“Estafa entre particulares” y “Retención de escritura”. Esas fueron las primeras hipótesis con las que se buscó explicar por qué motivo un hombre armado con tres cuchillos atacó esta mañana a la escribana Julieta Mathieu y la tomó como rehén exigiendo hablar con el Gobernador y el Presiente. La destinataria del ataque no era Julieta sino su madre, Elena Lamarca, fundadora de la Escribanía; y los antecedentes que permiten explicar este desenlace cinematográfico se remontan a 1997.
El atacante, Héctor Darío Sierra, de nacionalidad uruguaya, era el propietario de una fracción ubicada en Marcos Paz. En 1997 se la vendió en cuotas al cañuelense Jorge Luis Porro y en medio del proceso de compra-venta se arrepintió e intentó cancelar la operación, lo que dio origen a una demanda judicial del comprador por incumplimiento de contrato.
En 2012 el juez Eduardo Esteban Briasco, titular del Juzgado Civil Nro. 8 de La Plata, falló en favor Porro y ordenó realizar en favor del adquirente la estructura traslativa de dominio que se encontraba en poder de la escribana Lamarca. Como a esa altura ya estaba jubilada, renunció a su designación en la operación.
De acuerdo al fallo del juez Briasco fechado el 20 de noviembre de 2012, Jorge Luis Porro le compró a Sierra con boleto de firma certificada una fracción de 8,5 hectáreas ubicada en la Circunscripción III de Marcos Paz por un cierto monto, acordando en el instrumento que el saldo de $15.000,00 se pagaría en quince cuotas iguales y consecutivas, las primeras diez de Pesos $700,00 y las cinco restantes de $1.600,00 cada una. Eran los tiempos de la Convertibilidad y del 1 a 1.
Al vencimiento del primer pagaré, Porro concurrió al domicilio de Sierra, pero no fue atendido. Posteriormente Sierra le manifestó su voluntad de no recibir el pago, por no estar conforme con la operación realizada, queriendo deshacer la misma, explicando además que no había recibido un listado de clientes, proveedores, etc. respecto del reparto de quesos que se había dado como parte de pago por el campo, lo que según Porro era una maniobra para incumplir con la operación y por eso fue a la justicia.
¿Cuál es la participación de la escribana Elena Lamarca en este proceso? La notaria intervino en 1990 cuando Sierra compró ese campo y luego volvió a intervenir en 1997 cuando se firmó el boleto entre Sierra y Porro.
En 2012, cuando se inicia la ejecución de la sentencia, Lamarca renunció a su designación en ese boleto porque ya habían pasado muchos años y se había retirado de la actividad. El juez Briasco le solicitó entonces todos los antecedentes, que ella entregó en tiempo y forma.
En el medio alguien robó el expediente radicado en el Juzgado Nro. 8, por lo que tuvo que ser reconstruido, lo que empantanó la causa varios años más.
Luego se le pidió al juez designar a otro escribano de Cañuelas, siendo elegida Guadalupe Morales. Antes de la pandemia la letrada solicitó el desglose de la documentación obrante en el archivo de Lamarca y elevó el proyecto de escritura al juez para que lo firmara, último trámite antes de trasladar el dominio del campo a Porro.
Quienes están cerca de la causa creen que Sierra (quien siguió viviendo en el campo de Marcos Paz en todos estos años de conflicto) al ver que se acercaba la firma del juez y que en consecuencia sería desalojado si no se retiraba por propia voluntad, intentó apoderarse de la escritura, un último recurso para dilatar aún más la inevitable entrega de la propiedad.
En los últimos años Sierra tuvo actitudes llamativas. Por ejemplo, le escribió una carta a la gobernadora María Eugenia Vidal pidiendo que intercediera en su favor. El juez Briasco se negó a incorporarla en el expediente. Hoy, cuando los efectivos del GAD y del grupo Halcón bloqueaban la Av. Libertad, también pidió hablar con el Gobernador y el Presidente.
Antes de este final de película hizo algunas declaraciones periodísticas rimbombantes en el semanario El Ciudadano. Por ejemplo, haciéndose eco de la ola de usurpaciones que afectan al distrito dijo que en 1997 le usurparon el campo y que tres pistoleros lo atacaron queriendo robarle la escritura. Siguiendo con su relato conspirativo aseguró que 24 años antes sufrió un atentado en Mercedes, cuando un camión lo pasó por encima. También aseguró que el campo de su propiedad perteneció al administrador de los bienes de los jesuitas en Sudamérica cuando fueron echados por el rey Carlos III.
Ahora Sierra quedó detenido por Privación ilegal de la libertad. Además, deberá entregar el campo, asumir las costas del juicio anterior y abonar una suma indemnizatoria por daños y perjuicios a Porro y su esposa, Luisa Esther Pfeif, de $ 4.000 para cada uno a partir de 2009.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas