Hasta la noche del sábado 27 de noviembre Claudio Daneff no había combatido nunca como profesional en su ciudad natal. A la inversa de muchos púgiles que construyeron sus carreras en sus inicios con el cobijo de su gente, a Chaíto le tocó llegar al primer nivel del boxeo nacional pelando de visitante o en rings neutrales. Haciendo su primera defensa del título argentino que consiguiera en el pasado agosto, el púgil cañuelense pudo pelear ante su gente que colmó las instalaciones del Club Juventud Unida.
Y en ese contexto, Daneff no dejó dudas en su primera exposición del cetro. Ante un rival enjundioso y difícil que intentó enturbiar el trámite a riesgo de producir pasajes deslucidos de combate, el boxeador cañuelense dominó de principio a fin la pelea sin ceder rounds.
De entrada “Chaíto” impuso condiciones y marcó la pauta de lo que sería el pleito. En un cruce sorprendió con un derechazo quirúrgico a Pérez que lo depositó en la lona en el primer asalto. A partir de ese momento el boxeador visitante comprendió que darle espacios a Daneff iba a resultar letal para sus intereses y decidió modificar su estrategia inicial de emplear una táctica contraofensiva.
Luego de la zozobra inicial, el salteño con un boxeo desprolijo -en donde acometía con la cabeza como ariete o empellones - intentaba acorralar al local para quitarle espacios. Pero Daneff es un boxeador dúctil en el contragolpe y en muchas oportunidades conseguía filtrar sus manos ascendentes para llegar a la humanidad de Pérez y complicar su estabilidad. Cuando conseguía salir del asedio, Daneff aplicaba un trabajo certero a los planos bajos que además de sumar desde lo aritmético, le quitaba resto físico a un púgil que encontraba en su despliegue su mejor arma para complicar.
Planteado así el trámite de la pelea, el cañuelense fue acumulando ventajas ostensibles, ganando todos los rounds por ser más claro y aplicar los mejores golpes. Además y a medida que transcurría el combate y el castigo se hacía notorio, el visitante reducía su trabajo a cometer retiradas infracciones, amarrando y bajándole la cabeza al local hasta llegar a situaciones ridículas. Esas actitudes le valieron a Pérez dos descuentos de puntos (uno en el 5° y otro en el 6° round) que en la cuenta final vinieron a decorar una enorme ventaja en las tarjetas para el púgil del Barrio 1° de Mayo.
A pesar de su coraje y su actitud para no darse por vencido, la acumulación de golpes y el desgaste físico hicieron mella en Pérez, que volvió a caer a la lona en el séptimo asalto luego de un tremendo gancho de Daneff a la zona hepática. “Chaíto” siguió dominando las acciones y volvió a tener sentido en el último asalto a Pérez lo que motivó que el árbitro Antonio Zaragoza, le aplicara una cuenta de protección en el último asalto que pareció prematura y que en definitiva privó al local de agenciarse una victoria por la vía rápida.
Crédito: TyC Sports.
Igualmente, a pesar de la amplitud de la victoria y del buen nivel de boxeo exhibido, quedó la sensación en el estadio de que a Daneff no le quedó resto físico para ir por la definición categórica
Y aquí llegamos a un punto en el que debemos detenernos para calibrar lo que serían las posibilidades del boxeador cañuelense fuera del terreno doméstico.
Hoy la triste realidad del boxeo argentino marca que muchas de las principales figuras de nuestro medio no puedan dedicarse de manera plena a su actividad deportiva. La mayoría de los púgiles a nivel nacional tiene otro trabajo y toma al boxeo como una actividad parcial. Ergo ello implica que no pueda completar un entrenamiento adecuado donde el acondicionamiento físico sea el acorde para un deportista de alto rendimiento.
A pesar de ser campeón argentino, “Chaíto” no escapa a esa regla y un púgil que tiene condiciones técnicas para ingresar en la elite se enfrenta a limitaciones externas que condicionan su desarrollo. Si se quiere –como entendemos es el deseo de quienes manejan la carrera del cañuelense- llegar a combatir en el ámbito internacional con posibilidades, debe rodearse al boxeador de las condiciones que permitan dar el salto en un mejor contexto.
Crédito: TyC Sports.
Material hay de sobra porque Chaíto es un boxeador bien educado técnicamente, con un buen repertorio de golpes y justeza en la pegada. Cuenta además en su rincón con personas que saben mucho de boxeo (su padre Adrián y Marcelo Crucce) y la contención familiar necesaria para despegar. Pero necesita sin dudas un acondicionamiento físico acorde para darle continuidad a su buen boxeo, situación que se genera con más horas de gimnasio. Tarea para sus promotores que deben evaluar todo aquello que pueda hacerse para mejorar la proyección de un boxeador con real talento.
Fuera de ello Daneff ganó sin discusiones y consiguió una victoria que fue muy festejada por la gran cantidad de gente que se acercó a acompañarlo y que pudo presenciar por primera vez en Cañuelas la disputa de un título argentino con un hijo de la ciudad como protagonista.
Las tarjetas de los jurados reflejaron la amplísima victoria de “Chaíto” por 100 a 83, 100 a 86 y 100 a 85, para retener por primera vez el título argentino de los livianos y quedar con un record de 13 victorias, dos derrotas y un empate.
JESÚS DANEFF VOLVIÓ A LA VICTORIA
En la misma velada y en el combate de semifondo, Jesús “Chechu” Daneff volvió al triunfo al imponerse en fallo unánime al paraguayo Javier Vázquez Cabrera, ex campeón de su país. Fue un triunfo necesario para Daneff quien venía de algunas derrotas y necesitaba relanzar su carrera.
Con una presión constante y un buen trabajo a las zonas blandas, “Chechu” fue construyendo un triunfo inobjetable, superando el mejor comienzo del paraguayo quien en el primer asalto había primado con su manejo del jab. Pero con mayor fortaleza física, el cañuelense fue de menor a mayor y pasó a dominar las acciones producto de su mejor despliegue.
Crédito: TyC Sports.
Fue un muy buen triunfo luego de seis intensos asaltos (con guarismos de 59-55,58-55 y 59-55) que le permiten volver a la senda de la victoria y aspirar a conseguir combates de relieve en la categoría súper pluma.
Leonardo Garavaglia
Escrito por: Leonardo Garavaglia