¿Es posible cultivar un jardín de plantas medicinales para tratar algunas dolencias cotidianas? ¿Cuáles son esas plantas y que acción terapéutica tienen? Cómo las podemos consumir?
“¿Te preparo un boldo, negrito?” me decía mi abuela mientras me acariciaba el hombro y miraba con sonrisa cómplice cómo terminaba los ravioles con estofado del domingo al mediodía. O si por algún motivo sufríamos alguna quemadura o raspadura, no faltaba la hoja de aloe vera para tratar la herida.
Mi abuela sabía algo que yo todavía no llegaba a comprender a mi temprana edad. Ella lo había aprendido en su niñez, creciendo en un entorno rural, lejos de las grandes urbes. Un conocimiento que se fue trasladando de generación en generación. ¿Qué es esta magia que conocía mi abuela?
Es de conocimiento de todos que muchas plantas poseen una acción terapéutica. En el caso de una infusión, por ejemplo, ayuda a la digestión. De hecho podríamos señalar que el consumo de frutas, verduras y demás alimentos derivados de las plantas es la “primera medicina” ya que una alimentación saludable es la mejor forma de prevenir muchas dolencias.
Pero además de esas plantas que ya conocemos existen muchas otras que tenemos al alcance de la mano, que producen una gran cantidad de sustancias químicas y aceites esenciales, varias de las cuales son utilizadas por los seres humanos por su acción terapéutica.
De hecho, hasta el siglo pasado médicos y botánicos trataban la mayoría de las enfermedades con plantas medicinales, lo que hacía indispensable su conocimiento profundo, debido a que extraían de ellas los compuestos útiles y principios activos para crear concentrados que utilizaban en diferentes tratamientos, como la cicatrización de heridas o quemaduras en la piel, desinflamación de picaduras de insectos y alivio de dolores reumáticos solo por nombrar algunas. Incluso, a pesar de que muchos componentes actualmente se sintetizan, la mayoría de los medicamentos tienen su origen en el principio activo de una planta
La gran diversidad de plantas conocidas y utilizadas por la población demuestra la importancia y vigencia de las tradiciones y saberes populares arraigados en el hábito de consumo.
Sin que implique la sustitución de la consulta y / o tratamiento y / o prescripción correspondiente a un profesional de la medicina, es altamente probable contar con la presencia de algunas plantas medicinales en nuestro jardín, que pueda usar para tratar algunas dolencias cotidianas y estacionales.
¿CÓMO PUEDO OBTENER PLANTAS MEDICINALES?
De la misma manera que se propagan mayormente todas las plantas (salvo algunas excepciones) las medicinales se producen principalmente de dos formas, la primera de manera sexual o por semilla. Esto quiere decir que el material de propagación inicial es una semilla, y a partir de la misma voy a obtener o reproducir la planta a partir de su germinación.
La segunda forma se denomina asexual o vegetativa. Consiste en que a partir de un órgano de la planta, por ejemplo el tallo, obtengo una nueva planta induciendo la generación de la raíz. De esta manera obtengo un “clon” o un nuevo individuo idéntico a la madre de la cual extraje el material a propagar.
¿Qué método es más conveniente para cultivar mi propio jardín medicinal? Aquel que me resulte más efectivo, que me simplifique la propagación y sea más accesible para su realización.
UN JARDÍN MEDICINAL
Es importante conocer en detalle las características que posee cada especie para retomar aquellas prácticas y aprovechar los beneficios que otorgan. A continuación, te cuento algunas de las principales especies que podés cultivar en tu jardín en esta zona y su posible acción terapéutica.
La Caléndula –Caléndula Officinalis– tiene acción terapéutica como astringente, antiséptica, fungicida, antinflamatoria, cicatrizante, y regulador menstrual. Se aplica externamente en crema para una gran cantidad de problemas e inflamaciones de la piel: heridas, eczema seco, irritación en los pezones durante la lactancia, quemaduras solares. También, a través de compresas empapadas en infusión, sobre heridas que tardan en cicatrizar o úlceras varicosas.
Llantén –Plántago Lanceolata– se utiliza como expectorante, relajante, anticatarral, tonifica las membranas mucosas, es antiespasmódico y cicatrizante. Las hojas y semillas se utilizan con fines medicinales. Se aplican compresas con las hojas frescas sobre picaduras de insectos, hinchazones, heridas infectadas, quemaduras y heridas que tardan en cicatrizar. También como pomada se usa sobre heridas, hemorroides o quemaduras.
Mburucuyá –Passiflora Caerulea– tiene acción terapéutica antiespasmódica, gástrica y uterina, ansiolítica y antidepresiva. Se utiliza contra la irritabilidad, la angustia, el cansancio e insomnio. Se machacan las hojas y pétalos para su aplicación externa en heridas menores, se debe lavar y después vendar.
Alcanforero –Cinnamomum Camphora– es un estimulante para el corazón y sistema nervioso, expectorante, aumenta la frecuencia respiratoria, regula la presión y normaliza el pulso, calma los dolores articulares, las neuralgias y los golpes. Se utiliza también ante el cansancio y la fatiga. Posee propiedades antisépticas, antivirales bactericidas y desodorantes. Es eficaz para combatir insectos.
Se utilizan las hojas y las bayas del Alcanforero para hacer compresas frías en caso de golpes y esguinces, inflamaciones en la piel, acné y piel grasa. La pomada se aplica para dolores reumáticos y musculare. Tiene propiedades antisépticas y desinfectantes por lo que es utilizado en jabones y desodorantes ecológicos. También con la tintura de las bayas se aplica con masajes para aliviar los dolores de cabeza, neuralgias, calambres, dolores musculares, reumáticos, de cadera y riñones. En la piel, acné y piel grasa. La pomada se aplica para dolores reumáticos y musculare. Tiene propiedades antisépticas y desinfectantes por lo que es utilizado en jabones y desodorantes ecológicos. También con la tintura de las bayas se aplica con masajes para aliviar los dolores de cabeza, neuralgias, calambres, dolores musculares, reumáticos, de cadera y riñones.
Ceibo –Erythrina Crista– la corteza, hojas y flores se utilizan como astringente, cicatrizante y calmante para curar heridas, llagas y ulceraciones. Emoliente para los resfríos, tos, catarro, bronquitis, calmante sedativo para dolores musculares y reumáticos. Con la corteza se hacen compresas para úlceras y llagas. Junto con las hojas también se hacen cremas para hemorroides y fricciones.
El autor de este artículo es técnico en Floricultura (Facultad de Agronomía, UBA).
Para consultas, e-mail: jtruglia@agro.uba.ar
Instagram: @elviverodeuribelarrea
WhatsApp +54 9 11 3879 6081
Escrito por: Juan Pablo Truglia