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06 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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“Cañuelas”, el tango que Genaro Espósito grabó en París en 1924

La hermosa melodía, casi desconocida, fue interpretada por el músico argentino durante sus giras por Europa.

La grabación de Columbia y Genaro Espósito durante una gira por Brujas, Bélgica, en la década del 20.

Genaro Espósito -más conocido por su nombre artístico de “Tano” Genaro- es uno de los grandes referentes de la vieja guardia y uno de los primeros músicos argentinos que llevó el tango a Europa. En su discografía hay una perla casi desconocida, el tango “Cañuelas”, que grabó en París en 1924.

¿Cuál es el origen de la pieza y el motivo del título? No hay datos biográficos que expliquen esa rareza, sólo hipótesis que se pueden extraer de su apasionante peregrinaje.

Genaro Ricardo Espósito fue un bandoneonista, guitarrista, pianista, compositor y director nacido en San Telmo el 17 de febrero de 1886, autor de más de 30 tangos, valses y polcas. Aprendió de manera autodidacta escuchando a los primeros maestros porteños. 

En una entrevista publicada por el diario Crónica en 1974, su hijo Francisco -también compositor- contó que el Tano era un apasionado del bandoneón y que solía repararlos a distintos músicos, sin cobrar un centavo. Con su orquesta acompañó la gira proselitista de Marcelo T. de Alvear y era vecino del general Roca, quien a través de la medianera lo llamaba y le pedía que le interpretara algunos tanguitos.

En 1919 se mudó a Montevideo para sumarse a la orquesta de Eduardo Arolas y al año siguiente, con una carta de recomendación de Francisco Canaro en el bolsillo, se instaló en Francia, donde adquirió conocimientos musicales académicos.

El Tano logró afianzarse en locales nocturnos de fama internacional como El Garrón, Le Parroquete y en el foyer del Casino de París. Siendo ya conocido en la noche parisina realizó varias giras por España, Portugal, Alemania, Inglaterra, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. 

Portada del tango Cañuelas, publicada en Francia.

Entre 1923 y 1928, con su Orquesta Argentina, a través del sello Columbia, grabó unos veinte tangos, entre ellos Cañuelas. En la carátula del disco figuran como compositores los franceses Philippe Parès y Georges van Parys.

Francisco Canaro, en sus memorias, cuenta que un decreto proteccionista del sindicato francés de músicos no permitía actuar a intérpretes extranjeros de forma permanente, salvo en presentaciones ocasionales durante una gira. Esta prohibición obligó a las orquestas argentinas ya instaladas en París, como la de Genaro Espósito, a vestirse de gauchos para ser consideradas número de variedades y eludir bajo ese rótulo el celo gremial. Tal vez por esa misma razón el tango “Cañuelas” no está firmado por Espósito sino por el binomio de Parès y Van Parys, que en realidad eran productores y compositores de operetas.

Ahora bien, ¿por qué razón en su exilio artístico Espósito usó el título de “Cañuelas” para uno de sus tangos? Hurgando en los antecedentes de su juventud, poco antes de irse de la Argentina, integró la orquesta de Hermes Peressini, el compositor y maestro nacido en Cañuelas, autor de Violetita, tango que grabó Carlos Gardel. ¿El título fue un homenaje a uno de sus primeros compañeros de escenario? ¿Tal vez el maestro lo invitó a tocar en los viejos clubes cañueleros y quedó prendado del pueblo? Es una posibilidad.

A pesar del éxito, el Tano Genaro tuvo una existencia amarga en Francia, un devenir trágico que bien podría ser el argumento de alguna letra de arrabal. Al poco tiempo de su desembarco en Marsella se casó con Jeanne Vent, quien falleció antes de que el hijo de ambos cumpliera un año. “Puedo imaginar el trauma que sufrió mi padre: su joven esposa fallecida, un bebé de 11 meses y su trabajo nocturno en París. Pero con su resiliencia de porteño, para quien la vida nunca fue fácil, superó este período difícil. Contrató una institutriz para mí y continuó con su vida, que tal vez no fue la misma después de eso” contó Claude en una biografía artística.

Genaro Espósito y su segunda esposa, Jeanne Vent.

“Los ruidos de la guerra no fueron en vano. La mayoría de los clubes nocturnos cerraron. Genaro estaba sin trabajo. Sus ahorros se redujeron prácticamente a nada. Tuvo que recurrir a la venta de su piano, joyas, plata, todo lo que le sirviera para comprar comida. En el verano de 1943, se vio obligado a tocar el bandoneón para los alemanes que navegaban por el río Sena. Le pagaban con comida. A finales de ese mismo año, un grupo de artistas y músicos hambrientos decidió organizar una gira por las ciudades del sur de Francia. Partió a finales de noviembre de 1943 y no volví a saber de él hasta la primera semana de enero de 1944, cuando llegó un telegrama que decía: `No me siento bien. Tengo que interrumpir la gira`. Unos días después, sonó el timbre de la puerta. Cuando abrí, apenas pude reconocer a mi padre. Su barba canosa tenía varios días. Alrededor de su hombro estaban atados sus dos bandoneones. Este recuerdo nunca me abandonó. Lo pusieron en cama de inmediato, delirando con fiebre. Después de unos días, tuvo que ir al hospital. Le diagnosticaron neumonía, agravada por un enfisema. Lo pusieron bajo un tanque de oxígeno. Después de cinco o seis días, pareció mejorar, pero el 24 de enero de 1944 falleció en el hospital Broussais de París, y fue enterrado en el cementerio de Thiais, en un suburbio del sur de París, para descansar por la eternidad junto a mi madre” agregó Claude desde Canadá, donde vivió sus últimos años.

Como despedida al Tano Genaro, suena el tango Cañuelas, inmortalizado en el disco de pasta de Columbia, el tema que tantas veces tocó en los burdeles de Francia y en sus giras por el viejo continente.
 


Fuentes:
• Francisco Canaro, mis memorias (1957).
• Anuario del tango, Roberto Cassinelli, ‎Raúl Outeda.
• Diario Crónica, 12 de enero de 1974.

Escrito por: Germán Hergenrether