22 de noviembre. Cañuelas, Argentina.

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Se conocieron los ganadores del concurso literario "El primer vuelo de tu vida"

La Escuela de Vuelo 18 Cañuelas premió a tres jóvenes que podrán realizar su primer vuelo en avión sobre la ciudad. Conocé los textos elegidos.

El avión Tecnam de 18 Cañuelas.

El avión Tecnam de 18 Cañuelas.

En marzo pasado el Centro de Instrucción Aérea "18 Cañuelas" ubicado en el km. 72 de la ruta 3 convocó a un concurso literario para jóvenes de 13 a 22 años cuya consiga era contar por qué les gustaría volar. 

Días atrás Ana Macaggi, coordinadora del certamen, dio a conocer la nómina de ganadores, quienes tendrán la posibilidad de realizar un vuelo sobre la ciudad de Cañuelas en uno de los modernos aviones italianos Tecnam Sierra de la institución.

•  El primer premio fue para Angie Victoria González, de 20 años, de la localidad de Tristán Suárez.

• El segundo premio fue para Florencia Gauna, de 18 años, de Cañuelas.

• Mención especial para Aluminé Sandoval, de Cañuelas.

A continuación reproducimos los textos ganadores.

1er. PREMIO - UN SUEÑO

Años han pasado desde que se sacó esa foto. Era solo una niña. La fotografía tiene una luz anaranjada, que transmite la sensación del calor que hay en un atardecer de verano. Están en un amplio espacio verde, un bosque. Ella, con un vestido con pequeñas flores rojas, y ojotas; él, con una bermuda de gabardina color verde militar, y una remera blanca, la abraza y queda su mano sobre el hombro de ella. Por la similitud en sus sonrisas, y otros rasgos faciales se puede deducir un tipo de parentesco entre ellos, a pesar de las arrugas que hay en las comisuras de los labios de él. Al ver la imagen, puede hasta llegar a sentir la brisa caliente que irónicamente calmaba el calor que los invadía. Quién iba a creer lo que iba a pasar después… Nadie lo sabía. 

Vuelve al presente. Coloca el cuadro donde estaba, en su escritorio y comienza a prepararse. No todos lo saben, pero algo especial sucederá hoy. Ella sí lo sabe, lo siente en el aire, y lo refleja en el particular brillo que sus ojos marrones tienen hoy. 
Claro que ya no es aquella niña de la fotografía, que está al lado de su padre. Demasiadas cosas ha padecido ese corazón. Piensa un poco en ello, pero no demasiado. Rechaza esa vaga idea. Hoy no es el día para eso. Sacude su cabeza y va directamente hacia el baño, y abre el grifo de la ducha. Espera a que se caliente el agua. La mañana está soleada, pronosticaron que el cielo iba a estar despejado, lo cual es una buena noticia. Los días soleados son buenos para concretar sueños. Bah, al menos el de ella.

-¡Listo, salieron bellos!- Exclamó la madre. Llevaba puesta una gorra azul con el logo de Ford, una remera lisa negra, y una bermuda de jean.
-Genial, gracias amor- respondió él, con una sonrisa.
Todos volvieron a sentarse, él en una de las reposeras, la mamá en la otra, y la niña en el pasto, sobre una sábana que llevaron. Repentinamente una bandada de aves pasó por la parcela de cielo que estaba encima de ellos. La niña miró asombrada, la dirección que todos los pájaros recorrían juntos. Iban y venían, parecía que tenían una sola mente. 
-¡Waaaw, que lindas!- Exclamó sinceramente. Luego de que las aves salen de escena, ella se queda mirando hacia el cielo, risueña. Luego, frunció levemente el ceño.
-¿Qué pensás?- Preguntó su papá
-¿No se cansarán? Digo, los pájaros. Tanto volar, en algún momento se deben cansar…
-Habría que preguntarles.- Sugirió la madre. Los 3 rieron simpáticos.
-La verdad ni idea- respondió el padre.-Seguramente sí, algunas aves se cansan, o se ponen viejas, y pasan por procesos para poder rejuvenecerse, y tener fuerzas de nuevo.
-¿Ah sí?- Respondieron ambas, interesadas en el tema.
-Sí, por ejemplo- comenzó a relatar el padre- las águilas, pasan por un proceso en la mitad de su edad adulta. Sus plumas se empiezan a poner viejas, y a caerse, hasta quedar pelado, y su pico se empieza curva, y no puede comer.
La niña comenzó a angustiarse por lo que contaba su padre. Él lo notó y continuó:
-Sí, pero tranquila, es parte de un proceso que tiene que pasar. Cuando pasa eso, el águila sube hacia lo más alto de una montaña, y se golpea el pico contra ella. Esto es para que se rompa, porque así puede volver a crecer; al igual que sus plumas. Cuando termina de regenerarse, llega a vivir muchos años más. 
Al escuchar el final feliz de la historia, la niña les sonríe a sus padres. 
-Es como si ese momento tan difícil, fuese necesario para poder seguir… ¿no?-Comenta la madre
-Absolutamente. A mí me encanta esa historia por eso, y me recuerda mucho a algunos momentos de la vida…-Reflexiona el padre
-¿Y las águilas pueden volar sobre las tormentas? Pregunta la niña
-¡Claro que sí!- Respondió la madre- Son aves muy poderosas.
Ya de noche, salen del auto, y están por entrar a la casa. El día caluroso de picnic ahora es una noche que repondrá las fuerzas agotadas durante la tarde. 
-Papá
-Decime hija-respondió
- ¿Qué se siente volar?
-¿Qué se siente? Bueno, se siente como… Como si pudieras ver un poco de lo grande que es el mundo desde tus pequeños ojos. Volar es como… como el amor. Te desborda, pero llena tu corazón de tal forma que no te importa sentirte pequeño ante él. 
-¿Te gustaría que algún día aprenda a volar? Como vos, y como las águilas que nos contabas hoy.
-Hija, yo no quiero que hagas nada para complacerme. Sabés que me encantaría, sabes que amo volar. Y me encantaría hacerlo con vos. Pero me conformo con que cada vez que hagas algo, lo hagas con el corazón.

Mientras el agua moja su rostro y su cuerpo, lo recuerda. Recuerda también esas historias de aves que conocía tanto, y sabía contar tan bien. Recordó la del águila. Por un momento, pudo verse reflejada en esa historia. Cuánto había sufrido, cómo se había quedado sin plumas, sin fuerzas, sin nada. Eran muy similares. Debe ser difícil para el águila estar en esa montaña, sin saber a ciencia cierta si va a lograr volar de nuevo. Eso sí que es duro. Para alguien que frecuenta los aires, la sola idea de morir arrastrado es una pesadilla. 
¿Acaso alguien puede entender a aquel que renuncia a sus sueños? Esa soledad es muy dura. Ella lo sabe. Sabe lo que es dudar de un sueño, por ser imposible. Sabe de eso; sabe de rendirse. Años estuvo con el pico roto, y sin plumas. 
Si tan sólo él hubiera estado ahí para invitarla a seguir luchando… Claro, él no quiso irse, nadie quiso que las cosas sucedan como sucedieron, pero, es imposible no preguntarse qué hubiera pasado. 
Realmente sabía cómo dar fuerzas para seguir adelante. Era una habilidad innata que tenía, y que llevaba a cabo con total honestidad. Un héroe. 
Cuántos años esos pensamientos la invadieron, la hicieron sentir culpable, lejana. Culpable por ser cobarde, y lejana, por no ser ella misma. No dejar correr el amor que hay dentro, debería ser delito. Cuántos sueños inconclusos andan sueltos por la ciudad, y ningún policía que les reprenda por semejante error. 
Cuántas veces se sintió sola, porque necesitaba del apoyo de él. Tan sólo su abrazo. Se sentía bien debajo de sus alas. Protegida. Pero luego no fue así. Se sintió vulnerable respecto a su entorno, cuando el emprendió el vuelo en el cual ella no lo pudo acompañar. 
Al pensar en eso, sus lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. El miedo y el valor son dos caras de una misma moneda, y ella las estaba experimentando. Muchos años sólo padeció el miedo. Ahora, el juego había cambiado. Su pico había crecido, sus plumas nuevas estaban comenzando a aparecer… Estaba levantándose. El poder del amor no es algo que se debe subestimar.
Aquello que la hizo recordar su sueño, y salir de esa insípida mediocridad, la hizo revivir. Entendió que, si bien no estaba su padre para darle el valor, él mismo ya le había enseñado a tenerlo. Recordó esa frase que él siempre le decía. “Puede ser que el lugar en el que estés, no es en el que quieras estar. Pero eso no significa que no tenés que dar todo de vos. Así, y sólo así, dando todo, tal vez llegues a donde tanto anhelás.” ¡Si tan sólo la hubiera recordado antes! No habría perdido tanto tiempo. De todas formas, no se arrepiente. Ningún tiempo es más preciado que el presente, y ella lo sabía. Hoy lo pudo entender. 
Terminó de arreglarse, se puso su mejor atuendo. Está triste porque fue cobarde, pero feliz de que se atrevió. Feliz de que, al cruzar esa puerta, finalmente irá detrás de su sueño. Finalmente… Sabrá qué se siente volar.

Angie Victoria González

 

 

2do. PREMIO - PIPI 

Vivo en ruta 3 km 72, cerca de la escuela de aviones. Desde chiquita recuerdo ir al camino de tierra con mi abuelo y pararnos a mirar a los planeadores, y que me abuelo me pregunte- ¿Hija te gustaría subirte algún día?- y yo decirle ¡Sí abuelo, me encantaría...!

Y nos solíamos quedar las horas parados mirando a los aviones y planeadores... Hoy, después de tantos años yo voy a ese mismo lugar con mi bebé de 1 año y dos meses llamados Izan y él señala con su dedito y dice pipi, cada vez que ve un avión. ¡Es tan emocionante! Quisiera que él pueda volar, o aunque sea los viera más mas cerca... Muchas gracias y espero tener suerte y cumplir mi sueño de subirme a un avión con mi bebé.

Florencia Gauna.

 

 

MENCIÓN ESPECIAL - LIBRE

Hoy sueño con el primer vuelo de mi vida. 
Podré ver desde el firmamento la tierra en donde nací. 
¿Cañuelas se verá más hermosa?
Podré sobrevolarla como un ave.
Sentiré la adrenalina de sentirme en lo más alto.
En la cúspide de la gloria.
Una experiencia nueva que marcará un antes y después en mi vida cotidiana.
El Tecnam Sierra serán mis alas y me enseñará cómo se puede ver 
de pequeño mi pueblo, y como los pájaros libres, cortará el aire con sus alas frías, 
y sobrevolará las nubes de blanco algodón,
mostrándome lo maravilloso que siempre me pierdo.
Porque me quedo en el suelo. 
Ya quiero estar en los cielos, sintiéndome libre.

Aluminé Sandoval.

INFOCAÑUELAS

Escrito por: Redacción InfoCañuelas