Su abuelo y su padre fueron domadores. Heredera de esa pasión por el tradicionalismo, Antonela Melón se propuso el objetivo de cruzar la cordillera de los Andes a caballo y luego de varios meses de planificación, pudo cumplir el sueño.
Realizó la travesía del 15 al 19 de marzo recorriendo 84 kilómetros hasta una altura de 3.300 metros. Partió de Las Leñas siguiendo por Malargüe, Valle Hermoso, Rial, Río Tordillo, Río Cobre, Cajón Trujillo, hito Santa Elena, hito del Tiburcio y Río Grande.
“Quería hacer este viaje el año pasado con un grupo de amigos, pero no se dio. Este año decidí hacerlo sola. Me contacté con dos baqueanos que me propusieron una travesía de cinco días haciendo un recorrido que en general no hacen las agencias de turismo. Eso me permitió ver mejores paisajes, en menor tiempo y a menor costo. A último momento se sumó una pareja de La Plata” detalló
La experiencia la dejó obnubilada, tanto que no pudo parar de llorar cuando llegó a uno de los hitos cerca del límite con Chile y desplegó la bandera argentina.
“Para mí fue todo emocionante, no sólo cruzar la montaña, sino comer y dormir ahí, bañarme en una cascada, pasar la noche en una bolsa de dormir sin carpa, o cocinar con la bosta de los animales porque allá arriba no hay leña. Uno está totalmente desconectado del mundo porque no hay ninguna señal de celulares” rememoró.
“Ni hablar de la naturaleza que pude ver, desde un cóndor volando sobre mi cabeza hasta despertarme con un zorro colorado pasando cerca”.
Por la época del año el clima fue muy benévolo aunque destaca que el incesante viento seco “te quema la cara”.
Al igual que sus ancestros, Antonela, de 42 años, se dedica al tradicionalismo. Hace un tiempo fundó el Centro Tradicionalista “El Pimienta”, en honor al caballo de su abuelo, con el que suele animar los actos patrios.
“Veo que el tradicionalismos se está perdiendo y por eso lo intento inculcar entre mis amigos y familiares. El año que viene me gustaría repetir esta travesía con mis hijos y sobrinos”.
Por último destacó la calidez del coordinador, Alexis, y de los baqueanos Ramón y Omar, que aportaron todo su profesionalismo para garantizar la seguridad de los viajeros en el ascenso. “Hacer este viaje fue la mejor decisión que tomé en vida”, concluyó Antonela, todavía conmovida.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas