El Juzgado de Garantías Nro. 8 a cargo del Dr. Martín Miguel Rizzo acaba de rechazar el pedido de detención del padre Carlos Bareuther, solicitada por el abogado querellante Juan Manuel Fontana.
En su resolución el magistrado argumentó que la querella no aportó elementos nuevos a la causa que motiven la reclusión del sacerdote catequista, acusado de abusar de dos alumnas del complejo parroquial Santa María.
Se trata de la segunda medida de este tenor que Rizzo dicta en beneficio del imputado. A fines de noviembre también había rechazado el pedido de detención solicitado por el fiscal Lisandro Damonte, por considerar que “no existen riesgos procesales de fuga en razón de haberse sometido desde un primer momento a todas las instancias del proceso”.
De todos modos el juez decretó la prohibición de acercamiento y contacto con las víctimas, de 14 y 16 años, ya sea en forma personal o mediante medios tecnológicos; y le requirió mantenerse a derecho por un plazo de 180 días.
Entre tanto, el fiscal Lisandro Damonte avanzará con las declaraciones testimoniales que restan para finalizar la instrucción. En los próximos días declararán en calidad de testigos los vicedirectores del complejo parroquial, mencionados por Bareuther en su indagatoria.
Asimismo, el abogado Fontana solicitó una desgrabación de las Cámaras Gesell realizadas a las dos adolescentes.
Una vez concluidas esas medidas, el fiscal Damonte estaría en condiciones de elevar el expediente a juicio oral. Mientras tanto el padre Carlos podrá continuar en libertad.
En septiembre de 2018 la primera víctima, que ya no concurre al Santa María, les contó a algunos compañeros por WhatsApp que en uno de los encuentros con el catequista en la sala de música y video, la abrazó, le tocó la cola y luego intentó tocarle la entrepierna.
“Yo le di un manotazo y me puse a llorar. No sabía lo que podía hacer. Y bueno, me dijo que no salga así. Me puse re mal, así que se sentó al lado mío. Y me puso la cara en el cuello. Me lo saqué de encima y me fui a la puerta. Me dijo que no salga así que era yo la que iba a perder. Y bueno, me dejó salir. Ahí fui, me lavé la cara y volví al salón. ¿Viste que me habían preguntado si estaba llorando? Y bueno, era por eso” reveló la chica.
La segunda menor, que continúa siendo alumna del complejo parroquial, relató en sede judicial que el sacerdote la abrazaba en exceso; y que en una de las charlas que mantuvieron a solas le miraba fijamente los labios y le apoyó una mano en la rodilla intentando acariciarla.
Estos relatos fueron ratificados por las dos menores en la Cámara Gesell realizada el 9 de noviembre.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas