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25 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Murió Carlos Longhitano, el hacedor del almacén “El siempre viva”

Se jubiló en 2010, luego de 77 años de actividad comercial. Marcelo T. De Alvear y Adolfito Cambiaso estuvieron entre sus clientes.

Carlos Longhitano. Archivo InfoCañuelas.

El 20 de julio se fue parte de la historia de Vicente Casares: murió Carlos Ubaldo Longhitano, cuyo padre fundó el histórico almacén “El Siempre Viva”, ubicado sobre la Av. Brown de acceso a la Autopista.

Longhitano, de 96 años recién cumplidos, se encontraba internado en el Hospital Regional Cuenca por dolencias propias de su edad avanzada. Casado con Nélida “Tita” Chiappe, tuvo dos hijos: Silvina y Oscar.

Carlos nació en Las Conchas, provincia de Buenos Aires, el 17 de junio de 1924. Su padre, Mariano, un inmigrante italiano dedicado a la carpintería, se trasladó a Cañuelas en 1927 para reunirse con sus hermanos Nunzio y Francisco, tamberos de la estancia La Primavera. Juntos abrieron un almacén de ramos generales en la Ruta 205, cerca del Vicente Casares.

Al cabo de unos años Mariano decidió independizarse, adquiriendo el almacén de Los Quintana, sobre la calle Brown, por entonces de una sola mano. El 1 de marzo de 1933 lo inauguró con su nueva denominación “El siempre viva”, en alusión a la planta suculenta resistente al sol y a la falta de humedad. Lo bautizó de ese modo pensando en algo duradero… y vaya si lo fue.

Carlos y su esposa Tita, compañera de siempre. Archivo InfoCañuelas.

Pasado un tiempo, Mariano abrió una ferretería en Monte Grande y entonces el boliche quedó a cargo de Carlos, todavía adolescente.

El Siempre Viva atravesó momentos de mucha prosperidad. En el apogeo de La Martona era la parada obligada de los carreros que llevaban la leche desde la ruta 3 hasta la planta industrial de los Casares.

Luego vinieron las épocas de las quintas de verduras y los hornos de ladrillos, con reparto incluido. También era la posta de los peones que trabajaban en las estancias de los Estrada y los Brown.

Dos clientes ilustres tuvo don Carlos en su dilatada vida comercial. En una oportunidad, luego de visitar a la familia Estrada, paró a conocer el boliche Don Marcelo Torcuato de Alvear, ya retirado de la Presidencia. El ilustre visitante paró su automóvil y bajó para conocer el interior de un típico almacén de campo. 

A Adolfito Cambiaso lo conoció de pibe, cuando el futuro astro del polo iba a comprar caramelos masticables Sugus. Ya adulto y reconocido a nivel mundial, pasó largas veladas de truco con los petiseros en las mesas lustrosas con luz amarilla y aroma a tabaco. 

El Siempre Viva funcionó entre 1933 y 2010. Archivo InfoCañuelas.

A fines de los 90, en algunas tardes de sábado, el ambiente del boliche se cubría de solemnidad con la presencia del cura “Ginio” Isotton, quien aprovechando la presencia de los parroquianos oficiaba una misa informal entre quinteros y ladrilleros que tomaban una copa. “Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”, habrá pensado el ex párroco de Fátima.

Hacia 1997, por iniciativa de la ex directora de Cultura Susana Frasseren, el edificio fue declarado “de interés cultural” y se le dio el nombre “Siempre viva” a una calle de tierra que corta en la calle Brown.

Hace una década, el lunes 30 de agosto de 2010, don Carlos Longhitano atendió por última vez, antes de entregar la llave y el fondo de comercio a un nuevo propietario. Luego de 77 años de mostrador, llegó el momento del merecido descanso. La historia del pueblo de Vicente Casares guarda un lugar para él.

Escrito por: Redacción InfoCañuelas