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23 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Fotografías y datos inéditos sobre el origen de Uribelarrea

En 1891 Miguel Nemesio de Uribelarrea intentó crear un partido autónomo con su propio hospital público, juzgado y casa Municipal.

Uribelarrea en 1891.

En el año 1891 Don Miguel Nemesio de Uribelarrea (1833-1905) realizó una presentación ante la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires con el propósito de que la colonia agrícola creada por él dentro del partido de Cañuelas se transformara en un partido autónomo bajo el nombre de “Brigadier General Miguel de Azcuénaga”, en homenaje al miembro de la Primera Junta y abuelo de su esposa. Su proyecto nunca prosperó, pero ese documento -preservado en la Biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata-contiene valiosa información sobre el origen y desarrollo de este rincón de Cañuelas.

Un primer trazado de la planta urbana de Uribelarrea fue realizado en 1888 por el agrimensor Don Federico Bazzano pero el autorizado por el gobierno provincial fue el que realizó Pedro Benoit en 1889 con modificaciones en el sector de la plaza. El 18 de diciembre de 1890 se inauguró el templo parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján en homenaje a la fallecida esposa de Miguel Nemesio, Doña Manuela Olaguer Feliú y Azcuénaga. Este acontecimiento es el que se toma como fecha fundacional del vecindario, aunque en rigor su existencia es anterior. 

Al año siguiente de la inauguración del templo, Miguel Nemesio puso en marcha su idea de independizar a Uribelarrea de Cañuelas creando un partido autárquico. Para ello dirigió una carta a la Legislatura Provincial, fechada en julio de 1891, acompañándola con fotografías, un censo poblacional y gráficos de los edificios públicos que pensaba construir con fondos propios y que el Gobierno central luego le restituiría mediante un porcentaje de la recaudación tributaria (una idea atrevida si se tiene en cuenta que unos años antes, en 1877, fue juez de Paz y presidente de la antigua corporación Municipal de Cañuelas, cargos a lo que renunció a tres meses de su asunción).

Gran parte de esa documentación, hasta ahora desconocida, se encuentra reunida en el expediente titulado “Fundación de la Colonia Agrícola Uribelarrea situada en el Partido de Cañuelas. Estadísticas, planillas de repartimientos de tierra. Fotografías y planos. 1891”, que InfoCañuelas encontró en la Biblioteca Pública de la UNLP. 

“Como concesionario del centro agrícola que lleva el nombre de mi señor padre, situado en el partido de Cañuelas en deslinde con los de General Las Heras, Lobos y Monte, he cumplido con toda religiosidad la Ley de su concesión, transformando aquella fértil zona en un centro de producción con todos los elementos necesarios de vida propia, reuniendo en la actualidad todas las condiciones que pudieran exigirse, ya por su situación especial, ya por el importante núcleo de población con que cuenta para aspirar a ser cabeza de partido” dice Miguel Nemesio en el inicio de su proyecto secesionista.

“El nuevo partido cuya creación vengo a solicitar está formado de fracciones de los partidos limítrofes cuyos habitantes, dada la distancia relativamente considerable de los respectivos pueblos, se encuentran privados de los beneficios de la educación y de la religión, bases de la familia...”, agrega en texto manuscrito de su puño y letra.


Administración de la Colonia Uribelarrea. 1891.

Acto seguido Uribelarrea destaca la inversión que realizó en la construcción del templo y la escuela, instituciones que a su juicio son los cimientos de la familia que permiten la creación de un nuevo distrito.

“El 8 de junio de 1890 el Arzobispo de Buenos Aires colocó la piedra fundamental del templo allí levantado, con capacidad para trescientas personas, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján y en el nombre de mi finada esposa Manuela Olaguer Feliú y Azcuénaga en homenaje a sus relevantes virtudes; y el 18 de diciembre del mismo año el mismo alto dignatario eclesiástico lo bendijo solemnemente librándolo al Culto Católico, quedando desde esa fecha a cargo del capellán que lo administra, celebrándose desde ese día diariamente el Santo Sacrificio de la Misa y sirviendo al vecindario en todos los actos del Culto Católico”. 


La Iglesia poco después de su apertura.

“En esa misma fecha se inauguraba el Colegio que tiene capacidad para ciento cincuenta niños dividido en cuatro hermosos y ventilados salones con casa habitación para los preceptores y demás dependencias necesarias para el servicio; grandes patios para el recreo de los niños y cancha de pelota con su corralón aparte para guardar los caballos de los niños que vienen de más distancia”.

“El Departamento General de Escuelas ha tenido la galante atención de dotar este Colegio con una buena parte de sus útiles. Este Colegio lleva el nombre de mi finada esposa Manuela O. Feliú y Azcuénaga. Tanto el Templo como el Colegio al Servicio Divino y la Enseñanza son costeados de mi peculio”.


Interior del templo en 1891.

“Actualmente el pueblo cuenta en la parte más adelantada con ciento nueve edificios muchos de ellos de bastante valor e importancia, habitados por familias cuyos número total de pobladores asciende a trescientos veinte y uno. El Comercio y la Industria están representados por varias casas de negocio, algunas de ellas de fuerte capital, dos hoteles, carpinterías, herrerías, peluquería, latería, carnicería y dos hornos de ladrillo. Hay pobladas y cultivadas diez quintas y noventa y ocho chacras de las ciento doce que componen la Colonia, con un número total de pobladores que asciende a trescientos diez y siete; todas ellas completamente dotadas de animales para la labranza y útiles para el cultivo”.

“Para que V. H. se penetre de la importancia y del seguro porvenir que le espera al nuevo Partido en su próximo futuro, me bastará recordarle el breve plazo en que se han producido tan trascendentales adelantos así como las facilidades para realizarlos, a pesar de las circunstancias críticas por las que atraviesa el País, que no nos ha paralizado en lo más mínimo y que colocan a aquella fértil región en condiciones ventajosas para ocupar el puesto que le corresponde entre sus hermanas limítrofes”.


Cuchara con que se colocó la piedra fundamental en 1890.

“Muy pocas erogaciones tendrá el Estado para complementar los edificios públicos, pues cuenta con un cómodo Colegio y un espacioso Templo cuyo sostén corre por mi cuenta. Hoy solamente la Casa de Justicia cuyo edificio puede construirse inmediatamente adelantando por mi parte los fondos conforme fueren necesarios, que me serán reembolsados por el S. Gobierno en largos plazos, bien sea en impuestos creados al efecto, bien sea a razón de un tanto por ciento sobre la Contribución Directa del mismo partido...”.

“Mi Señora Hermana política Ana Olaguer Feliú y Azcuénaga se compromete a construir el Hospital a sus expensas como un recuerdo de cariño a su Sra. Madre y Tía, Manuela de Azcuénaga y Olaguer Feliú y Antonia Azcuénaga de Lozano”.

“Pido se sirva designar el nuevo partido con el nombre del Brigadier General Miguel de Azcuénaga, haciendo un acto de verdadera justicia a la memoria de (...) uno de los próceres de nuestra Independencia, héroe en la Reconquista, miembro de la Junta del Gobierno Patrio surgido de Revolución del 25 de Mayo de 1810, en cuya casa se recibieron las armas con que los patriotas contribuyeron a la formación de las primeras legiones Argentinas. Fue el primer Gobernador Intendente de Buenos Aires en 1812 y que sin embargo es el único guerrero de nuestra Independencia que no tiene un partido que perpetúe su nombre en la tierra que lo vio nacer (...) Hoy vienen sus nietas Ana Olaguer Feliú y Azcuénaga y Manuela -mi finada esposa- representadas por el infrascripto, a solicitar de V. H. este acto de justicia (...) de perpetuar ese nombre venerado con la creación de este nuevo partido”. 


Palacio de Gobierno y Justicia pensado por Miguel Nemesio.

“Adjunto a esta solicitud todos los antecedentes necesarios para que V. H. pueda formar un juicio exacto de la justicia de esta petición a la que agrego un plano y algunas fotografías de los edificios principales. La extensión del partido como verá por el plano que acompaño es próximamente de veinte leguas. Al hacer esta división he consultado la ventaja que obtendrán los vecinos de estas tierras y al poco perjuicio que relativamente sufrirán los partidos de que se sustraen”.

Como anexo de la presentación hay varias fotos que muestran el naciente núcleo urbano de Uribelarrea y su Iglesia (sólo falta el plano mencionado); como así también dos gráficos del Hospital y de la Casa Municipal, Juzgado de Paz y Comisaría -con la aparente firma del arquitecto Pedro Benoit- que Miguel Nemesio pretendía construir en la cabecera del partido. El diseño de estos edificios responde al mismo estilo que se observa en varios de los palacios administrativos de la capital provincial.


Hospital programado en su proyecto de autonomía.

La crisis nacional de finales de siglo XIX junto con la muerte de Uribelarrea en 1905 posiblemente contribuyeron a enterrar este proyecto de autarquía comunal. Sin embargo el material conservado en la biblioteca de la UNLP aporta detalles hasta ahora desconocidos sobre el poblado. Por un lado, contrariamente a lo que se creía hasta hoy, el nombre de la localidad no es un homenaje a Miguel Nemesio sino a su padre, José Miguel de Uribelarrea y Álzaga (1794-1872), nacido en Arrazola (País Vasco, España).

Por otra parte, se sabía que el Colegio María Auxiliadora había comenzado a funcionar en 1894, pero de acuerdo a la nota enviada por Uribelarrea, ya en 1891 había un establecimiento en pleno funcionamiento, incluso con caballerizas para los alumnos que venían desde lejos.

La nota manuscrita de Uribelarrea describe que había 109 construcciones y 321 habitantes (146 varones y 145 mujeres). La gran mayoría (235) eran solteros frente a 46 casados y 10 viudos; en tanto que 148 sabían leer y escribir y 173 no tenían instrucción básica. En cuanto a la nacionalidad, había 158 argentinos, 64 italianos, 16 españoles, 2 franceses y 1 alemán. Aguilar, Aguilera, Blanco, Bustos, Cagnoli, Corbalán, Del Valle, Farías, Garay, García, González, Lázaro, Malaúndez, Manzino Marengo, Medina, Negro, Ovando, Pavón, Senas y Suárez eran algunos de los apellidos más repetidos en esos tiempos fundacionales.

Germán Hergenrether


InfoCañuelas agradece la colaboración prestada por la auxiliar de la Biblioteca de la UNLP, Carolina Gambier; y de la encargada del proceso de digitalización, Delfina Pavón.

Escrito por: Germán Hergenrether