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21 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Uribelarrea, en su momento más difícil: cierran emprendimientos y otros buscan reconvertirse

El sector dedicado al turismo no puede sostener el pago de sueldos, tasas y servicios. Piden medidas de alivio fiscal al municipio y planes de pago a Carboni.

El 40 % de la población vive del turismo.

En tiempos “normales” Uribelarrea recibía entre 3.000 y 5.000 visitantes por fin de semana, en su gran mayoría de CABA y el Gran Buenos Aires. A partir del aislamiento obligatorio decretado por el gobierno Nacional los más de 40 emprendimientos turísticos del poblado tuvieron que cerrar sus puertas. Desde hace dos meses tienen ingreso nulo y serias dificultades para cubrir sueldos, impuestos, tasas y servicios.

Se estima que más del 40 % de la población de Uribelarrea vive del turismo en forma directa. Hay otra importante cantidad de personas que trabaja en mantenimiento de piletas y corte de césped en la zona de chacras, actividad que también han visto reducida a la mínima expresión.

En ese contexto hay cuatro emprendimientos (dos restaurantes y dos hospedajes) que decidieron cerrar definitivamente. Otros están pensando en bajar la persiana y reabrir en 2021, suponiendo que se reiniciará gradualmente el movimiento turístico. Un tercer grupo intenta mantener un ingreso mínimo mediante la distribución de productos fronteras afuera.

“Yo estoy haciendo algunos repartos de vinos y productos de elaboración local, pero la verdad es que es algo simbólico que deja un margen muy chico. Básicamente me permite mantener presencia en las redes y que la gente no se olvide de nosotros” cuenta Mariela de la Posada Como Entonces.

La posada Como Entonces vende productos en una tienda virtual.

La emprendedora, que inauguró la posada en 2015, detalla que tiene dos empleadas en blanco y que el gobierno Nacional está cubriendo el suelo de una de ellas. Además, se le acumuló una deuda de 60 mil pesos con la Cooperativa Carboni -que hasta el momento no anunció ningún plan de facilidades de pago para los clientes del sector- y de 8.500 pesos mensuales de Seguridad e Higiene.

“Si no me llega a salir el subsidio nacional para la otra empleada, estoy pensando cerrar hasta diciembre. Tampoco podemos esperar que el gobierno Nacional nos salve, necesitamos alguna medida de alivio local, pero hasta el momento no hemos tenido ninguna ayuda concreta y así se hace muy difícil continuar. En Monte, por ejemplo, han decretado la emergencia turística, los emprendimientos no van a pagar Seguridad e Higiene durante seis meses y eso implica que no se pagarán impuestos provinciales. Acá hemos estado hablando con autoridades, pero no hay un norte claro. Es muy triste ver que algunos emprendimientos de Uribe están cerrando y vendiendo sus muebles, porque no se pueden mantener”.

Justo antes de la pandemia Mariela realizó una importante inversión consistente en la instalación de paneles solares para reducir el consumo de energía eléctrica, convirtiéndose en la primera “posada verde” de la zona. Paradójicamente esa inversión no se tradujo en ninguna reducción de la factura eléctrica porque Carboni, siguiendo una directiva nacional, no lee los medidores sino que cobra un estimativo en base a consumos históricos.

En Valle de Goñi hay más de 100 cabras que necesitan ser mantenidas.

SUBSISTENCIA Y RECONVERSIÓN

En Pueblo Escondido, el restaurante y fábrica de embutidos, el panorama es similar. Los sueldos están siendo abonados por el programa del gobierno Nacional, mientras el comercio intenta subsistir con la distribución de algunos embutidos en la ciudad de Buenos Aires.

A través de una autorización municipal, Pueblo Escondido comenzó a funcionar los sábados y domingos de 9 a 13 como almacén y de esa manera puede generar un pequeño ingreso para el pago de algunos costos fijos.

“Hay dos inconvenientes: estamos en el rubro turismo, que es el últimos que se va a flexibilizar, y en Uribe trabajamos del público que viene de las zonas más afectadas por el Covid-19, que son Capital y el gran Buenos Aires. En algún momento se habló de abrir el pueblo a público cercano de Cañuelas, Lobos y otras zonas del interior, pero eso es difícil de llevar a la práctica porque obligaría a hacer un control de documentación en la entrada”, explica Gabriel Narvaes.

Sobre el tema tributario, Narvaes explicó que se está conversando con el municipio para analizar algún tipo de exención de tasas pero que hasta el momento no hay una respuesta oficial. Tampoco se ha recibido ninguna propuesta concreta por parte de la distribuidora de electricidad. Se estima que los emprendedores han acumulado una deuda de medio millón de pesos con Carboni, que no pueden afrontar en el corto plazo. “La gente de la cooperativa plante un análisis de caso por caso, pero pretendemos un plan general. Hay que entender que comercios chicos, medianos o grandes han sido afectados de la misma manera, todos estamos con ingreso nulo”.

Entre el miércoles y el jueves en el tambo de cabras Valle de Goñi se vivió como un velorio: Horacio Martínez y su familia terminaron de guardar toda la vajilla y el mobiliario de la casa de té, lugar que los fines de semana recibía centenares de turistas. 

“Es muy triste ver todo parado. Se suma que hace poco tiempo compramos reproductores en Nueva Zelanda y crecimos: de 60 a 70 cabras que teníamos pasamos a 120 y ahora hay que mantener toda esa estructura con cero ingreso. Yo sólo tengo un suelo de docente, que es chitito. Por suerte somos una familia unida y siempre hay alguien que ayuda. Pero bueno... nos hicimos a la idea de que si antes vivíamos con 10, ahora hay que vivir con 4”.

La Uribeña comienza a elaborar cerveza para supermercados.

Horacio reconoce que al principio de la pandemia estaba “paralizado” y que no sabía por dónde arrancar. “Ahora tenemos una cierta esperanza... vamos a empezar a vender dulce de leche y queso, estamos armando una pequeña red de distribución, vamos a ver cómo funciona ese tema”.

Respecto a los empleados, Horacio explicó que de los cinco que tenía acordó que tres continuarán yendo al campo una vez por semana para colaborar en el envasado del dulce de leche y queso.

Otro clásico de Uribelarrea, la cervecería La Uribeña de Enrique Rey, también intentará generar algún ingreso mediante la distribución de cerveza en la zona. “La semana que viene voy a dejar algunas botellas en consignación en supermercados de Cañuelas, Ezeiza, Monte Grande... y a la semana voy a pasar de nuevo para ver si vendieron algo y reponer. Sé que al ser un producto artesanal hay que pagar derecho de piso. Tiempo atrás fui sodero así que estoy acostumbrado a recorrer”.

La Uribeña solía recibir hasta 500 clientes por fin de semana, con una estructura importante de dos locales y siete empleados. El primer mes de cuarentena Enrique tuvo que cubrir los sueldos con parte del dinero que había obtenido por la venta de un auto. Luego le llegó el subsidio del gobierno Nacional para seguir pagando algunos salarios, pero tuvo que cortar el pago del seguro y de las tasas municipales. Para comer utiliza la mercadería que tiene frizada.

“A veces vengo al negocio para no estar en casa sin hacer nada. ¿Vos qué pensás? ¿Cuándo se normaliza todo?” pregunta Enrique, buscando una respuesta que le dé esperanza. “El lunes arranco con el reparto de cerveza. Soy optimista, no me rindo”.
 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas