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25 de febrero. Cañuelas, Argentina.

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Ramón T. García: era nieto del Dr. Acuña, dirigió el diario El Argentino de La Plata e impulsó la Escuela de Periodismo

Fue amigo y protector del pintor Emilio Pettoruti. Al momento de su muerte era director de la sucursal platense de La Prensa.

Ramón T. García en 1950.

Entre los hijos de Cañuelas hay uno que merece un lugar de honor por su contribución al periodismo profesional y a la cultura: Don Ramón T. García, director del diario El Argentino de La Plata durante tres décadas, impulsor de lo que hoy es la Facultad de Periodismo de la UNLP, docente, fundador del Rotary Club platense y padrino de artistas y escritores.

Ramón Tomás Manuel García -tal su nombre completo- nació en Cañuelas el 29 de septiembre de 1889. Era hijo de Tomás, casado en segundas nupcias con Manuela Acuña, y nieto del Dr. Manuel Acuña, el primer médico diplomado que ejerció en el partido. Tuvo dos hermanos: Elena María y Ernesto Juan.

No hay datos precisos sobre los años que residió en Cañuelas. En la partida de nacimiento el jefe del Registro Civil, Emiliano Gascón, solamente consignó que Ramón llegó al mundo “en la casa de la calle Del Carmen”. Los testigos de la inscripción fueron su tío Alfredo Acuña y el comerciante Dionicio Causit.

El padre de Ramón, que había sido empleado de la Dirección Provincial de Rentas y del Banco Provincia, murió en 1894, cuando el futuro periodista tenía apenas cinco años. Luego de tramitar una pensión por viudez, Manuela abandonó Cañuelas junto a sus tres hijos y se instaló en la nueva capital de la Provincia.

Ramón cursó sus estudios en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata y luego, tal vez siguiendo el mandato de su abuelo médico, ingresó a la Facultad de Medicina, carrera que abandonó para dedicarse de lleno al periodismo. Se cree que en este cambio vocacional influyó un pariente, el Dr. Tomás R. García (1861-1917), un destacado dirigente político, diputado, ministro de Gobierno, historiador y escritor platense que da nombre a la calle 61.

En plena adolescencia Ramón empezó a trabajar en el diario El Argentino, fundado en 1906. En 1917 asumió la dirección, función que desempeñó hasta fines de la década del ´40, cuando el matutino pasó a otras manos.

Casado con Lía Josefa García (1892-1980), tuvo cuatro hijos: Mario Alberto, que fue Secretario de la Dirección del diario “La Prensa” de Buenos Aires; Ramón Ismael, Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial de La Plata; Lía Elena García de Merlo, y María Haydée García de Garriga. 

El edificio de El Argentino, en calle 49 entre 4 y 5, donde funcionaban la redacción y la imprenta. Foto de José Krakover.
 

Maestro de periodistas


En el libro Doce personalidades del siglo, editado en 1982 con motivo del centenario de La Plata, hay una cálida semblanza de García elaborada por la escritora, poeta y abogada Dra. Amalia Alcoba Martínez: “Silencioso y observador, el Director aparecía de improviso en la Sala de Redacción y vigilaba todos los detalles. Si encontraba algo que no satisfacía plenamente su estricta concepción de la tarea, llamada a su despacho al responsable de la falta y le explicaba los motivos que fundaban su desacuerdo, siempre con voz muy baja, con invariable amabilidad y dispuesto al diálogo iluminador. A la hora pertinente, cuando el diario estaba preparado para imprimirse, lo revisaba pluma en mano, y corregía acá y allá, toda expresión o palabra que le parecían inadecuadas, a la búsqueda de la pulcritud que lo caracterizaba; y, alguna vez, por ello, se retrasó la salida del diario. Él no le daba importancia a la demora porque lo principal era que el diario apareciera en óptimas condiciones. No tenía ese sentido agresivo de la competencia comercial, típico de los hombres de negocios” (1).

“Es digno de recordarse el entredicho que sostuvo El Argentino con los vendedores de diarios que quisieron aumentar el precio del ejemplar a diez centavos (16-111-46). Se debatió desde sus páginas acerca de los inconvenientes de la medida y la posición del diario se mantuvo vigorosamente, en defensa del interés de los lectores. Después de muchos días de polémica, se llegó a la transacción de cobrar dos centavos y medio el ejemplar, lo que significaba un veinticinco por ciento de aumento sobre el precio de ese momento” agrega la reseña de Alcoba Martínez.

De tendencia liberal conservadora y aliado del gobernador Marcelino Ugarte, El Argentino fue crítico del incipiente movimiento obrero de Berisso aunque también denunció el manejo de las grandes empresas. En 1917 reveló que el frigorífico Swift a lo largo de varios años había falseado los volúmenes de exportación defraudando al fisco nacional en una cifra millonaria. Las publicaciones del matutino platense con Ramón T. García en su primer año de director, motivaron la apertura de una causa en la justicia federal y la designación de un perito contador (2).  

En 1917 un joven Ramón T. García fue retratado en la revista Fray Mocho por haber destapado el escándalo de la empresa Swift.

En materia cultural El Argentino tuvo una presencia extraordinaria. Por los años ´30 en su edición dominical ofrecía una sección literaria en la que colaboraron autores como André Maurois o Pío Baroja junto con otros argentinos o extranjeros desconocidos. 

“Para descubrir méritos, Ramón T. García tenía un sentido muy aguzado y aceptaba colaboraciones, sin ningún tipo de prejuicio, basado solamente en su criterio para discernir cuáles eran valiosas y cuáles no lo eran. El caso del novelista español Camilo José Cela es un ejemplo notable. Empezó publicando sus trabajos en El Argentino, cuando era un principiante y mucho antes de ser académico de la lengua. Esto fue reconocido, años después, por el propio Cela, en un reportaje donde señaló el aliento que significó para él, ser recibido y apoyado por el diario platense” (3).

Otro ejemplo significativo fue el de Emilio Pettoruti: cuando regresó al país, en 1923, ya consagrado en Europa como pintor vanguardista, fue rechazado por los círculos culturales de argentina y la crítica especializada. “A pesar de ello, Pettoruti decidió quedarse en La Plata por razones afectivas de familia y, realmente, su estada aquí hubiera resultado un verdadero ostracismo para él, si no hubiera contado con la ayuda cordial y persistente del Director de El Argentino, quien le proporcionó el último piso del edificio del diario, en la calle 49, donde el artista pudo instalar su taller y continuar su obra creadora, en un ambiente grato”. (4).

En 1930 Petorutti fue nombrado director del Archivo de Arte de la Provincia. Dos años más tarde, durante la gobernación del conservador Federico Martínez de Hoz, el consagrado artista fue echado y remplazado por el profesor de guitarra Luis Verón, lo que generó un fuerte movimiento de repudio encabezado por El Argentino. “El diario de García defendió su situación, con ahínco e intensidad, en una campaña publicitaria sin precedentes, donde demostró la falacia e injusticia de la decisión gubernativa. El prestigio y el respeto que merecía El Argentino determinó que el poder público modificara su actitud, reponiendo al damnificado en su puesto. El comportamiento de Ramón T. García en esta oportunidad, cobra especial relieve porque él participaba, en ese tiempo, del movimiento político gobernante, lo cual no obstó para que se decidiera por la justicia, sin parar mientes en compromisos o simpatías ideológicos” (5).

Ramón T. García junto al presidente Ramón Castillo en 1943. Foto gentileza Luciana Galli y Pablo Kersfeld, Rotary Club de La Plata.
 

Figura de la sociedad platense


En paralelo a su labor periodística, en 1925 García fue socio fundador del Rotary platense, que en este 2025 celebrará su centenario. En 1965, con motivo del cuadragésimo aniversario de la entidad, recibió un cálido homenaje de sus camaradas. 

“Sencillo en sus continuas manifestaciones, entra al recinto de nuestras cenas casi sin ser visto, saludando en voz baja, tendiendo su mano sin efusiones pero con sincera cordialidad. En la mesa su diálogo parece siempre íntimo. Pero si bien su voz no resuena ni sus ademanes son ostentosos, cuando está ausente en las reuniones, más que no verlo, dejamos de sentirlo con nosotros. Si se ve forzado a dirigimos la palabra, al ir hacia la cabecera, toda su sencillez parece estar implorando disculpas por haber cortado la amable camaradería. Y cuando plasma el silencio en que se lo escucha, su voz comienza con lo más cercano a la nada sonora que percibe el oído y el silencio es tan denso y su palabra tiene tanta vibración espiritual, que todos lo oímos” describió el rotario Julio Painceira. (6).

Ramón T. Garcia fue tres veces presidente del Círculo de Periodistas de La Provincia. Foto gentileza Roberto Abrodos, coleccionista e historiador de La Plata.

Otras de las instituciones que lo tuvieron entre sus filas fue el Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires, cuya presidencia ejerció en tres períodos (1921-23, 1923-25 y 1929-31). Durante su actuación fue uno de los impulsores de la creación de la Escuela de Periodismo, surgida allá por 1934 como resultado de los cursillos sobre temas del oficio. El éxito y repercusión de esos talleres fue el incentivo para la creación de la Escuela, que contaba con profesores procedentes de la Facultad de Humanidades y C. de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y del Círculo de Periodistas. Ramón T. García fue el creador de la cátedra “Reportajes y redacción de noticias” y profesor durante veinte años en esa asignatura de gran valor práctico para la gente de prensa. La Escuela evolucionó y creció hasta convertirse en la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (hoy Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación).

En 1946, con la venta de El Argentino, Ramón T. García continuó algunos años como columnista del diario La Prensa de Buenos Aires. En 1956, ya jubilado, retomó la actividad como director de la sucursal La Plata del diario de los Gainza Paz por pedido de su hijo, que era secretario de Dirección en la sede central. En esa época también ingresó a la sucursal el nieto de Ramón, Mario Augusto. Por un cierto tiempo las tres generaciones de los García convivieron en la misma empresa periodística.

Conferencia de García en La Prensa, 7 de junio de 1963. Gentileza Hemeroteca de la Biblioteca Pública, UNLP.
 

La lupa sobre el poder


El 6 de junio de 1963, en la víspera del Día del Periodista, García fue convocado para brindar una conferencia en el salón de actos del diario La Prensa en la Av. de Mayo, ante una multitud de figuras de la sociedad porteña. Allí desarrolló su visión de un periodismo que ya casi no existe, ejercido como contrapeso del poder.

“Entre las deformaciones de concepto originadas en la idea de transferir al poder la fiscalización de los diarios, ha surgido el error, a veces inocente y a veces interesado, de considerar al periodismo un servicio público, lo que ha dado lugar a las más peregrinas especulaciones y teorías regimentarias y confusionistas. No debemos admitir la corriente dialéctica de incluir a los periódicos entre los servicios destinados a la colectividad, susceptibles de caer bajo el poder de policía del Estado, cuyos extremos se comprueban en la Italia fascista, la Rusia soviética, la Alemania nazi, la España franquista, la Argentina de la tiranía y la Cuba castrista. Ellos invocaron la teoría del servicio público, diabólico acento de su avance sobre la libertad”, expresó. (7).

“El periodismo –agregó ese día– es una disciplina al servicio del interés público, que nace del derecho del pueblo ´a saber de lo que se trata´; importa un estado de espíritu atento a sus demandas para contener los excesos del poder en defensa de los fueros de la población”.

“Debemos encontrar –concluyó el maestro– la forma de adecuar en las escuelas el ambiente de disciplina, agilidad y destreza requeridos para el ejercicio del periodismo, que se mueve en el torbellino e la actualidad candente, dentro de la cual los acontecimientos se sobreponen, desafiando sin tregua a los noticieros y redactores, cuya vigilia permanente perfila los caracteres y define los rasgos de la profesión. Acoger a los que demuestren verdadera vocación para el alegre sacrificio de mantenerse siempre despiertos, desarrollar el espíritu de observación en el conocimiento y trato de las personas; guardar la perspectiva individual ante las cosas, los hechos, los hombres y las ideas; cultivar el arte de escribir periodísticamente –distinto a otras formas literarias, por orden, desarrollo y contenido–; obtener una sólida instrucción cívica, como también de la historia nacional, las instituciones y garantías de la libertad y una severa formación ética en el culto del patriotismo, la verdad y el honor”.

Ficha del ingreso de Ramón T. García a Brasil en 1950. Allí figuran su lugar de nacimiento y sus padres, Tomás y Manuela Acuña. Archivo Consulado de Brasil en Buenos Aires.

Ramón T. García murió el 21 de febrero de 1969, víctima de un paro cardíaco, en su casa de la calle 54 Nro. 932, frente a la plaza Moreno y la Catedral. Sus restos fueron inhumados en el cementerio municipal.

Mario Augusto García, ya retirado del periodismo (formó parte del staff de La Prensa hasta finales de la década del ´80) tiene recuerdos vívidos de su abuelo, que coinciden con la descripción de sus biógrafos. “Era un hombre muy sereno y muy serio, callado, de caminar cansino. No le gustaba para nada el protagonismo y solía agarrarse alguna rabieta cuando las cosas no estaban como correspondía”. A modo de ejemplo cuenta que siendo un niño fue a su casa para armar un barrilete que luego remontaría en la plaza de enfrente. “Cuando dejaba las cosas desordenadas, me reprendía. ´Muchacho, eso no se hace, podés usar las herramientas, pero tenés que dejar todo como lo encontraste...´“.

Mario tampoco olvida a su bisabuela Manuela, apodada ´Tita Manena´, la hija del Dr. Acuña que murió en La Plata en marzo de 1952, próxima a cumplir 105 años. “Yo tendría 5 ó 6 años, solía visitarla cuando ya estaba en cama, postrada pero muy lúcida. A mí, que era el bisnieto mayor, siempre me decía: ´Abrí el cajón de abajo del ropero´. Ahí guardaba una caja de caramelos de dulce de leche Cremalín para que yo los repartiera entre mis primos”.

Manuela Acuña, a la derecha, en una publicación de la revista The Rotarian (1948), con motivo de sus 101 años.

Fuentes
(1, 3, 4, 5, y 6) Doce personalidades del siglo, SADE La Plata, 1982. Págs. 123-136. Digitalizado para InfoCañuelas por la Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de La Plata.
(2) Revista Fray Mocho Nro. 257, 30 de marzo de 1917. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
(7) Diario La Prensa, página 3, viernes 7 de junio de 1963. Artículo “El periodismo en el celo del poder” que luego fue editado como folleto. Digitalizado para InfoCañuelas por Carlos E. La Rosa Sarabia, referencista de la Hemeroteca de Biblioteca Pública, Universidad Nacional de La Plata.

Escrito por: Germán Hergenrether