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22 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Mujeres cañuelenses: Elsa García, la primera periodista

Hija de uno de los creadores de Molino Cañuelas, fue articulista de La Prensa y fundadora de la revista Blanco y Colorado. En 1979 provocó el desplazamiento de un intendente militar.

Elsa García. Foto archivo María Lydia Torti.

Siempre admiré a Elsa García, mujer de costumbres avanzadas para la época. Inteligente, culta y redondita como un barrilito de cerveza. 

Provenía de una familia de buenos recursos económicos. Era hija de Don Luis García, uno de los dueños del Molino Cañuelas, en sus comienzos.

Charleta, simpática, pero muy simplota. Vestía batones amplios, que cubrían sus redondeces y sus anteojos de pequeño marco eran los que marcaban su personalidad. Ágil de memoria, tenía mucho carácter. Discutir con Elsa no tenía sentido, porque siempre ganaba la partida.

Vivía en una casona esquinera de la calle Alem y Rivadavia; propiedad que actualmente deslumbra con sus hermosos salones, parque y piscina.

Elsa fue la Primera Periodista Cañuelense. Sus artículos, notas, cartas eran publicados constantemente en La Prensa, pero también fundó la revista Blanco y Colorado, corazón del Club Cañuelas (1944-1945). Esta publicación poseía un buen nivel periodístico con muchas misceláneas que reflejaban a la perfección la vida poblana de esa época.

En 1979, en plena dictadura, se animó a publicar cartas en el semanario local El Ciudadano, cuestionando al intendente de ese momento, Ernesto López Freire. “Se necesita un intendente” tituló de manera atrevida en una de ellas, poniendo en tela de juicio la gestión del mandatario militar en un período en el que esa clase de audacias podía pagarse con el destierro o la vida. 

Su prosa -desafiante, aguda y valiente- tuvo eco positivo: López Freire presentó la renuncia, dando lugar a la asunción del Dr. Roberto Herrera Lizarralde. 

Amante de los deportes, era cronista de los partidos de fútbol del Club Cañuelas, entidad de la que siempre fue socia y miembro de su comisión directiva.

Poco coqueta y hasta un tanto varonil, luchó siempre con ideas creativas por el desarrollo del Club Albirrojo.

Con el tiempo, ya anciana, al morir sus hermanas quedó sola en un departamento de la calle Del Carmen. Sus sobrinas la trasladaron a un geriátrico de Buenos Aires.

Elsa fue una bandera de la pluma de esta Ciudad y ha vencido al olvido. Vivirá eternamente en nuestra memoria, con admiración y respeto.

María Lydia Torti
Escritora.

Escrito por: Prof. María Lydia Torti