Una inédita situación se vivió el sábado en el Cementerio Municipal de Cañuelas: ante la negativa del director de hacer entierros los fines de semana, los propios familiares de un fallecido, provistos con picos y palas, hicieron la fosa para poder inhumar el cuerpo con signos de descomposición.
El fallecido era Dionisio Merelles, un vecino de Máximo Paz Oeste, de 52 años, quien murió el jueves 13 a causa de un ACV. Por tratarse de un hombre de pocos recursos, la referente barrial Evelyn Adorno realizó una serie de trámites ante el gobierno Municipal para hacer un sepelio y entierro sin cargo, trámite que fue aprobado en forma express el mismo viernes.
Sin embargo el sábado, durante el velatorio en Cochería Rodríguez, los familiares se enteraron de que por falta de personal el director del cementerio, Carlos Alberto Carabajal, había decidido no hacer entierros los sábados y domingos; y posponerlo para el lunes.
Los familiares reaccionaron con indignación: debido a las altas temperaturas el cuerpo ya emanaba olor y además no estaban dispuestos a extender el duelo por 72 horas más. Por lo tanto, se dirigieron al cementerio para hablar con Carabajal o algún otro administrativo, pero nadie los atendió. Finalmente pidieron herramientas y se ocuparon de cavar la fosa, con la ayuda de dos sepultureros que estuvieron dispuestos a colaborar.
A la 1 de la tarde, bajo un sol calcinante, removieron primero los restos de la mamá del fallecido, enterrada hace varios años, y luego colocaron el féretro de Merelles en su lugar.
En plena tarea apareció “Paco” Carabajal, quien fue invitado a retirarse. “Señor, ¿ve este pozo que estamos cavando? Algún día usted va a terminar de la misma manera así que trate de guardar su orgullo y su mal carácter. Y ojala que a nadie de su familia le toque pasar lo que estamos pasando. Ahora le pedimos que se vayan, porque si no va a tener problemas”, le dijo Evelyn, la referente de Máximo Paz. “Está equivocada, señora, yo no hice nada”, replicó Carabajal mientras daba la vuelta para irse. “Justamente ese es el problema, que usted no hace nada”.
Entre los presentes ya había malestar con Carabajal por un incidente ocurrido en enero de 2021, cuando el funcionario también se había negado a enterrar un fin de semana a una adolescente de Máximo Paz Oeste, de origen paraguayo, que se había suicidado. En aquella oportunidad el entierro se hizo con algunos días de demora y en la comunidad quedó la sensación de que se trató de un acto de discriminación, sentimiento que se afianzó en este segundo caso.
Sin embargo, el de Merelles no fue el único episodio desagradable del fin de semana. También durante el sábado estaba previsto el entierro de Victoria Dziopa de Byrtus, una de las mujeres más representativas de Cañuelas, fundadora del barrio Los Aromos, impulsora de la capilla Nuestra Señora de Luján y de la Sociedad de Fomento, entre otras obras comunitarias. Sus familiares estuvieron dispuestos a pagarles a los empleados el servicio de entierro, pero la decisión de Carabajal fue reprogramarlo para el lunes. En ese caso, el cuerpo se conserva en la morgue del Hospital Ángel Marzetti.
Estos dos hechos se dan en el marco del conflicto que se vive en el cementerio por la pésima relación que mantiene el director con los empleados. Luego de un período de suspensión por una denuncia penal en su contra, Carabajal reasumió ayer, pero los sepultureros y administrativos rechazan su regreso. De hecho en diciembre le hicieron llegar una carta al secretario de Gobierno, Ricardo Da Fonseca, expresando su repudio.
El cementerio cuenta con unos 14 empleados entre administrativos y personal de campo. Los sepultureros están bajo el régimen del denominado plan PROME, con un salario de 20 mil pesos mensuales por seis horas diarias, de lunes a viernes.
Lo empleados se quejan de que el año pasado Carabajal los hacía trabajar también los fines de semana, pero sin realizar un pago adicional. Ningún sindicato se ha preocupado por intervenir y tampoco el Concejo Deliberante, mientras el municipio optó por sostener a Carabajal en su cargo sin atacar el problema de fondo, que es la falta de recursos humanos entre sábado y domingo. Tampoco se ha pensado en algún esquema de turnos para manejar con el personal disponible un tema tan sensible como las inhumaciones.
La muerte de un ser querido es un hecho suficientemente traumático en sí mismo. Es inadmisible que el municipio le agregue angustia y padecimientos por su incapacidad para manejar conflictos internos.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas