Hoy voy a hablar de una de las plagas que más atacan a los árboles frutales y en particular a su tan deseado producto: la fruta.
Una pregunta recurrente que recibo en mi vivero cuando está terminando el invierno y comienza la primavera es la siguiente: “Todos los años se me pudren los duraznos: ¿cuándo tengo que fumigarlo?; ¿con qué lo puedo fumigar?”
Hay una costumbre muy arraigada en la mayoría de las personas que cultivan frutales y es que el problema de la pudrición en la fruta ocurre porque en el momento de la floración de la planta, un gusano o un insecto ingreso en la flor, y desde ahí pudre el fruto cuando está maduro. Por eso se deduce que en ese momento sería la oportunidad para realizar un control, fumigando ya sea con químicos o un producto orgánico. Esto es un gran error y a continuación explicaré los motivos.
Los durazneros tienen la característica de que primero florecen y luego brotan sus hojas. La flor es el órgano sexual de la planta, que posee una parte masculina y otra femenina. En general el componente masculino y femenino suelen estar en la misma flor, lo que facilita la polinización y posterior fecundación. Nos encontramos ante una flor hermafrodita que dará un fruto por cada flor, estructura que encontramos no sólo en el duraznero sino en la mayoría de los frutales. Por lo tanto en el momento en que el árbol florece, para que se forme el fruto es vital que haya fecundación. Y para que exista la fecundación en la flor, es necesario previamente que haya polinización. Y para que ocurra la polinización debemos favorecer la aparición de polinizadores tales como abejas, abejorros, etc. Si realizamos una aplicación química en ese momento estaremos afectando la tarea de estos insectos necesarios para que se provoque la fecundación y el inicio de la formación del fruto.
Es muy importante entender el momento en que efectivamente se produce el ataque de la mosca de la fruta. Lo que en general observamos no es el ataque de la plaga propiamente dicho sino el resultado del ataque. Al abrir el fruto atacado observamos una larva. La larva es el estado juvenil de una mosca conocida como “mosca de los frutos”, cuyo nombre científico es Ceratitis capitata. Entender el ciclo de vida del insecto es clave para decidir en qué momento debemos actuar sin afectar la polinización de la flor.
A partir del aumento de la temperatura en primavera la mosca entra en plena actividad. Es ahí cuando el macho y la hembra en etapa adulta copulan y la hembra es fecundada. Una vez que ha sido fecundada la hembra inserta su órgano ovipositor en el fruto (no en la flor sino en el fruto desarrollado) y deposita los huevos. Una vez que los huevos eclosionan y nacen las larvas se alimentaran de la pulpa del durazno. Cuando han completado su estadio juvenil, es decir de larva, abandonan el fruto para enterrarse en el suelo y allí empupan. En el suelo permanecen como pupa hasta completar el desarrollo adulto. Posteriormente, emergen los adultos que iniciarán un nuevo ciclo.
Y dado que tienen un corto ciclo de vida, este ataque se puede dar varias veces entre el comienzo de la fructificación hasta su maduración y cosecha. Es por esta razón que los frutos tienen unos orificios y al abrirlos encontramos las larvas. Esto provoca además un ingreso de patógenos por eso es probable que los frutos se caigan y se pudran en el suelo. De esta manera es como la mosca hembra inserta los huevos en el fruto cuando este ya está madurando. Es muy importante entender este momento a fin de que sea efectiva y oportuna la aplicación.
Durazno atacado por las larvas de la mosca.
Por eso no debemos aplicar ningún insecticida mientras el árbol se encuentra en floración ya que durante ese momento las flores están siendo polinizadas y fecundadas por abejas y demás polinizadores. Si aplico un insecticida en esa instancia voy a atacar a los polinizadores. Si ataco a los polinizadores habrá una menor cantidad de flores polinizadas y en consecuencia menos flores fecundadas, y en consecuencia menos fructificación.
El momento correcto de la aplicación sobre la fruta es aproximadamente a un mes antes de su maduración. Una opción, entre otras, es usar aceite de Neem, que es orgánico, en sus diferentes presentaciones (de contacto o sistémico). Recordemos que de contacto es cuando se aplica directamente en el órgano de la planta que quiero proteger, en este caso el fruto; y sistémico es cuando se aplica en las raíces del árbol, a fin de que ingrese en la planta y luego se trasloca al órgano que deseamos proteger.
Una de las acciones más efectivas es interrumpir el ciclo de vida que detallamos previamente. Teniendo en cuenta que es posible que más de una generación ataque la fructificación, es muy importante realizar una buena limpieza del suelo, que es donde caen los frutos y empupa la larva. Retirar los frutos caídos resulta fundamental para interrumpir ese ciclo. Por eso otra opción es generar condiciones para el crecimiento de un hongo que ataca a las pupas y larvas, llamado Beauveria Bassiana. Dicho hongo también puede inocularse en el suelo como elemento de ataque.
Por ultimo comparto una experiencia personal de control biológico que me ha dado excelentes resultados. “Control biológico” podría definirse como una estrategia de control sobre una plaga en la que se utiliza a un ser vivo, ya sea un insecto o un hongo por ejemplo. Es posible que tengas en tu casa animales que son excelentes aliados para realizar la tarea de limpieza que se necesita en la zona debajo de la copa del duraznero. Estos animales son las gallinas. Si las dejás cerca de los frutales van a comer todas las larvas y pupas que anden dando vuelta en el suelo como en las frutas caídas. Además nos van a aportar materia orgánica alrededor del árbol, mejorando el suelo y aportando nutrientes. Y de paso una buena dieta para las gallinas ponedoras. Un círculo más que virtuoso.
Juan Pablo Truglia.
Técnico en Floricultura. UBA.
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Escrito por: Juan Pablo Truglia