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22 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Vicente A. Peluffo, el hombre que creó el barrio parque en La Garza Mora

Fue ingeniero agrónomo, aviador y productor agropecuario, hijo de uno de los primeros botánicos del país. Su familia lo recuerda como una persona laboriosa para quien “tomarse vacaciones era perder el tiempo”.

Vicente A. Peluffo. Foto familiar.

“¿Cuál es la casa de plantas y semillas más antigua y acreditada por la calidad de sus productos? Voto por Vicente Peluffo y Cía.” rezaba una publicación de la revista Radiolandia de 1936. En la época era frecuente encontrar los avisos comerciales de Peluffo ofreciendo sus semillas y frutales con la imagen de un durazno.

Fundada en 1870, la semillería y vivero de Don Vicente Peluffo fue la más importante de comienzos del siglo pasado, dedicada a la introducción, cultivo y estudio de semillas y plantas frutales. El fundador fue un inmigrante genovés autor de manuales que durante décadas fueron consulta obligada en las facultades de agronomía, entre ellos el “Catálogo de plantas bulbosas tuberculosas y rizonantes” (1885); “El jardinero ilustrado” (1886) escrito en colaboración con Fernando Mauduit; y “Arboricultura argentina: apuntes generales sobre arboricultura frutal, florestal y de adorno” (1905).

La semillería poseía una sede central en calle Alsina 201 de la Capital Federal; un jardín de ensayos y aclimatación en la calle México esquina Pichincha; y un vivero de 140 hectáreas en Morón.

En 1882 Vicente obtuvo la medalla de oro en el Primer Concurso Nacional de Floricultura, por su colección de rosas y peonías; y en 1904 ganó varias medallas en la exposición nacional de frutas por sus membrilleros, durazneros y otras especies.

El vivero de Peluffo, en Morón.

En 1887 el presidente Miguel Ángel Juárez Celman lo designó en una comisión especial junto a Carlos Reig, Eliseo Marenco y José Huergo con el objetivo de proponer al Poder Ejecutivo Nacional medidas que impidieran la propagación de la Phylloxera Vastatrix, la plaga de los viñedos. Posteriormente colaboró activamente con la Universidad de Buenos Aires proveyendo semillas para una serie de estudios sobre forrajería. 

“Por buena que sea la alfalfa, no deja de ser siempre alfalfa, y los animales, lo mismo que los hombres, necesitan para estimular el apetito, variedad en la alimentación. Estas consideraciones han inducido a ciertos estancieros progresistas a hacer ensayos de mezclas de semillas de varias gramíneas, leguminosas y otras para sembrar grandes extensiones de tierras de pastoreo; y estos ensayos, hoy regularizados por experimentos repetidos, han permitido la formación de varias mezclas apropiadas cada una a una región diferente por su clima, por la calidad de sus tierras, por su grado de humedad atmosférica o subterránea, etc. Encabezando este útil movimiento viene el señor don Vicente Peluffo, a quien la agricultura le debe ya muchos adelantos” destaca Godofredo Daireaux en su libro “La cría del ganado en la República Argentina: Manual del estanciero (1900).

Don Vicente murió el 18 de septiembre de 1915. Nueve años entes, en 1906, nacía su único hijo varón, bautizado Vicente Antonio, quien se haría cargo de la empresa familiar al tiempo que se convertía en ingeniero agrónomo.

Vicente Peluffo y Vicente Antonio

Los gobiernos nacional, provinciales y municipales, los estancieros y los paisajistas -entre ellos Carlos Thays- eran los principales clientes de la semillería. Con la crisis del ´30 comprar árboles y flores dejó de ser una prioridad y la empresa fue liquidada. Los empleados más viejos fueron a parar a la Casa Diharce, otra afamada semillería que sobrevivió a la debacle económica.

Cuando el negocio familiar desapareció Vicente Antonio se dedicó a la ganadería (su familia tenía el campo El Pequén en la provincia de San Luis) y a los loteos en la provincia de Buenos Aires. Primero hizo uno en General Rodríguez (Barrio Parque Rivadavia) y luego impulsó el de Cañuelas.

En la década del ´40 floreció en el área metropolitana un nuevo tipo de urbanizaciones (los barrio parques) que combinaban la residencia de verano o de fin de semana con la oferta deportiva o paisajística. Destinada, inicialmente, a los sectores medios y altos, este tipo de loteos se extendió hacia el sur con la pavimentación de las rutas 3 y 205; y la extensión de las líneas de colectivos, como el Expreso Liniers, que llegó a Cañuelas el 9 de julio de 1939.

Vicente A. Peluffo junto a integrantes del centro de estudiantes de Agronomía. Foto: La Prensa.

Utilizando parte de la fortuna recibida por la extinta semillería, hacia 1940 Peluffo le compró a la viuda de Grassi un total de 134 hectáreas de la chacra Santa Clara ubicadas en el km. 56 de la Ruta 3. El remate de las primeras 100 parcelas se realizó en 1946 y mientras la empresa constructora de Tito Garavaglia edificaba los chalets de ladrillos a la vista, Peluffo tuvo la idea de jerarquizar el complejo con una estación de servicio, una usina eléctrica, hostería y restaurante bautizados “La Garza Mora”. La inauguración de todo el conjunto se realizó el 10 de agosto de 1948.

En 1940 Peluffo se había casado con María Susana Inchauspe, con quien tuvo cinco hijos: Vicente Martín (abogado), Arnado Luis (ingeniero Agrónomo), Diego Pedro (doctor en Ciencias Económicas, superintendente de Seguros de la Nación en la Presidencia de Raúl Alfonsín), Mario Roberto (ya fallecido) y Marcos Hernán (ingeniero Agrónomo).

Peluffo recorría sus campos en su propio avión. Foto familiar.

“Yo estaba en el colegio cuando papá hizo La Garza Mora. Fue todo bastante rápido, vendía los lotes, los urbanizaba, a veces construía los chalets y los vendía. En el de Cañuelas le agregó una hostería, restaurante y estación de servicio para darle más calidad” cuenta a InfoCañuelas Vicente Martín, el mayor de la tercera generación de los Peluffo en la Argentina. Desde Pilar, donde reside actualmente, confiesa que no tiene muchos recuerdos del barrio parque pero que le gustaría visitar aquel restaurante en el que estuvo por última vez siendo un niño. “Los Massara (administradores durante décadas) tal vez se acuerden de mí como un chiquito de pantalón corto”, bromea.

Poco a poco Peluffo fue dejando la actividad de los loteos para dedicarse a la administración de los campos de su esposa, repartidos entre 9 de julio, Carlos Casares y Trenque Lauquen. “Esos campos fueron distribuidos entre los cuñados y papá quedó más abocado al de Trenque Lauquen. En 1956 fundó una sociedad llamada Vaqueros que llegó a cotizar en bolsa” agrega Vicente Martín.

Peluffo en su casamiento con María Susana Inchauspe.

La administración de los campos en el interior bonaerense lo obligaba a recorrer grandes extensiones y por eso se convirtió en piloto de aviones ligeros. Tuvo su propio Cessna 182 matrícula FZD. “Foxtrot - Zulu - Delta... Todavía me acuerdo cuando pedía permiso para aterrizar” cuenta el hijo del aviador.

Sobre la personalidad de su padre, destaca que “era una gran persona, pero muy exigente. Nos exigía estudiar mucho. Para él las vacaciones eran una pérdida de tiempo. Sus consejos fueron muy útiles, tanto que no solamente mantuvimos el patrimonio recibido por el lado de mamá, sino que lo acrecentamos. Hoy en día con mis hermanos somos un importante proveedor de La Serenísima”.

A mediados de la década del 70 Vicente Antonio le cedió el control de los campos a sus hijos, con centro de operaciones en Estación Corazzi, a 25 kilómetro de Trenque Lauquen, donde se encuentra la planta acopiadora; y en la Estación La Dorita, a 20 kilómetros de Carlos Casares.

El creador de La Garza Mora y del barrio que lleva su nombre murió en 1987. Atrás quedó una vida ligada a la producción agropecuaria y también, por algunos años, a la historia del partido de Cañuelas.

 

 


Germán Hergenrether

Escrito por: Germán Hergenrether