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Avanza el juicio contra el ex catequista del Santa María, acusado de abuso

Ya declararon el sacerdote y las dos jóvenes que lo denunciaron. La semana próxima será el turno del ex obispo de la Diócesis, Gabriel Barba.

El sacerdote en el Santa María. Archivo InfoCañuelas.

El sacerdote en el Santa María. Archivo InfoCañuelas.

La semana pasada se puso en marcha en el Tribunal Criminal 1 de La Plata el juicio oral y público contra el ex acompañante pastoral de la Escuela Santa María, Carlos Gabriel Bareuther (52), acusado del delito de abuso sexual simple agravado por la pluralidad de casos en perjuicio de dos alumnas del establecimiento.

La causa (Nro. 6273) se inició en setiembre de 2018 con la denuncia de R., una alumna de 14 años que concurría a la quinta de la calle Mosconi. La chica aseguró que en la sala de catequesis el padre Carlos la abrazó y le tocó partes íntimas. Unos días más tarde otra alumna de 16 años (P.) que asistía al edificio de la calle Del Carmen describió una situación similar: dijo que estando a solas con el sacerdote la tocó sobre una rodilla, que la abrazó y que le miraba fijamente los labios, produciéndole incomodidad.

El expediente instruido en la Fiscalía 1 de Cañuelas fue elevado a juicio en 2019 por el fiscal Lisandro Damonte, quien oportunamente solicitó la detención del sacerdote. La medida fue rechazada por el juez Martín Miguel Rizzo, quien consideró que no existía riesgo de fuga. No obstante, se le dictó una restricción de acercamiento y una prohibición de salir del país.

A la fecha se realizaron tres audiencias a cargo del juez Hernán Javier Decastelli y el Dr. Mariano Sibuet por el Ministerio Público, conjuntamente con el Dr. Juan Manuel Fontana en representación del particular damnificado. El imputado, asistido por el abogado Horacio Gustavo Velaz, llegó al juicio en libertad, vestido con el clériman celeste y el alzacuello blanco.

En la primera semana declaró la joven R., quien ratificó lo expresado oportunamente en la Cámara Gesell en 2019. Dijo que por diferentes situaciones familiares habló con el sacerdote en forma privada, que éste la tocó y que criticó a su madre, señalándola como responsable de su malestar. 

El sacerdote negó todos los cargos aunque reconoció que en algunos casos abrazó a los alumnos como gesto de contención pero dijo que siempre estuvieron en lados opuestos de un escritorio y que si bien fueron encuentros a solas, transcurrieron en cercanías de la Dirección o la Preceptoría.

También declararon el representante Legal del Santa María, Mario Mansilla, y docentes, quienes básicamente aportaron comentarios de concepto sobre el sacerdote puesto que no fueron testigos directos de la situación denunciada.

El viernes 30 de junio se llevó adelante la tercera jornada. Lo más relevante fue la declaración de las peritos psicólogas y de P., la segunda joven. El juez Decastelli ordenó que el imputado, el público y los periodistas abandonaran la sala para permitir que la chica pudiera hablar en un contexto de mayor tranquilidad. 

También en este caso la joven ratificó todo lo declarado en la instrucción: que estando en una oficina del colegio de la calle Del Carmen el sacerdote apoyó su mano sobre la de ella colocada sobre el muslo mientras vestía pollera, que al término de la reunión la abrazó y que sintió su respiración cerca del oído. Toda la situación le resultó incómoda pero no dijo nada. Se lo expresó a su madre poco tiempo después, cuando alumnos del Santa María organizaron una marcha bajo el lema “Basta de ocultar” en repudio a lo denunciado por la primera chica.

La estrategia de la defensa a cargo del Dr. Velaz fue encadenar una serie de testigos que hablaron de manera muy positiva sobre la conducta del padre Bareuther en los distintos lugares en los que trabajó desde su ordenación.

Es así que testificaron Agustina González (psicopedagoga y ex alumna del Colegio Santa Catalina de Constitución); Turnelda Oberst (maestra de apoyo escolar en la casa salesiana Santa Catalina); Patricia Aliub (catequista del barrio Nicole de Virrey del Pino), Andrea Mabel Seri (docente del colegio San Juan Evangelista) y el matrimonio conformado por Diego Saied y Andrea Patiño (padres de un alumno del Santa María) quienes coincidieron en que jamás vieron o escucharon que el sacerdote hubiera actuado de manera incorrecta con algún estudiante.

Perito Andrea Hernández Mason. Archivo InfoCañuelas.

A su turno, la perito psicóloga oficial Andrea Hernández Mason se refirió al resultado de la Cámara Gesell. Dijo que a partir del análisis del relato de las menores llegó a la conclusión de que “no presentaban indicios de fabulación o mendacidad” y que "P. demostró mucha angustia al relatar lo que vivió en el establecimiento educativo”. Luego añadió que “La angustia resurgía cada vez que se abordaba esa temática, pero no cuando hablaba de su familia o amistades”.

La segunda línea defensiva de Velaz fue tratar de desacreditar la Cámara Gesell como prueba determinante de un delito sexual. En ese sentido arrinconó a la perito Hernández Mason con una serie de preguntas muy agudas sobre las técnicas utilizadas. Durante varios minutos buscó que la profesional reconociera que el dispositivo no incluía la realización de un perfil psicológico de las víctimas y en otro tramo la cuestionó por no haber asentado en el acta que una de las adolescentes estaba en tratamiento contra la bulimia y la anorexia desde hacía dos años, dato que consideró de suma importancia.

―¿Puede ser que esa situación atravesara sus emociones?― interrogó Velaz.
―No lo sé. Se angustiaba cuando nos referíamos a la denuncia― respondió la perito, circunscribiéndose al núcleo de la causa.

Velaz y la perito de parte Levchuk. Archivo InfoCañuelas.

Radicalmente opuesta fue la declaración de la perito psicóloga de parte, la Lic. Karina Levchuk, quien remarcó que “Ninguna de las jóvenes tenían resonancia emocional compatible con la denuncia ni fueron espontáneas (...) Hablaban en un tono monocorde y no se veía una angustia franca”.

Sobe la víctima P. agregó: “Mi impresión era que estaba cumpliendo un trámite. Al final de la audiencia usó un brillo para los labios, algo que no se relacionaba con la gravedad y el peso de la denuncia”.

Sin embargo, cuando le tocó declarar este viernes, P. sí se emocionó, tanto es así que salió llorando de la sala y se abrazó a su madre que la aguardaba en el pasillo. 

El juicio continuará el martes 4 de julio a las 10 con la declaración de los últimos tres testigos, entre ellos el ex titular de la Diócesis de Laferrere, monseñor Gabriel Barba, quien se conectará por Zoom desde San Luis, donde se encuentra cumpliendo funciones de obispo desde 2020.

Fueron desistidos varios testigos, entre ellos Marcela Almeida, Jorgelina Marcos, Juan Pablo Rossini y Aurora Ansolabehere.

Escrito por: Redacción InfoCañuelas