Las primeras informaciones que trascendieron de la policía indicaban que dos motos habían chocado de frente en la ruta 205 y Rawson. En una -una Gilera Smash patente 292 GOW- iba Raúl Córdoba, de 32 años- y en la otra -una Motomel sin patente- circulaba José Luis Guillaza, de 23. Ambos fallecieron en el acto.
Horas después del entierro la familia de Córdoba denunció que no se trató de un simple accidente, sino que Guillaza integraba un grupo de al menos tres motos que venían corriendo picadas al momento del siniestro.
"No fue un accidente. A mi hermano lo mataron. Esto fue un homicidio culposo. Mi hermano estaba trabajando, llevando un delivery de comida, y cuando cruzaba la ruta lo chocaron. Queremos que esto se investigue y saber quiénes son las dos personas que participaron en esto" dijo a InfoCañuelas Elsa Córdoba.
Rosa Aguilar, la mamá de Raúl, se enteró del hecho por un llamado telefónico, a los pocos minutos de ocurrido. Cuando llegó al lugar del impacto encontró a su hijo sobre la banquina, con el cuerpo destrozado por múltiples fracturas. "Mi hijo tenía más de 100 kilos y estaba quebrado de los tobillos a la clavícula. No fue un choque de frente, sino que lo agarraron de costado cuando cruzaba la ruta. Imaginen la velocidad a la que vendría la otra moto", dijo que la mujer, docente y fomentista en el barrio Las Costas. Y recordó que no vio otras motos en el lugar aunque sí un camión blanco detenido en la banquina, cuyo chofer seguramente presenció lo sucedido.
Al igual que Elsa, pidió que los testigos se contacten con la familia para aportar datos. Durante el velatorio de Raúl recibió un sinnúmero de versiones. Una de ellas es que un segundo motociclista compañero de Guillaza resultó lesionado en un brazo; y que las cámaras de seguridad del municipio ubicadas en la zona del óvalo de acceso habrían captado imágenes del choque.
Elsa, por su parte, se mostró agradecida por el duelo que decretó el intendente Gustavo Arrieta en solidaridad con las familias afectadas, pero subrayó que no les alcanza. "El duelo no nos sirve para nada. Es insuficiente. Lo que necesitamos es que pongan luces y que se tomen medidas para evitar las picadas y que no se muera otra persona inocente".
Raúl Córdoba era el mayor de nueve hermanos y uno de los sostenes familiares. Estaba casado y tenía cuatro hijas. Fue panadero, empleado de Molino Cañuelas y del frigorífico Vincenti, entre otras empresas. Hace una década jugó al rugby en el primer equipo de Las Cañas. En los últimos años, paso a paso, fue comprando máquinas y materiales para concretar su sueño, que era abrir su propia rotisería. Lo había logrado un mes antes de su muerte.
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Escrito por: Redacción InfoCañuelas