La lluvia puede ser una bendición para el campo, pero también un mal presagio. Es que las noches de tormenta son el escenario perfecto para que los cuatreros hagan su "trabajo".
En la madrugada del domingo desconocidos ingresaron al campo y cabaña "El Desafío", de Alberto Ruete Güemes, ubicado sobre el camino Panelo, frente al establecimiento Willaldea.
Tras cortar alambrados en once lugares, se llevaron cuatro caballos: una yegua de pedigree gateada, numerada (que era de uso personal de Ruete y ejemplar que solía competir en las exposiciones de la cabaña); y dos picasos y un tostado, propiedad de los nietos del dirigente rural.
Los animales estaban en un potrero ubicado a sólo cincuenta metros de las viviendas. "Mi hija estaba en su casa; también estaban el encargado y el puestero, pero nadie escuchó nada, salvo el ladrido de algunos perros. Es que esto ocurrió en plena lluvia y los cuatreros suelen valerse de la lluvia para manejarse con mayor impunidad porque saben que se borran las huellas y que es más difícil seguirlos".
Ruete Güemes fue durante varios períodos presidente de la Sociedad Rural de Cañuelas y actualmente se desempeña como director de la entidad. Desde su puesto le tocó batallar contra el cuatrerismo que desde hace décadas viene haciendo estragos en el distrito.
"Uno siente la impotencia de la repetición. Hace veinte años que venimos sufriendo el mismo sistema de robos y cortes de alambrados. La policía se mostró muy solícita, enseguida envió patrulleros a las villas de La Matanza para ver si los caballos aparecían ahí, pero uno siente esa bronca de que pareciera que no se puede hacer nada. Sólo nos queda refugiarnos en nuestros campos con el temor de que en cualquier momento se van a meter de nuevo".
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Escrito por: Redacción InfoCañuelas