En 2016, durante la fiesta de la Picada y la Cerveza Artesanal de Uribelarrea, una de las postulantes a reina fue Tamara Magalí Martínez, en ese momento alumna de quinto año del Colegio Santa María. “Su ambición es recorrer el mundo y ser feliz” anunciaron los conductores Memo Senas, Enrique Alcoba y Rodo Herrera ante la sonrisa gigante de la chica que flotaba sobre la pasarela. A casi una década de ese sueño compartido en público, a fuerza de trabajo, estudio y mucha perseverancia, la joven nacida en el seno una familia trabajadora del barrio San Esteban logró cumplirlo: acaba de convertirse en tripulante de cabina de Emirates, una de las más importantes aerolíneas del mundo.
Tamara hoy tiene 24 años y desde hace algunos meses se encuentra residiendo en Dubái, desde donde realiza frecuentes vuelos a América, Asia y Europa. Su mamá, María Elena Torres, habló con InfoCañuelas para contar el camino que decidió transitar.
“Ella siempre dijo que su sueño era viajar por el mundo. Cuando terminó el secundario realizó el curso de azafata en CEDEBA. Para ser auxiliar de vuelo hay que tener por lo menos 21 años, no perdió tiempo y empezó a cursar la Licenciatura en Gestión Aeroportuaria en la Universidad de Ezeiza. La faltan dos o tres materias para recibirse, que ahora las va a hacer online. El día de mañana, cuando ya no vuele, va a tener una profesión. También estudió inglés durante más de 10 años con distintos profesores de Cañuelas. Su primera profesora fue Alejandra Fidalgo, que ahora, jubilada y todo, me está dando un curso para que pueda manejarme con el inglés cuando viaje a visitarla”.
Antes de poder convertirse en tripulante de cabina (nombre con el que hoy se denomina a la tradicional función de azafata) hizo el curso de Auxiliar de Aeropuerto, Ventas y Carga (Check-in) y trabajó durante un año con esa tarea en la panameña Copa Airlines.
Durante los meses en los que estuvo en Copa se propuso ingresar a la aerolínea de bandera de los Emiratos Árabes Unidos, un objetivo nada simple ya que la empresa exige una elevada calificación de las postulantes y la residencia en Dubái. En junio de 2024 pasó todas las pruebas y luego de realizar varios vuelos de preparación, el 26 de diciembre recibió el ansiado diploma que la acredita como tripulante de cabina de Emirates. Fue la única argentina entre 45 graduados de Alemania, Francia, India, Reino Unido, Rumania, Ucrania, Marruecos, Turquía, Korea y Brasil, entre otras naciones.
Fundada en 1985, Emirates es la aerolínea más grande en el Medio Oriente, valorada por muchos viajeros como la mejor del mundo. Ofrece cerca de 3400 vuelos por semana desde su centro de operaciones en el Aeropuerto Internacional de Dubái. Además, es conocida mundialmente por ser la compañía con la mayor flota de aviones Airbus A380 (119 aparatos).
“Está volando mucho a Asia y Europa. Hoy (por el sábado 11 de enero) sale a la 1 de la mañana a Barcelona, de Barcelona vuela dos días a México y desde allí nuevamente a Barcelona. En noviembre estuvo en Río de Janeiro, el mismo día que corrió Colapinto, y nos mandó una foto con la camiseta argentina”, se enorgullece su mamá, que todos los días recibe amorosos mensajes de Tamara con sus itinerarios. La vio por última vez en diciembre, cuando regresó unos días a Cañuelas en vísperas de las fiestas, y la volverá a ver en junio, cuando sea su cumpleaños.
En plena adolescencia se sumaron problemas de salud que retrasaron su proyecto de vida. “Desde los 11 años sufría una taquicardia que se despertaba en cualquier momento, sin ninguna razón aparente. Al principio fue atendida por el Dr. Carlos Garavaglia de Cañuelas. En mayo del año pasado logró operarse en el Hospital San Martín de La Plata y gracias a eso, el problema cardíaco desapareció. De no haber sido por esa operación jamás se hubiera animado a radicarse fuera de Argentina”.
La familia de Tamara es oriunda de Gregorio de Laferrere. Su mamá es vendedora en una empresa de aberturas en el Km. 54 y su papá, Fabián Martínez, es chofer de colectivos. Hace 14 años se instalaron en San Esteban.
“Como madre, la admiro. En mi caso, ante el mínimo problema me bloqueo. Pero ella se propone metas y no descansa hasta cumplirlas. Luchó mucho para estar en este trabajo y no llegó por acomodo sino por esfuerzo propio, siempre estudiando más, haciendo cursos, dejando currículums en todos lados. Mientras estudiaba siempre trabajó, del trabajo se iba a la facultad con lluvia o sol, volvía a casa cerca de la medianoche... No fue todo color de rosas” dice María Elena.
El logro alcanzado en este caso es doble ya que Tamara no proviene de una familia a la que le sobren recursos. “Venimos de una clase media trabajadora y luchadora, yo apenas terminé el secundario en un colegio de adultos, el papá no terminó secundario, somos sencillos, tenemos una casa sencilla, y siempre hemos trabajado para darle una educación a nuestros hijos”.
Tamara tiene dos hermanos: Santiago (18) que tras egresar del Santa María comenzó a estudiar Administración en la Universidad de La Matanaza; e Ignacio (10) que también estudia en el complejo parroquial de Cañuelas. El menor tiene el don de dibujar aviones al mínimo detalle y le gustaría convertirse en ingeniero aeronáutico. Si sigue la inspiración de su hermana, no caben dudas de que lo logrará.
Escrito por: Germán Hergenrether