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24 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Escuela Técnica: alumnos piden rampas para un compañero que tiene movilidad reducida

Desde hace un año vienen gestionando la mejora edilicia junto con un estacionamiento para discapacitados. Hasta ahora no fueron escuchados.

Escuela Técnica 1 de Cañuelas. Archivo.

En 1964 se colocó la piedra fundamental del nuevo edificio de la Escuela Técnica Nro.1 de Cañuelas en los terrenos de Basavilbaso y Moreno. Era una obra de avanzada para la época, pero sin los criterios de accesibilidad que rigen hoy en día. En ese momento nadie imaginó que su escalera empinada o sus baños con puertas angostas serían un obstáculo para cualquier alumno con muletas, yeso o en sillas de ruedas.

Estas barreras arquitectónicas del añejo edificio se hicieron patentes cuando Matías -usaremos un nombre ficticio para preservar su intimidad- sufrió una extraña lesión en la médula que lo mantuvo nueve meses internado y lo dejó sin movilidad en las piernas. A partir de 2022 comenzó a ir a clases con bastón canadiense. Si bien los directivos le asignaron al curso un aula en la planta baja, Matías no puede participar en las clases especiales que transcurren en el auditorio del piso superior. Tampoco puede ir al colegio en silla de ruedas porque eso le impediría ir al baño. Ni siquiera puede bajarse del auto frente a la puerta del establecimiento porque la zona no está demarcada.

Cansados de esperar, esta semana sus compañeros se comunicaron con InfoCañuelas para hacer pública esta situación e intentar que algún funcionario los escuche. 

Contaron que el año pasado Matías y sus padres tuvieron una reunión con los directivos para pedir la instalación de una rampa, montacarga o ascensor, como existe en la Escuela Estrada. La respuesta de los directivos fue que transmitirían la inquietud al Consejo Escolar.

Tiempo después los directivos le contaron al grupo que el proyecto era viable, pero que sería más rápido si los propios alumnos y profesores se involucraban en la confección de los planos. Algunos docentes consideraron que eso excedía su labor académica. Otros decidieron colaborar de buena gana y se dispusieron hacer el proyecto completo junto a los chicos pero entre licencias de unos y excesos laborales de otros, el tema se dilató hasta hoy.

En el medio se sucedieron algunas situaciones penosas. En una oportunidad una de las profesoras decidió dar una clase especial en el auditorio, donde está el proyector. De inmediato todos los alumnos pensaron en la escalera y entrecruzaron miradas como diciendo “¿Y Matías?”. Los más forzudos le ofrecieron subirlo alzado entre varios, pero él se negó. “Vayan ustedes, yo me quedo, no se hagan problema”, les dijo. La profesora lo miró y se largó a llorar, sintiendo que lo había herido. Pero él insistió en quedarse y desde entonces no participa de las clases especiales.

En los últimos tiempos se aliviaron algunos síntomas (ya no siente el hormigueo en las piernas que lo atormentaba al principio) pero de todos modos el tratamiento con células madre le produce mucho cansancio, tanto que en una oportunidad no tuvo energía para ir hasta el baño y se hizo pis encima esperando que sus padres llegaran a retirarlo.

En su casa suele manejarse en silla de ruedas. Para él sería mucho más cómodo utilizarla en el colegio porque se cansaría menos en los largos desplazamientos. Sin embargo está obligado a usar muletas ya que no hay baños adaptados.

Sus padres lo llevan diariamente al colegio en un auto. Es conocido el caos de tránsito que se genera sobre Basavilbaso en los horarios de ingreso y egreso escolar, por lo que muchas veces Matías debe bajarse lejos de la puerta. En una oportunidad sus compañeros pidieron que se demarcara un estacionamiento especial para discapacitados justo frente al pasillo de ingreso, como hay en la Escuela 27, pero tampoco tuvieron respuesta de los directivos. 

Vale recordar que en Cañuelas está vigente la Ordenanza 1.799/02 que en su artículo séptimo le permite a cualquier vecino solicitar el estacionamiento exclusivo para un vehículo por razones de discapacidad, en cuyo caso se debe pintar el cordón y la acera de color amarillo en una extensión de 4 metros x 2,50, con el logo de discapacidad en el interior del rectángulo.

Supongamos por un momento que la cooperadora del colegio está desbordada de gastos, ¿el Consejo Escolar no dispone de fondos para comprar un litro de pintura? ¿A la Dirección de Tránsito del Municipio no le sobra un poco de pintura refractante? ¿La Dirección municipal de Discapacidad no podría intervenir para hacer cumplir la ordenanza? 

Con 18 años, Matías cursa el último año del secundario. Ya está pensando en egresar e iniciar la carrera de Arquitectura. Si algún directivo o algún funcionario público se siente tocado con este pedido de sus amigos, los trámites podrían durar varios meses y tal vez él no alcance a disfrutar de esa mejora edilicia. No importa, será su legado para algún alumno que venga después y la necesite.

“Lo ideal sería que esto lo gestione el Consejo Escolar o el gobierno, pero si la escuela se pone las pilas con el proyecto, si  la escuela nos apoya y podemos hacer esto seriamente como parte de una materia, con mucho gusto vamos a trabajar para llevarlo a cabo”, fue el mensaje final que transmitieron.

Escrito por: Redacción InfoCañuelas