Nacía la década del ´80. Sabbat todavía no existía y la vida nocturna de Cañuelas se concentraba en la confitería Oasis, la más elegante del momento, y en los bailes del Club Cañuelas. Los hermanos Francisco y Mauricio Caeiro se debatían internamente entre trabajar o seguir alguna carrera universitaria hasta que su padre, Julio César, viendo que la definición tardaba demasiado, los incentivó a emprender su propio comercio.
Con el apoyo de Don Julio, socio de la ferretería Caeiro, el 5 de noviembre de 1980 Francisco y Mauricio inauguraron Old West en una casona alquilada que hasta finales delos ´70 había funcionado como taller de reparación de máquinas de escribir Olivetti. Allí se construyó la réplica de un salón del Lejano Oeste, con su puerta vaivén, revestimientos de madera, ornamentos de bronce, paredes empapeladas, lámparas de estilo Bonanza y chimenea.
El refinado diseño fue obra de los hermanos Caeiro, quienes se inspiraron en comics, revistas y westerns clásicos (de hecho el empapelado que se usó es muy similar al que aparece en Indomable, película de 1942 protagonizada por John Wayne y Marlene Dietrich). De entrada se imaginaron un bar temático que trascendiera y no pasara de moda. Y vaya que lo lograron: Old West duró cuatro décadas.
La obra edilicia comenzó en 1979 y se extendió a lo largo de más de un año, no sólo por las dificultades de adaptar la vieja casa a las características de un bar americano del siglo XIX, sino porque en el mercado no había muchos de los materiales que se necesitaban para la ambientación. Los rollos del empapelado, por ejemplo, se encargaron en Estados Unidos y los enchapados de bronce con motivos ecuestres para cubrir la máquina de café Oceánica se mandaron a hacer con un artesano.
En los inicios había una chimenea a leña que a los pocos años fue equipada con un quemador a gas. La barra de madera estaba rematada con barrales de bronce y el mobiliario era de la mejor calidad.
Cholo Etchadoy se encargó de la instalación eléctrica; Jorge Crespo de la carpintería; Juan José Caeiro confeccionó las lámparas colgantes sobre las que se insertaron tulipas de color caramelo para bañar de calidez al ambiente; y Nazareno Barboni (abuelo de los Caeiro) dirigió el trabajo de los albañiles.
El artista plástico lobense Osvaldo Disanto dio la pincelada final como autor del logotipo, compuesto por un vaquero y la clásica tipografía de los carteles que ofrecían recompensa por los fugitivos.
Sobre la galería de la vereda, a cada lado del cartel de neón, se destacaban unas ventanas con cortinas blancas de puntilla. Desde el ángulo de la calle se alcanzaba a divisar lo que parecían figuras humanas sobre un fondo de luz tenue. Era un truco que los hermanos Caeiro habían ideado con siluetas de cartón en un simulacro de habitación que sirvió para alimentar el mito de que existía una misteriosa planta alta.
A los pocos años de la apertura se incorporaron las mesas de pool Valley norteamericanas -las primeras que existieron en Cañuelas- y más tarde dos mesas de pacman, que fueron sensación.
Old West fue un éxito inmediato desde la misma noche de la apertura, convocando clientes no sólo de Cañuelas y alrededores, sino de toda zona sur. A partir de 1982 fue la previa obligada para las noches de Sabbat.
Entre los habitués había algunos de alto poder adquisitivo que concurrían casi todos los fines de semana, compraban anticipadamente la botella más cara de wisky, marcaban la etiqueta con sus iniciales y la reservaban para su consumo exclusivo. Muchas parejas de Cañuelas se conocieron entre sus paredes y por supuesto que al momento de la boda no faltó la foto posando en su galería.
Reconocidos artistas que en los ´80 y principios de los ´90 se presentaron en Cañuelas -como Rubén Rada, Alejandro Lerner y Fabiana Cantilo- no pudieron sustraerse al embrujo de tomar un trago en aquel reducto con aires de western y Adolfo Cambiaso lo adoptó casi como una cábala para festejar sus primeros trofeos.
Don Julio solía acompañar a sus hijos en el manejo del bar (su especialidad era preparar las picadas que los clientes solían pedir junto con los wiskies importados, el wiscola, el vodka, el cognanc y los aperitivos previos al boom del Fernet y la cerveza). Poco a poco fue cediendo todo el manejo del comercio a sus hijos. Mauricio se retiró de la sociedad a fines de los ´80 y entonces se sumó Julio, el menor de los hermanos.
La sociedad familiar estuvo a cargo de Old West hasta 1992. El fondo de comercio fue vendido y pasó por distintas manos hasta su cierre definitivo, en el año 2020, aunque paradójicamente siempre conservó la estética de saloon.
Si bien hay algunas fotos de la noche inaugural que permiten apreciar su impactante mobiliario y decoración, hasta el momento no se conocían imágenes en video. InfoCañuelas rescató un breve registro fílmico que muestra una noche de 1987. Un nostálgico pantallazo que rememora lo mejor de la noche cañuelense.
Germán Hergenrether
Escrito por: Germán Hergenrether