Quebrada por una serie de abusos sexuales que transcurrieron a lo largo de varios meses, una niña de 13 años decidió pedir ayuda. Lo hizo de manera silenciosa por medio de una carta que dejó en su habitación y que su madre leyó mientras ella se encontraba en la escuela.
La esquela terminó de confirmar las sospechas que la mujer tenía desde hacía mucho tiempo y que nunca se animó a profundizar o denunciar, tal vez por la dependencia económica que sentía respeto a su concubino, con el que convive desde hace una década y con quien tiene dos hijos en común.
Tras leer la carta y hablar con su hija se dirigió a la Comisaría de la Mujer donde radicó una denuncia que ahora investiga la Fiscalía 2 de Cañuelas. Una de las primeras medidas solicitadas por la justicia fue la intervención de psicólogos que deberán determinar si la víctima está en condiciones psíquicas de declarar en Cámara Gesell.
En los primeros días de octubre la progenitora, de 42 años, vecina de un barrio de Cañuelas, estaba tomando mate cuando su hija de 10 años le mostró una hoja manuscrita que halló en la habitación compartida con sus hermanas de 11 y 13 (fruto de un matrimonio anterior) . Estaba firmada por la mayor, que en ese momento se encontraba en la escuela.
“Necesito decirte algo que tengo guardado y que ya le conté a mis hermanas” era el escueto mensaje. Intrigada, le preguntó a sus hijas menores a qué se refería. Le respondieron que cuando ella se ausentaba, “él” (por el padrastro, de 35 años) manoseaba y abusaba de la niña mayor. “Cada vez que vos te ibas nos encerraba en nuestra habitación y se iba con ella a tu pieza. Nos decía que no dijéramos nada porque nos iba a pasar lo mismo”.
Ese mismo día fue buscar a su hija a la puerta de la escuela para poder hablar. Entre lágrimas la nena reveló en detalle las vejaciones que venía sufriendo desde hacía un año. La última violación había ocurrido el 10 de septiembre cuando la mujer llevó a su hijo más chico al oftalmólogo. Agregó que nunca lo contó porque estaba amenazada.
En su primera declaración la mujer reconoció que este relato terminó de confirmar lo que ya sabía. Refirió que hace ocho años su hija de 17 años (que ya no vive en el hogar materno) le contó que el padrastro la manoseó en sus partes íntimas por encima de la ropa. Se justificó diciendo que en ese momento no hizo la denuncia porque no tenía dónde vivir ni dinero para mantener a los chicos.
Además de la carta, entregó como prueba la captura de un mensaje muy subido de tono que su concubino le mandó a la nena de 13 años durante un viaje que realizó al norte en marzo de este año, para visitar familiares. A su regreso la mujer le mostró esos mensajes. “Yo no se los envié, seguramente fue alguien que me agarró el teléfono”, replicó él.
También reconoció que desde hace dos años sospechaba de la existencia de abusos, que se lo preguntó reiteradamente a su hija de 13 pero que ella lo negaba.
La Fiscalía 2 a cargo de la Dra. Norma Pippo ya ordenó distintas medidas de prueba y protección para las víctimas.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas