Fiesta del Trigo, Fiesta del Girasol, Fiesta del Maíz, Fiesta de la Yerra... Eran algunas de las fiestas populares que a mediados del siglo pasado comenzaron a florecer en el interior bonaerense con el objetivo de celebrar algún elemento característico de la economía local. Y por supuesto, cada una de ellas tenía su elección de la reina, mucho antes de que el progresismo lo cancelara, considerándolo un vano espectáculo de cosificación de la mujer.
En el Archivo General de la Nación hay abundante material fílmico sobre estos eventos regionales que movilizaban a todo un pueblo. Uno de esos registros corresponde a la elección de la “Reina de Pampas y Praderas”, evento realizado en los primeros meses de 1964 en General Belgrano.
Las imágenes grabadas para el noticiero cinematográfico Sucesos Argentinos muestran a las postulantes de Cañuelas, San Vicente, Chascomús, General Paz (Ranchos), Brandsen, Castelli y de la ciudad anfitriona desfilando en impactantes carrozas y luego en un salón ante la consideración del jurado.
La representante de General Belgrano fue coronada reina y la de Cañuelas, primera princesa. Esa rubia de sonrisa magnética era Mirta Azucena Amundarain. InfoCañuelas la encontró en Neuquén, donde vive desde finales de la década del ´70.
Mirta es hija de Rigoberto y Eusebia Garavaglia, integrantes de dos de las familias más tradicionales de Cañuelas. Sus hermanos mayores (Jorge y Héctor) ya fallecieron y tiene otra hermana, Liliana Amundarain, que también vive en Neuquén.
A partir de los 15 años Mirta tuvo permiso de sus padres para concurrir a los bailes donde solía desplegar sus dotes de extraordinaria bailarina de rock y twist junto a Tito Riva, uno de sus partenaires más habituales en las pistas.
Los desfiles de la primavera o del carnaval que se hacían en los clubes de la ciudad fueron su primer contacto con el modelaje hasta que a los 17 años su mejor amiga, Alicia Sanseau, la incentivó a participar en el certamen regional de General Belgrano.
Su cautivante belleza multiplicada en las pantallas de los cines del país a través de Sucesos Argentinos hizo que la llamaran para participar en Sábados Continuados, el programa de Canal 9 que conducía Antonio Carrizo. Le tocó actuar en el sketch “El malvado y la dactilógrafa” junto a Luis Ortega (el hermano de Palito) y el músico Santos Lipesker, un célebre ejecutante de jazz de los años ´40. Mirta conserva una revista TV Guía con Inés Moreno en la tapa en la que aparece una nota gráfica del programa que conmocionó a los pocos cañuelenses que tenían televisor.
Tras su debut televisivo tuvo ofrecimientos para continuar en el medio y dedicarse al modelaje profesional, pero asegura que no consiguió el acompañamiento de su familia. “A mi novio y a mi papá no les gustaba el ambiente artístico para mí. Era otra época. Si eso me hubiese ocurrido en el presente, seguramente habría aceptado. Las oportunidades sólo pasan una vez en la vida...”.
Hacia finales del 63 Mirta se recibió de maestra normal en la Escuela Estrada (fue una de las primeras egresadas), al poco tiempo se casó y se instaló en la Capital Federal. Su esposo trabajaba en la empresa Jaeger, especializada en fabricación de tableros para la industria automotriz y aeronáutica. A fines de los ´70 lo trasladaron a la filial de la empresa en Neuquén, por lo que toda la familia se instaló en esa provincia. Luego la siguió su hermana Liliana, también docente, quien terminó jubilándose como inspectora provincial del nivel inicial.
Hoy, a sus 78 años, Mirta disfruta de su vida de jubilada. A través de Armando Garavaglia, varios familiares y amigas se mantiene siempre conectada con Cañuelas, el lugar que alguna vez la vio brillar sobre la pasarela.
Escrito por: Germán Hergenrether