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22 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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La Biblioteca Sarmiento y el Café Literario Silencio y Voces buscan publicar la obra completa de Guillermo Etchebehere

El proyecto editorial en homenaje al gran poeta cañuelense surge a 106 años de su nacimiento y a 45 de su muerte.

Etchebehere y uno de sus libros.

Al hablar de identidad, son muchas las cosas que nos identifican, sin intencionalidad olvidamos la Literatura, caemos en parcialidades y olvidos. Hace muchos años que desde Los Uncalitos proponemos la edición de las obras completas de un poeta, quien como ningún otro, dejó en sus versos una marca profunda. Ha sido Guillermo Etchebehere un autor extraordinario, y un desaparecido del parnaso de las letras. Su obra que conjuga lo social, el trabajo de la región, los orígenes a punto de perderse. Creo que las acciones que iniciamos plasmadas, por ejemplo, en la denominación del barrio donde desarrollamos desde el ámbito privado múltiples actividades culturales con su nombre, un barrio de Cañuelas con nombre de poeta, es parte de la belleza que se despliega ante nosotros y nos identifica.

No fueron buenos los vientos, aun así, insistimos porque creemos que el arte no es para unos pocos es para todos. Y lo que no sé conoce no puede valorarse. Los años pasan, vemos muchas ediciones de autores locales, muchas con ayuda de la Municipalidad de Cañuelas. Ahora me dirijo al corazón de los escritores locales, trabajemos juntos por la edición de la obra de Etchebehere, un espacio para quien ya no puede hablar y nos ha dejado el goce infinito de sus versos.

Susana Frasseren

Yo digo que es el poeta cañuelense de todos los tiempos, no por ser el mejor –es muy personal- sino porque está en el pasado, en el presente y en el futuro. Sus poemas hablan de algo propio de Cañuelas, que puede sentir tanto el local como el que viene, el paisaje y la gente moviéndose y creciendo.

A quince años de la publicación de su biografía en InfoCañuelas hay quien que la sigue copiando y subiéndola a las redes, sola o con las milongas que musicalizó Yupanqui. Hasta la última obra de teatro de Arturo Bonín donde versos de Etchebehere ya aparecen en la sinopsis. Son pocos los poetas que a 45 años de su muerte siguen hablando. Nosotros tenemos a Etchebehere.

Estamos evaluando la publicación en dos o tres editoriales con buena distribución en la Capital. La idea es lograr una base 500.000 pesos para arrancar con una edición de trescientos ejemplares. Para lo que proponemos dos colaboraciones: una de 5000 pesos, con la que se compra el libro completo, y otra de 2500 que compra la mitad, con la posibilidad de pagar el resto después. En ambas se ayuda a la edición total, cuyo remanente inicial se distribuirá gratuitamente en las escuelas y bibliotecas de Cañuelas, y luego en librerías de CABA. También se aceptan donaciones extraordinarias, y otras ideas para difundir su obra.

La edición en papel de su Poesía Completa (que es toda su obra), tendrá alrededor de 350 páginas, y contendrá sus cuatro libros, su biografía, un puñado de poemas inéditos y una carta autobiográfica que le escribió al poeta Mario Jorge de Lellis donde Etchebehere cuenta su vida hasta 1956, año de la publicación de su último libro.

Datos de la cuenta para la transferencia: CBU 0070391630004011478246, Alias: BIBLIOTECACOLECTA. Cuando se haga la transferencia, enviar nombre y apellido al WhatsApp 2226 522972.

Juan Manuel Rizzi


QUIÉN ES ETCHEBEHERE

Guillermo Esteban Etchebehere nació en Cañuelas el 18 de junio de 1917. Hijo de Guillermo Primitivo Etchebehere y Enriquetta Bottero, y hermano mayor de Raúl Enrique, Ademar José y Marta Arregui. A sus nueve años falleció su padre, por lo que tuvo trabajar para ayudar en su casa.

“Tenía menos de 10 años -le escribió a Mario Jorge de Lellis- cuando murió mi padre –una muerte infinita, una de esas muertes que nunca cicatrizan– cuando de golpe debí convertirme en el ‘hombrecito de la casa’ y fusilar los barriletes, las bolitas y los zancos. Ganar el pan, para que mis hermanos más pequeños no dejaran de ser niños8. Me convertí en repartidor de un pequeño almacén de mi pueblo. Recorriendo las casas en procura de ventas, hablaba y hablaba con la gente, incluso con las pupilas del prostíbulo (yo necesitaba vender y ellas también compraban) ¡Cuántas cosas hermosas y tremendas aprendí entonces!”.

Finalizó sus estudios primarios en la Escuela N°1 del partido de Cañuelas, los únicos que logró consumar en un pueblo aún sin escuela media. La biblioteca popular y su director, Carlos Vega, fueron el alimento complementario para un joven con aspiraciones universales.

Alrededor de sus dieciocho años Guillermo Etchebehere comenzó a trabajar en Capital Federal, y poco más tarde emigra. En 1940 editó su primer libro, “Pulso de la tierra”, con poemas escritos desde sus veinte años. En 1943, junto con el grupo de intelectuales y artistas Lilulí, publicó su segunda obra “Jornada del hombre”.

Uno de los precursores de la literatura infantil en Latinoamérica, el temperlino José Sebastián Tallón, lo estimuló a presentar su siguiente publicación, “La semilla del viento” en el Concurso Municipalidad Ciudad de Buenos Aires, augurando su premiación. Un jurado integrado por Leopoldo Marechal y otros escritores otorgó al cañuelense el primer premio en poesía del año 1947, quedando en segundo lugar el libro “Otoño imperdonable” de María Elena Walsh.


La Nación, 1948. Archivo Biblioteca Sarmiento.

El poeta con este libro -digitalizado para esta Biblioteca- define su ubicación y sus temas literarios. Las tentativas líricas, los pulsos terrestres de sus primeros poemas, son devueltos a plena luz solar: los campos de su lugar tutelar, los hombres que se mueven y trabajan sobre la tierra, los animales, la siembra, una semilla cósmica que muere y renace en un aliento poético inacabable.

Un silencio editorial de nueve años siguió a esta publicación, aunque se verifique que hacia 1948 el autor ya trabajaba en los poemas de “La lumbre permanente” (1956). La madurez de esta última entrega, aún no se encuentra del todo valorada. Atahualpa Yupanqui fue uno de los que encontró en este libro una cumbre del verso popular y metafísico, musicalizando tres de sus décimas en dos milongas: “La mano de mi rumor” y “Memoria para el olvido” en el disco “El canto del viento” (1980).

Debido a sus hábitos de fumador, en 1976 le diagnosticaron un aneurisma abdominal que se intervino en la Clínica Marini. Dos años después, en junio del 78, volvió a la clínica por un malestar en el pecho y el abdomen, y a las pocas horas fue dado de alta. Guillermo Etchebehere falleció súbitamente ese mismo día, el 2 de junio de 1978, con el alta médica y luego de que sus amigos y familiares anunciaban que se encontraba fuera de peligro. Sus restos se encuentran en el cementerio municipal de Cañuelas.

Extracto de la biografía publicada en la Biblioteca Digital de Cañuelas.

MI CASA CAMPESINA

I
Hoy otra vez estoy aquí mirando el campo
y descubriéndolo de nuevo, porque siento
que en el instante en que lo miro tiene origen
la eternidad de su infinito nacimiento.

Nunca había visto el trebolar de aquel potrero,
ni esa torcaz en ese aromo,
ni aquella nube apresurada, ni estos surcos,
ni ese compendio semental que exhibe el toro.

Estoy aquí, frente a la luz que me organiza
desde que dos cariños juntos me fundaron,
estremeciendo mis raíces campesinas
con la presencia del milagro.

Cada minuto transcurrido
marca el principio innumerable de la hierba.
Se hinchan las ubres con los ríos de la leche,
y el mismo brazo que hace espigas en la avena
custodia el vientre de las vacas fecundadas
y va ensanchando la mañana por la tierra.

Está golpeándome las sienes
la incontenible parición que me rodea.

II
Con los sentidos en desorden,
entre la alegre insurrección de las calandrias,
por un camino que me invento caminando
regreso al patio de la casa.

Y aquí está el perro junto al banco del abuelo
como una sombra con mirada.
Y allí el antiguo limonero y sus limones
condecorando la mañana.
Y allá un incendio de geranios, y las voces
de mis hermanos que me nombran y me aman.

Y en todas partes, desde el fuego a los manteles,
desde el rosal hasta las sábanas,
está la sombra de las manos de mi madre
como en el aire está la sombra de las alas.


III
Que siempre toque mis palabras
este armonioso acontecer de lo pequeño.
Quiero estar cerca de la flor y la sonrisa,
quiero vivirme entre ese fuego,
porque amo todo lo que lleva en sus arterias
la silenciosa muchedumbre de lo eterno.

La semilla del viento (1947).

EN PREDIOS ESTRIDENTES Y LEJANOS

Coronado de inviernos y veranos
era un dios terrenal, un tronco vivo
justificando su terrón nativo
con testimonio de sudor y manos.

Un día de rencor definitivo
abandonó la azada y sus hermanos,
y en predios estridentes y lejanos
echó a vivir su corazón furtivo.

Sereno fluye el río de su vida.
Fácil el pan, fácil el vino, extraña
la niebla pertinaz de la pobreza.

Pero en su soledad reverdecida,
el grito de la tierra lo acompaña
como un árbol hundido en la cabeza.

La semilla del viento (1947).

LA MALTRATADA ESPERA DE MI GENTE

Huele a raíz el gozo que sustenta
las ubres del ganado. Corrobora
su obstinación de pájaros la aurora.
Forja el maizal si prédica opulenta.

La brisa en las acacias se impacienta,
en el azahar del huerto se demora
y con plumón de cardo condecora
la arcilla fantasmal de una osamenta.

Mientras el campo entero se levanta
y ríe y llora y nace y muere y canta
de pie en su propia plenitud serena,

la maltratada espera de mi gente
seca el cansancio antiguo de su frente
parada en medio de la tierra ajena.

La lumbre permanente (1956).

Escrito por: Juan Manuel Rizzi