Existe una conocida regla mnemotécnica que indica que el plantado de árboles y arbustos se debería realizar en los meses que no tienen la letra “r”. Según ese principio, el mejor momento para plantarlos sería durante mayo, junio, julio y agosto. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? ¿Es necesariamente así o tiene sus matices?
Preliminarmente podríamos decir que la afirmación es correcta bajo condiciones climáticas normales. Durante esos meses hay una baja de las temperaturas, lo que provoca que las plantas comiencen una etapa de reposo.
Este reposo invernal ocurre tanto en las plantas de hoja perenne (aquellas que mantienen el follaje todo el año) como en las caducifolias (las que pierden las hojas y rebrotan en primavera). Tal es así que es muy común durante el invierno que árboles y arbustos de hoja caduca se comercialicen a “raíz desnuda”, no constituyendo ningún daño ni perjuicio para el desarrollo del árbol que se plante de esa manera.
Esta situación ambiental influye favorablemente en la planta ya que disminuye el stress provocado por el plantado. Es decir, el plantado en suelo en general implica cierto agobio para las plantas, pero al realizarlo en esa época, al no estar expuesto a una situación de mayor demanda climática, (calor y viento), la cual provoca una elevada evapotranspiración, (una combinación de evaporación y transpiración de agua en la planta irradiación solar), la planta tendrá una situación más confortable para adaptarse a su lugar y en consecuencia una mejor performance de crecimiento.
Pero nos quedaríamos cortos en el análisis si lo único que consideramos fuera la época. O mejor dicho, preguntarnos únicamente cuál es la mejor época, es válido sólo para el plantado en lugares que tienen una demanda climática elevada. Por lo cual, si el plantado debe realizarse en un lugar muy abierto, muy descampado y con poco reparo, como puede ser en los barrios y loteos nuevos que se están desarrollando, la mejor época sería durante otoño-invierno por la baja en la demanda climática.
Habrá que considerar en ese caso si el árbol o arbusto que se desea plantar resiste las heladas de la zona, ya que en lugares muy abiertos y sin reparo, cabe la posibilidad que ante una helada no sobrevivan.
Por eso al momento de plantar no sólo se debe considerar la época sino que hay muchos otros factores a considerar. En tal sentido, más que preguntarse “cuándo plantar”, deberíamos preguntarnos “qué”, “cómo” y “dónde plantar”.
Con respecto a qué plantar debemos considerar el comportamiento de crecimiento de la planta, es decir, cuánto crece en altura, cómo exploran las raíces, etc. Por supuesto además de decidir en razón de su funcionalidad, o sea, para qué lo quiero plantar. ¿Es para cortina forestal? ¿Es para sombra?
Debemos considerar, como indicamos previamente, si es resistente a las heladas. Y para nosotros la más importante: ¿cuál es el impacto ambiental que va a tener?
Les traigo un ejemplo rápido entre muchos. Tenemos plantados en la zona (especialmente Uribelarrea) muchos eucaliptos. Los mismos fueron plantados en una época, con una visión determinada (tema muy interesante para otro artículo) pero que han servido para la construcción de nidos de la cotorra, ya que su corteza resbaladiza impide que sus predadores naturales puedan atacarlas. Todos los que tienen arboles las hemos sufrido, ya sea porque cortan las ramas para construir sus nidos o se alimentan de los frutos, en el caso de los frutales. Por eso debemos ser cuidadosos en la elección de los árboles y arbustos que plantamos y por eso recomiendo mucho el uso de plantas nativas. Las plantas nativas, además de tener una adaptación natural a la eco-región, generan un impacto ambiental muy favorable.
Con respecto a cómo plantar, es recomendable realizar el plantado con un mejorado o enmienda del suelo. Nótese que indicamos “mejorado de suelo” y no necesariamente compost. ¿Por qué? El compost es uno de los posibles mejoradores del suelo, pero no es el único, y no siempre es el más adecuado, ya que no sólo debemos tener en cuenta el aporte nutricional para la planta sino que el pH del mismo sea el adecuado a los requerimientos de la planta, además de proveer porosidad para un eficiente desarrollo de las raíces. Asimismo, se debe considerar el uso de tutor si es necesario.
Y por último las consideraciones con respecto a dónde plantar. Más importante que “cuándo” es “dónde”. Es totalmente diferente el plantado en una zona abierta donde las heladas son muy fuertes y la demanda climática en verano es muy alta, en comparación a plantar en un lugar con reparo, en una zona consolidada o urbana. Es por eso que en las calles de la zona urbana de Cañuelas podemos ver hermosos ejemplares de jacaranda, los cuales generalmente no podrían subsistir en los nuevos loteos. Lo mismo ocurre en Uribelarrea donde los cítricos por ejemplo tienen un mejor comportamiento de crecimiento y desarrollo en el pueblo que en los nuevos loteos.
Es decir, en una zona urbana o consolidada, con buen reparo del viento, no necesitamos reducir la época de plantado solo a los meses sin “r”. En este tipo de zonas podemos plantar durante todo el año (tal vez a excepción de enero que es muy extremo últimamente), siempre teniendo en consideración el mayor o menor riego que le debo proveer a la planta según la época.
En resumen, en zonas abiertas otoño-invierno, en zonas urbanas todo el año con el riego correspondiente. Y no olvidar lo relativo a mejoradores de suelo y que tipo de árboles y arbustos vas a plantar.
Juan Pablo Truglia.
Técnico en Floricultura. Facultad de Agronomía. UBA.
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Escrito por: Juan Pablo Truglia