A lo largo de siete años de amistad, Mauricio Fernández fue el discípulo de Domingo Cura, el percusionista argentino más importante de todos los tiempos. Antes de morir en noviembre de 2004 -durante una actuación en el Teatro Lola Membrives- el genial santiagueño le legó su bongó , su cajón peruano y todos sus bombos legüeros, percibiendo que quedaban en las mejores manos.
El tiempo le daría la razón. El quenista humahuaqueño Raúl Olarte lo escuchó una sola vez y decidió convocarlo. Desde diciembre Mauricio lo acompaña en todas sus presentaciones en distintos lugares del país y el año próximo podrían iniciar una gira internacional con centro en Japón, donde Olarte es conocido y donde la música del altiplano cosecha especial veneración.
"Ni bien me llamó decidí aceptar y estoy muy contento de haberlo hecho. Es un músico del que se puede aprender muchísimo por su calidad y su experiencia. Por ahí no es masivo, pero es muy reconocido por su público y por sus pares".
Mauricio es alumno de 3º 1ª de la Escuela Estrada. El año que viene comenzará la carrera de medicina y ya es consciente de que deberá destinar varios meses a la difusión del nuevo disco. Por si eso fuera poco también está grabando un nuevo trabajo con Los Cunumí, el conjunto folklórico de proyección que lidera su padre.
"La adaptación con Raúl fue muy rápida porque con Los Cunumí siempre hicimos música del Altiplano. Nos reunimos un par de veces y enseguida salimos a tocar", rememora Mauricio en diálogo con InfoCañuelas.
Un dato curioso es que nunca realizó estudios formales de música. "Ni siquiera sé leer una partitura; toco de manera intuitiva", reconoce.
También admite que su forma de ejecución está marcada por el estilo de Domingo. A lo largo de siete años tuvieron un trato casi cotidiano. Domingo le decía que no tenía paciencia para enseñarle nada; que simplemente tenía que observarlo. La principal lección del maestro fue la sobriedad. Le mostró que el percusionista no debe buscar el lucimiento personal, sino que debe acompañar a los otros instrumentos y guiar los tiempos de cada pieza desde un segundo plano.
Llegaron a tener tanta afinidad que Domingo terminó legándole todos sus instrumentos. Más que un alumno, Mauricio fue para Domingo el nieto que no tuvo.
"Como músico lo veo a la altura de cualquier músico importante y estoy convencido de que puede tocar con cualquier músico. Le veo un futuro enorme e indudablemente Domingo ha tenido una gran importancia en su carrera. Está mal que yo lo diga, pero siempre nos comentaba que Mauricio iba a ser su sucesor", acota Eduardo, el orgulloso padre.
DE HUMAHUACA AL MUNDO
Raúl Olarte nació en Humahuaca, Jujuy, y desde los siete años comenzó el estudio de la quena.
Con apenas 13 años (más o menos la misma edad en la que Mauricio comenzó a participar en Los Cunumí) Olarte se presentó en Cosquín y al poco tiempo se incorporó al conjunto de Jaime Torres, con quien compartió giras por el mundo a lo largo de diez años.
En 1988 se inició como solista y produjo su primer CD, "Casabindo".
En ese mismo año recibió una invitación del compositor Ariel Ramírez para incorporarse a sus espectáculos "Misa Criolla" y "Misa por la Paz y la Justicia" que presentaron en Tokyo para celebrar los cien años de amistad argentino japonesa.
Quienes deseen conocerlo y escucharlo con el acompañamiento de Mauricio tendrán una oportunidad este sábado 1 de septiembre en La Paila (Costa Rica 4848 de Palermo) a partir de las 21.30 con el concierto "Quena de los Andes". Para realizar consultas o reservas: 4833-3599 / 15-4415 1190.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas