En mi anterior publicación te conté algunas maneras de hacer una huerta en tu casa. En esa primera parte me aboqué principalmente a explicar cuestiones relativas al suelo, variedades a plantar, etc. En esta segunda parte te voy a contar cuál es la mejor manera de generar tu propio sustrato para la huerta elaborando compost
Pero antes que nada, ¿cuál es el fundamento o las razones para compostar? Existen varias razones. Una de ellas tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, ya que la utilización de residuos vegetales domiciliarios que se someten a este proceso, en lugar de terminar en un basural pueden aprovecharse en su totalidad para el cultivo de alimentos. Por eso es una práctica muy importante y que nos va a devolver muchos beneficios.
La transformación de residuos vegetales en compost, y la utilización del mismo en nuestro cultivo, nos mejoraran dos características del suelo. Por un lado mejorara las características químicas como el aporte de nutrientes, y nos podría incluso servir para corregir el Ph del suelo.
Por otro lado también mejorara las características fiscas del suelo, ya que aumentara su porosidad. ¿Qué quiere decir porosidad? Son aquellos espacios libres con oxígeno disponible para las raíces de las plantas, tan importantes como los poros que quedan con agua disponible.
El suelo es de origen mineral y sus partículas son muy pequeñas; en consecuencia, los espacios libres que quedan entre estas partículas también son muy pequeños. La arcilla y el limo son dos de los componentes principales del suelo de la zona en que nos encontramos. Al incorporarle materia orgánica, cuyas partículas son de diferentes tamaños, la estructura resulta totalmente diferente, con mucho espacio libre que favorece la exploración de las raíces de la planta. Es un material más liviano que también retiene más agua, y en consecuencia impide la deshidratación total del sustrato.
¿Te pasó alguna vez que la tierra en la maceta se seque tanto que quede dura como una piedra? ¿Y que al querer regar el agua no infiltra al sustrato? Es decir, el suelo en nuestro cultivo, se compacta (ya sea suelo directo o utilizado como sustrato en maceta) dejando muy pocos espacios porosos.
En resumen, aporta nutrientes, mejora la porosidad, aumenta la retención de agua, impide la compactación y ayuda al medio ambiente.
Pero… ¿qué es compostar?
Cuando hablamos de compostar nos estamos refiriendo a un proceso de descomposición de materia orgánica realizado por muchos microorganismos (por ejemplo hongos) y algunos organismos más complejos (como las lombrices). Estos organismos que intervienen en el proceso en la naturaleza, transforman ciertos materiales que podremos, luego de dicho proceso, utilizar como sustrato para nuestras plantas por los beneficios mencionados.
La característica más importante de este proceso es que se trata de un proceso aeróbico, es decir, que es un proceso que requiere oxígeno. No es conveniente que el proceso de degradación se realice bajo condiciones de falta de oxígeno (anaeróbico). Esto ocurre por ejemplo cuando el material se inunda, queda bajo agua, y se percibe olor feo, como “olor a podrido”.
¿Qué materiales puedo utilizar para elaborar compost?
Antes de dar un listado preciso de materiales, vemos un concepto que nos ayuda a entender mejor el proceso de compostaje. Cuanto mayor es la superficie específica de un material, más atacable será por los microorganismos, y en consecuencias más fácil de compostar. Superficie específica quiere decir la suma de todas las superficies de todas las partículas de un material molido.
La idea es la siguiente: ¿que tiene más superficie? ¿Una manzana entera o una manzana rallada? De acuerdo a este concepto, tiene mayor superficie específica la manzana rallada y por eso es más fácil de compostar que una manzana entera. ¿Quiere decir que si está entera no se va a compostar? No. Se va a degradar igual, pero va a tardar más. Y como nosotros queremos obtener este material lo antes posible, lo que vamos a tener en cuenta entonces no es sólo qué material sino qué tamaño tiene o mejor dicho qué superficie especifica posee ese material.
¿Qué materiales puedo utilizar?
La clave es saber si el material que voy a utilizar o tengo disponible es susceptible de ser degradado o descompuesto por los microorganismos que mencioné. Acá te dejo algunos materiales de ejemplo pero hay mucho más: cortes de césped, restos pequeños de poda o chipeados, hojas, restos vegetales de la cocina, cascaras de huevo, cartón y papel, estiércol de caballo, vaca, conejo, gallina y pollo, aserrín, restos de la elaboración de vino o cerveza, yerba, etc.
No hace falta incorporar suelo o tierra. Esto no es necesario ya que el material mineral del cual está compuesto el suelo no interviene en el proceso de degradación en ningún sentido.
¿Cómo es el proceso?
La manera más efectiva y rápida para elaborar compost es mediante el armado de una pila que puede tener aproximadamente 1 metro cubico de material. El proceso puede tardar entre 4 a 6 meses dependiendo de la época del año.
Podemos dividir el proceso de compostaje en tres etapas: una primera etapa que dura desde el armado de la pila hasta que comienza a aumentar la temperatura. Vamos a denominarla etapa fría o mesófila. El proceso comienza a temperatura ambiente y a medida que van actuando los microorganismos comienza a elevarse la temperatura. En esta etapa es muy importante mantener la humedad de la pila y realizar volteos del material cada 3 ó 4 días para favorecer que haya oxígeno. En caso de que haya un déficit de humedad y condiciones de anaeróbicas el proceso puede ser interrumpido.
A medida que avanza la actuación de los microorganismos va a seguir aumentando la temperatura la cual puede llegar a los 80º C. A esta etapa la vamos a llamar etapa caliente o termófila y la vas a identificar fácilmente porque al abrir un poco la pila e introducir la mano, podrás verificar que se encuentra a alta temperatura. Esta etapa es muy importante ya que favorece la esterilización de semillas de malezas, hongos y bacterias que podrían ser perjudiciales para nuestro cultivo. En esta instancia mantenemos la humedad y los volteos de la pila de compost que pueden ser una vez por semana.
Finalmente, el proceso de compost va a ingresar en una etapa de maduración donde baja la temperatura y ya no son necesarios los volteos. Se reduce la actividad de los microorganismos y sólo resta esperar para que el material se estabilice y podamos comenzar a utilizarlo.
Dependiendo del uso que le quieras dar puede ser que necesites tamizarlo. Es decir, una vez maduro ya podes usarlo para incorporarlo a suelo o para utilizarlo en un enmacetado. Va a tener partículas grandes y muy heterogéneas por lo cual es un material ideal para favorecer la aireación y aumentar la porosidad de tu suelo o sustrato.
Si querés que tenga partículas más pequeñas y que el material quede más fino, para utilizarlo por ejemplo en germinación en plug o almácigo, te conviene tamizarlo.
Hay mucho más para explicar respecto a este proceso maravilloso, los materiales a utilizar, y la práctica de elaboración. Si te quedaron dudas enviame tus consultas.
Juan Pablo Truglia. Técnico en Floricultura.
Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires
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Escrito por: Juan Pablo Truglia