muy difícil.

Sin lugar a dudas lo esencial de la película son sus personajes. La historia que se cuenta no es gran cosa, pero los personajes, con sus dramas y actitudes, son los que la hacen interesante. Sin ajustarse a un esbozo claro, ellos son los que mantienen el ritmo del film, un ritmo que quizá no lleve a ningún lado pero que es, al fin y al cabo, lo que engancha en la trama. Según suceden los acontecimientos vemos la evolución y los cambios de carácter de estos magistrales protagonistas.

Mildred es el eje emocional —uno algo antipático— de la trama de Tres anuncios por un crimen. Un personaje femenino muy enérgico, lleno de fuerza, de ira y de sed de justicia. Mildred es la antiheroína que aparece vestida en su mameluco azul de obrero y con un pañuelo en la cabeza; su aspecto es descuidado, y no muestra una pizca de alegría en su rostro. Es la mujer que decide hacer frente a todo un pueblo: comisario, cura, ex marido, dentista y a todo aquel que se interponga en su búsqueda de justicia. Los tres carteles que contienen frases lapidarias contra el jefe de policía se convierten en su voz, en su bandera para exponer las características de los habitantes de Ebbing.

El jefe Willoughby es un hombre dedicado a su trabajo, está a cargo de una fuerza policial que es, según él, en su mayoría racista y homofóbica. Willoughby tiene un amor incondicional por su esposa y sus dos hijas. Admite que no pudo resolver el crimen por el que Mildred pide justicia, pero otra muerte le preocupa: el secreto a voces en el pueblo es que sufre de una enfermedad terminal, lo que pone a muchas personas de su lado. Los carteles que Mildred coloca culpándolo por no avanzar en el caso lo ponen en una situación difícil que llevan a pensar: ¿hasta dónde puede llegar una persona en su búsqueda de justicia por un ser querido? Esta cuestión es la que plantea el director junto con otras no menos importantes: ¿y si no hay una solución? ¿A quién recurrir cuando la justicia no llega y se siente tanta ira?

Hay un tercer personaje, el policía Jason Dixon (Sam Rockwell). Dixon es tosco, torpe, grosero, torturador, racista. Dixon no tiene un propósito en la vida. Su madre —con la cual vive— siente nostalgia por los tiempos pasados en donde se perseguían a los negros. Las apariciones de este agente incompetente en la película presentan situaciones con matices de comedia.

Entre el resto de los personajes destacan el insoportable y maltratador ex marido de Mildred, con su jovencísima —y con pocas luces— novia. También está James (Peter Dinklage de Games of Thrones) el enano que quiere salir con Mildred, y Red Welby a cargo de la agencia de publicidad que confecciona los carteles para Mildred.

Con caracteres dispares y diferentes actitudes, Tres anuncios por un crimen trata de las reacciones de la conducta humana, de la búsqueda de sentido por parte de personas perdidas. El film del irlandés Martin McDonagh (Siete psicópatas, Escondidos en Brujas) tiene un guion que entremezcla a partes iguales dolor, ira, amor, amargura, desolación, esperanza y humor. Además cuenta con diálogos verborrágicos —por momentos hilarantes— y un humor mordaz y un ritmo que hacen recordar a algunas de las películas de los hermanos Coen. Desde lo grotesco, McDonagh quiere despertar los sentimientos del espectador para reflexionar sobre lo que ocurre en un pueblo que se sacude por los tres carteles que exigen justicia.

La película tuvo siete nominaciones a los Oscar, ganando en los rubros mejor actriz (McDormand) y actor secundario (Rockwell). En los Globos de Oro se llevó cuatro premios: mejor actriz, mejor actor de reparto, mejor guion y mejor película dramática. Arrasó en los BAFTA obteniendo cinco premios (incluyendo mejor película). También se ha llevado una infinidad de premios en diversos festivales.

Cristian Marques
Cinéfilo y aficionado a las series.

Escrito por: Cristian Marques