22 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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El elefante cantante

Cuento, por Sarah Mulligan.

Había una vez, un elefante de tamaño tan impresionante que nunca encontraba acompañante que quisiera pasar tiempo con él. Siempre andaba solo por la pradera caliente y seca del África pues todos los animalitos pensaban que era muy arrogante. El elefante tenía patas gigantes y a cada paso que daba el suelo temblaba de modo alarmante. ¡Hasta el león, que era el rey de la selva, echaba a correr porque venía el atacante! 

Cierta tarde, la situación del elefante de tamaño impresionante llegó a un punto desesperante y su llanto fue tan abundante que sus lágrimas constantes se parecieron a la lluvia. Un jilguero jadeante que volaba bajo el sol sofocante vio el charquito brillante que se había formado alrededor del elefante y se posó sobre su trompa chorreante. Contento porque había encontrado agua bastante bebió aquella nueva bebida refrescante. 

Fue muy emocionante para el elefante lloriqueante descubrir a su primer simpatizante. Aquel pájaro de vuelo rasante fue el primer y único animalito de toda el África que se había atrevido a subirse a su trompa y el elefante llevó a pasear a su nuevo tripulante. Por primera vez se escuchó hablar en aquellas tierras al elefante de tamaño impresionante. Pese a su aspecto amenazante, el elefante tenía una voz tan dulce y susurrante que, al pronunciar las palabras, éstas fluían como un canto fascinante. El jilguero supo entonces que aquel elefante que parecía pedante no era más que un pobre animalito suplicante. Entonces le aconsejó que cuando todo estuviera oscuro y ya no pudiera verlo, les cantase con esa voz maravillosa y estimulante, porque no habría a quien no le encantase. 

El elefante escuchó atentamente a su nuevo amigo y siguió su consejo. Al caer la noche entonó bellísimas melodías como el más deslumbrante cantante. Sus pulmones eran tan gigantes que la música sonaba como si tuviera altorparlantes. Por todo el continente africano se oyeron sus canturreos acariciantes, que cautivaron a los animales de las tierras más distantes. Atraídos por aquellas melodías amodorrantes fueron llegando águilas y mariposas, tigres y leopardos, jirafas y rinocerontes, antílopes y cebras, suricatas y avestruces, monos y culebras, búfalos y gacelas. 

Bajo la luz de la luna brillante y el baile vibrante de las estrellas titilantes, aquella noche, los animalitos viajantes se arrojaron sobre un tibio colchón relajante del que parecía salir esa música suavizante. Así fue cómo todos se rindieron al sueño confortante sin advertir que ese colchón era ni más ni menos que ¡el cuerpo del elefante de tamaño impresionante!

Al amanecer, el elefante cantante se levantó antes de que el gallo cantase, y se percató de que sus nuevos tripulantes eran ¡todos los animalitos de la selva! Cuando éstos se despertaron se dieron cuenta de que estaban paseando de lo más campantes a bordo de aquel animal despampanante, y que el causante de aquella música cautivante era ni más ni menos que el elefante escalofriante.

En un principio, todos se quedaron callados y vacilantes. Pero el elefante, perseverante, seguía cantando aquellas canciones calmantes y se dieron cuenta de que… ¡desde allí arriba, todo el paisaje se veía deslumbrante! ¡Estaban viviendo algo realmente desconcertante!

La excursión fue tan reconfortante que todos los animales subidos a su lomo gigante se sintieron muy apenados por todos los desplantes con que habían lastimado al solitario elefante. Y desde aquel instante el elefante de tamaño impresionante dejó de ser el enemigo espeluznante, se convirtió en el amado cantante que todo el tiempo recibía a muchos visitantes, los cargó sobre su lomo elegante e hicieron, juntos, muchos viajes apasionantes. 

Y el flamante elefante cantante, junto al pequeño jilguero que le había dado aquel consejo estimulante, formaron un dúo y cantaron melodías palpitantes jamás escuchadas antes.

                            FIN

Este cuento forma parte del libro: “El niño del corazón de fuego y otros cuentos”. Todos los derechos reservados.

Sarah Mulligan
www.sarahmulligan.com.ar
Facebook: Los Cuentos de Sarah Mulligan

Escrito por: Redacción InfoCañuelas