Si bien nunca lo expresó en forma directa, Rolando Ponce tenía la ilusión de quedar eternamente amalgamado al Cañuelas Fútbol Club, institución a la que estuvo relacionado durante treinta años como jugador, entrenador y dirigente. Por supuesto que anhelaba descansar junto a los restos de su esposa, en el cementerio municipal, pero también quería eternizarse en el estadio Arín.
Su repentina muerte ocurrida el 7 de diciembre a causa de una complicación respiratoria derivada del Covid 19 obligó a cremar sus restos y entonces su familia tuvo la oportunidad de cumplir aquel sueño del que fueron testigos sus hijos.
“Mi papá y mi tía hablaron con Daniel Roncoli, que estuvo totalmente de acuerdo. Una parte de las cenizas quedaron en el cementerio con mi abuela y separamos otra parte para depositar en el estadio” relató Agustina Ponce, nieta de Rolando.
Este lunes 4 de enero, en la previa del partido de local que Cañuelas jugaría con Dock Sud por el ascenso, una pequeña porción de cenizas fue depositada junto al mástil de ingreso al complejo deportivo de Uruguay y San Juan.
Estuvieron Daniel Roncoli en representación del CFC, algunos miembros de la comisión directiva, representantes de la Comisión de Vitalicios (Manín Gil y Julio Del Valle) y varios integrantes de la familia Ponce.
Nacido en Cañuelas el 25 de julio de 1936, Rolando falleció el 7 de diciembre a los 84 años. Desde su rol de entrenador, fue nueve veces campeón en la Liga Local de Fútbol y fue el primer técnico que tuvo el equipo en 1975, cuando debutó en la divisional D de la AFA. Una de las tribunas del Arín fue bautizada con su nombre en 2010, cuando se cumplió el centenario del Club.
Agustina también compartió en redes sociales un video que grabó de su abuelo viajando a Rosario a fines de 2019 para ver a Cañuelas campeón.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas