La comunidad parroquial Santa Juana de Arco y la Familia Oblatina invitan al jubileo por el centenario de la ordenación sacerdotal de padre Agustín B. Elizalde.
Los actos conmemorativos tendrán lugar el domingo 22 de diciembre en Santa Juana de Arco 3945 de Ciudadela.
A las 9.30 se colocará una ofrenda floral y a las 10.30 se realizará la presentación del libro (segunda edición) “Agustín B. Elizalde, amigo de Dios y de los hombres”, obra del oblato diocesano Hugo Adamoli con aportes del profesor Juan Carlos Pisano.
Finalmente, a las 11.30 se compartirá una Eucaristía. Toda la comunidad de Cañuelas y alrededores está invitada a participar.
Quién era el padre Agustín B. Elizalde
Nacido en Biarritz, Francia, el 2 de Junio de 1901, Agustín Gabriel Bonney Elizalde ingresó al Instituto Teológico de Bayona en el año 1919, donde obtuvo su ordenación sacerdotal cinco años después, el 21 de diciembre de 1924, trasladándose a la Argentina, donde ejerció su ministerio por espacio de casi 30 años.
En 1949 realizó un viaje al Vaticano, donde informó sobre la escasez de clero en la América Latina y a su regreso, por encargo del Papa, se ocupó de la realización de una de sus iniciativas que ha tenido trascendencia continental: la creación del Instituto de Oblatos Diocesanos, que cuenta con presencia en Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia. Esta institución se ocupa de formar evangelizadores idóneos que ayudan al clero secular. Posteriormente creó la rama femenina con el mismo propósito.
“El Mensaje de Cristo es, en su esencia, intangible e imperativo: hemos de ir y de enseñar a todas las gentes. Debemos confesar que este mensaje no ha llegado, en profundidad, a nuestro pueblo. Me refiero, por hoy, al de las grandes ciudades y de los suburbios de éstas. ¿Cuál es el párroco, por ejemplo de Buenos Aires o del Gran Buenos Aires, que podría afirmar que conoce bien a sus bautizados y que ha tenido la dicha de llevarles el Mensaje del Señor hasta informar con él sus vidas? Seamos francos: a seis cuadras de nuestras iglesias ya hemos penetrado en un mundo casi inexplorado” escribió en un autocrítico artículo publicado en 1954 en la revista Criterio, dando cuenta de su preocupación por la laboral misionera.
El presbítero Elizalde alternó su vida religiosa y social con la literaria siendo sus principales obras: “Cartas del cura de Cantaclaro”, “Cartas de un cura de arrabal a su buena gente”, “Cartas de un cura comunista a un señor muy rico y muy sordo”, “Cartas de un cura que fue padrino de casamiento”, “Cartas de un cura jubilado”, “Y el diablo se fue al diablo”, y “Las doce”, estos dos últimos enfocados en la obra de los Oblatos.
Tras una corta enfermedad, falleció el 17 de agosto de 1956 luego de 25 años de labor parroquial en Ciudadela.
En Cañuelas su obra se perpetúa en la casa de retiros San Esteban -la única casa del instituto en Sudamérica que fue bendecida por el fundador- y en la labor de sus hijos espirutuales, entre ellos Alberto Bernal, Orlando Ibáñez y Onofre Pighin, quien se encuentra en Santa Fe recuperándose de un problema de salud.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas