En los recovecos de la historia hay infinidad de datos colaterales, a veces ignorados, que permiten rescatar personajes y situaciones que hacen a la memoria de los pueblos.
Este 22 de Enero, cuando se conmemora el 203 aniversario de Cañuelas, compartimos algunas de estas apostillas sobre el origen y desarrollo del partido.
Tráfico ferroviario
El ferrocarril, inaugurado el 16 de julio de 1885, le dio un impulso fundamental a la economía de Cañuelas, facilitando el traslado de la producción local a los grandes centros de consumo.
La Guía del Ferrocarril del Sud (1) describe en detalle el importante movimiento de productos industriales y agrícolas que se hacía desde las estaciones de Cañuelas, Máximo Paz, Vicente Casares, La Noria y Uribelarrea entre 1929 y 1930.
Las principales remesas industriales salían de La Martona, con una producción anual de 200 mil kilos de dulce de leche, 20 millones de litros de leche, 2 millones de kilos de manteca, 1 millón de kilos de hielo y 100 mil piezas de queso. La segunda industria en importancia era el molino harinero, que despachaba en el tren 500 bolsas diarias de harina.
En cuanto a la producción cerealera, Uribelarrea lideraba los envíos de lino y alfalfa mientras que en la estación Cañuelas predominaban el trigo y los bovinos.
Cañuelas y sus balnearios
En el siglo pasado la ausencia de industrias contaminantes en las márgenes de los arroyos permitía que fueran utilizados como sitios de esparcimiento. Uno de los más frecuentados era el arroyo Rodríguez, a la altura del barrio Santa Rosa.
Una foto de 1931 publicada en la revista PBT (2) muestra a un grupo de vecinos de Cañuelas celebrando el 17 de agosto con un picnic en sus orillas.
John Miller, entre toros y caballos
El estanciero escocés John Miller (1787-1843), propietario de La Caledonia, debería ser recordado no sólo por la importación del primer toro de pedigree Tarquino, en 1836, sino también como precursor de las carreras hípicas en el país.
En el año 1824 una numerosa colonia de residentes ingleses practicaba deportes al aire frente a la quinta del almirante Brown, en Barracas. Con John Miller a la cabeza crearon una institución hípica que denominaron “English Racing Club”.
Este Racing Club fundado por Miller organizaba carreras “a la inglesa”, que los nativos burlonamente denominaban “pollas” (3).
El primer veterinario
Desiderio Davel, nacido en Cañuelas en 1874, fue el primer médico veterinario del pueblo. Era hijo de Desiderio Davel y Ana López. Tras egresar de la Universidad Nacional de La Plata, se desempeñó como profesor de zootecnia en la Escuela Santa Catalina. Publicó el libro “Los peligros del perro para la salud del hombre y de los animales” y “El caballo criollo”, entre otros (4).
Davel un ferviente defensor del caballo criollo y de la explotación económica (no deportiva) de los animales nativos que estuvieron a punto de desaparecer por los cruzamientos destinados a las carreras cuadreras.
Ante la proliferación de razas híbridas expresó: “Uno los errores de criterio que podemos señalarle a la Sociedad Rural Argentina, como un verdadero reproche, es el de no haberle merecido, ni tan siquiera un mero recuerdo por los méritos que muy bien conquistado los tiene a la gratitud nacional, el colaborador anónimo en las encarnadizas luchas por nuestra independencia: el rústico e infatigable caballo criollo, tratando, por el contrario, de hacerlo desaparecer, con el cruzamiento y la mestización más furiosa y desordenada. Los fervientes partidarios de esta verdadera herejía zootécnica a la par que inconsecuente y antipatriótica campaña, entre los que desgraciadamente se encuentran algunos médicos veterinarios, en su mayoría extranjeros, y que bien merecen a este respecto, el calificativo de anarquistas de la ciencia”.
En 1909 impulsó la creación de la División de Zootecnia en el Ministerio de Agricultura de la Nación. Para celebrar su apertura tuvo la ocurrencia de escribir el acta constitutiva sobre un huevo de avestruz. “No siempre en las prácticas oficinescas debe guardarse la pesada seriedad de la que es símbolo el papel sellado. ¿Por qué ha de estar eternamente reñida la burocracia con la originalidad, con lo variado y hasta con el buen gusto, si se quiere?” expresó la revista Caras y Caretas para dar cuenta del original documento (5).
Pionero del eucalipto
La introducción del eucalipto en la Argentina se produjo hacia 1860 gracias al espíritu emprendedor de Domingo Faustino Sarmiento, quien entendió que esta especie resistente a las inclemencias era ideal para formar montes donde pudiera sestear el ganado en los grandes calores; para dotar de sombra a los caminos; y también para adorno, por la belleza y elegancia de su porte.
Varios fueron los que acompañaron a Sarmiento promoviendo la plantación de eucaliptos. Entre los más reconocidos “eucalipteros” del país se encuentran Pastor Senillosa, Casto Sáenz Valiente, Manuel Güiraldes, Guerrico, Leonardo Pereyra, Martín Iraola y Don Vicente L. Casares, quien plantó una gran cantidad de estos ejemplares en su estancia San Martín en Cañuelas.
Francisco Halbach y el primer alambrado
En Buenos Aires, donde la piedra y la madera eran escasísimas cuando no imposibles de conseguir, el problema de la división de los campos no tuvo solución hasta mediados del siglo XIX, cuando llegó el alambre a estas tierras. El británico Ricardo B. Newton, después de un viaje que hizo a su tierra, trajo el primer alambrado, que colocó en 1845 en el casco de su estancia Santa María (Chascomús).
Diez años más tarde Francisco Halbach se convirtió en el primer hacendado del país en alambrar por completo una estancia. Lo hizo en su establecimiento Los Remedios de Cañuelas, cercando una legua y media sobre el río Matanza. El ejemplo de Halbach fue seguido de inmediato por otros propietarios de la región.
“Por primera vez en la historia del campo argentino, el alambrado colocado por Halbach remarcó los límites de la propiedad privada y, con ello, destacó su importancia. Mucho más que una razón técnica, ahora se podía tener una medida más clara de los terrenos, un control más estricto de la cantidad de animales y una certeza mayor de sus propietarios. El robo podía sancionarse con mayor precisión. La racionalización de las relaciones económicas (una demanda de viejo cuño: como dueño de un saladero junto a Dorrego, Rosas se quejaba en 1817 de los gauchos que entraban a su propiedad cazando ñandúes sin su permiso) fue otro gran cimiento para la modernización económica argentina. Ahí mismo se acabó la libre circulación del gaucho por la pampa, que tanto asombraba a los visitantes” (6).
Francisco Carlos Halbach (1833-1910) era hijo del comerciante alemán Franz Halbach Schmidt y de doña Gregoria de Bolaños. Se educó en Alemania, fue diputado provincial, cónsul honorario de Prusia y miembro fundador del Club del Progreso. (7). Su estancia Los Remedios ocupaba antiguos territorios de Cañuelas y se extendía hasta lo que hoy es el aeropuerto de Ezeiza.
Un dato al margen: en 1844 Halbach compró la casona donde hoy funciona el Museo Mitre, sobre la calle San Martin 336 de la Capital Federal. Halbach cambió los techos y reconstruyó la fachada de la vivienda unos años antes de que la alquilara un joven militar, político y periodista, don Bartolomé Mitre (8).
Un gliptodonte de Cañuelas en Londres
John Miller, el dueño de La Caledonia, tuvo ocho hijos, entre ellos Margaret (1837) casada con el inglés Francis Parish y Morse, hijo del primer cónsul británico designado en Buenos Aires, Sir Woodbine Parish, quien firmó el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Gran Bretaña (1825).
Woodbine Parish (1796-1882) combinó su misión diplomática con el trabajo científico, especialmente la paleontología. Mantuvo correspondencia con Charles Darwin y en 1839 publicó el libro “Buenos Aires and the provinces of the Rio de la Plata” en el que describió una serie de hallazgos de restos fósiles en la región, entre ellos un gliptodonte encontrado en Cañuelas, a orillas del Río Matanza.
La coraza y demás piezas óseas del gliptodonte -una especie hasta ese momento desconocida- fueron trasladados por Parish al Museo Real de Cirujanos de Londres, donde fueron analizados por el paleontólogo y anatomista Sir Richard Owen.
“El monstruo fue encontrado en el banco de un riachuelo cercano al Río Matanza, en el Partido de Cañuelas, a unas veinte millas al sur de la ciudad de Buenos Ayres, en un lugar bajo y pantanoso, como a cinco pies debajo de la superficie. Toda la longitud de la bestia, desde el hocico hasta el final de la cola, mide ocho pies inglés y medio. La forma y estructura del diente indica marca su adaptación a masticar sustancias vegetales del tipo más suave; y el animal debe haber sido provisto de garras adecuadas para desenterrar raíces suculentas. Por la forma regularmente esculpida del diente, propongo nombrar el género tipificado por este animal, ´glyptodon´” describió Owen (9), bautizando al pariente del armadillo con ese lejano ejemplar desenterrado en Cañuelas.
La independencia de Uribelarrea
En 1891 Don Miguel Nemesio de Uribelarrea (1833-1905) envió un proyecto a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires con el propósito de que la colonia agrícola creada por él dentro del partido de Cañuelas se transformara en una comuna autónoma bajo el nombre de “Brigadier General Miguel de Azcuénaga”, en homenaje al miembro de la Primera Junta y abuelo de su esposa.
Acompañó el proyecto con un censo poblacional, un trazado del ejido urbano y una serie de bocetos de los edificios gubernamentales que pensaba construir alrededor de la plaza central con sus respectivos presupuestos.
Los límites del partido Azcuénaga que Uribelarrea quería crear en territorios de Cañuelas. Expediente Uribelarrea, Archivo de la Universidad Nacional de La Plata.
Al parecer uno de los motivos de este deseo de ruptura era la negativa de don Miguel a pagar tasas municipales. Tanto es así que el 22 de enero de 1897 el intendente Pedro Mozotegui le envió una carta al ministro de Obras Públicas de la Provincia quejándose por las “serias dificultades” que tenía el municipio para la recaudación de tributos en la colonia fundada por Don Uribelarrea; preguntándole al funcionario “si este señor o los propietarios de su centro tienen algún tipo de concesión especial que los exonere del pago de impuestos” (10).
Su proyecto nunca prosperó, pero quedó de manifiesto la enemistad que mantenía con las autoridades comunales de Cañuelas.
El entrerriano que fundó Máximo Paz
La historia conocida afirma que Máximo Paz creció gracias al impulso de la familia Pereda, propietaria de la estancia Villa María, pero el verdadero creado de la localidad fue Emilio Duportal, gobernador de Entre Ríos y propietario de una estancia que se extendía desde Cañuelas hasta San Vicente, especializada en cría de ovejas.
El lunes 25 de marzo de 1889 Duportal realizó un remate de chacras, quintas y solares, dando origen al pueblo de Máximo Paz, bajo la ley de Centros Agrícolas, de la misma manera que se formó Uribelarrea.
Duportal también fue el promotor de la estación ferroviaria, inaugurada el 1 de enero de 1889 bajo el nombre “Centro Agrícola Máximo Paz.
Esos raros clubes de Cañuelas
El Club Atlético “Los Gauchos” fue la primera institución de Cañuelas dedicada a la difusión de espectáculos ecuestres mezclados con atletismo. El periódico Índice de la Biblioteca Sarmiento reseña un festival realizado el 9 de octubre de 1927 en La Leonor para celebrar el primer aniversario.
En medio del campo se realizaron carreras atléticas, carreras con vallas, salto en largo, una gymkana musical de la silla, el juego de la papa al balde, carera en tres piernas y el más cómico de la jornada que consistía en una “carrera con caballo ajeno”, que generaba la lógica confusión de los equinos al ser montados por un desconocido. El ganador fue el vecino Pedro Cortadi. La fiesta concluyó con un baile en una gran carpa, que duró hasta a madrugada (11).
El Club de Cazadores de Cañuelas. Revista PBT, Nro. 127, 20 de abril de 1907. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional.
Otra de las agrupaciones de la época era el Club de Cazadores, fundado en 1907. La revista PBT muestra una imagen de sus integrantes con varias liebres matadas en una excursión de caza.
Fuentes
(1) Guía Comercial del FC del Sud. Archivo InfoCañuelas.
(2) Revista PBT, Nro. 470. 29 de noviembre de 1913. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional.
(3) Barracas en la historia y en la tradición, Enrique Horacio Puccia, 1998
(4) Diccionario biográfico argentino Hombres del Día, 1917. Archivo InfoCañuelas.
(5) Caras y Caretas, Nro. 584, 11 de diciembre de 1909. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional.
(6) Breve historia del antipopulismo, Ernesto Semán, 2021.
(7) Guía biográfica argentina, Ricardo Hogg, 1904.
(8) Testimonio enviado a InfoCañuelas por el área de Comunicación del Museo Mitre.
(9) Buenos Aires and the provinces of the Rio de la Plata, Woodbine Parish, 1839.
(10) Expediente Uribelarrea, conservado en la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata.
(11) Índice (publicación de la Biblioteca Sarmiento), Nro. 2, Noviembre de 1927. Archivo InfoCañuelas.
Escrito por: Germán Hergenrether