En su libro “Bases documentales para la Historia de Cañuelas”, Lucio García Ledesma dedica un capítulo a la prensa periódica de Cañuelas. Allí sostiene que el primer periódico de estos pagos fue “El Cañuelero” (1879), fundado por Pedro A. Aveleyra, con aparición bisemanal. Dos años más tarde apareció “El Porvenir de Cañuelas”, con Matías Almeida como redactor y Emilio Argüelles como administrador.
Le siguieron “El Sud Oeste” (1884, fundado por Constantino Troyteiro), “El Porteño” (1902, Ángel Casanova), “El Cañuelero” (1909, segunda época, bajo la dirección de Juan R. Zabala), “El Látigo” (1910, Anónimo), “El Eco de Cañuelas” (1915, A. B. Campos Pardo), “El Pueblo” (1918, órgano de la UCR), Índice (1927, fundado por Carlos Vega como medio de difusión de la Biblioteca Sarmiento), “El Censor” (1928, Luis De Caro), “El Combate” (1929, Dr. Atilio Guaita) y “La Verdad” (semanario parroquial fundado en 1932 por el sacerdote José Trabucco Macchioli).
En años posteriores aparecieron “Actualidad” (1935, Ricardo Fabrini), “Tribuna” (1936, J. T. Gómez y Nicolás de Liendo), “La voz de Cañuelas” (1940, Francisco T. Lorea), “El Semanario” (medio parroquial de 1940 fundado por el padre José de Luca), “Pregón” (1941, Tristán M. Iribarne), Blanco y Colorado (órgano del Cañuelas F. C. fundado en 1944 y dirigido por Oscar A. Galli) y “La Voz de Cañuelas” (periódico de 1947 conducido por Elsa García, el primero a cargo de una mujer).
En el Museo y Archivo Histórico de Cañuelas se conservan ejemplares originales de algunos de estos periódicos pioneros.
En “El Cañuelero” del 24 de octubre de 1909 se destaca una columna con varias apostillas sobre las preocupaciones ciudadanas.
• Mucho dio que hablar la reciente huelga de faroleros motivada por la falta de pago de sus haberes mensuales. El hecho ha sido una novedad aquí, donde no se conocen otras huelgas. La enérgica actitud de los señores Perdutto y Cía. ha sido encomiable, revelando entereza de carácter.
• Visto el pésimo estado en que se hallaban algunos caminos reales, entre ellos el que conduce a Las Heras, el vecino don Luis G. García tuvo la feliz idea de arreglar los pantanos más peligrosos. Solicitó la ayuda oficial pero no la obtuvo. Así pues inició una suscripción entre los lecheros y con parte de su peculio particular arremetió con bríos en la magna empresa. ¡Quién iba a creer! Don Luis, enderezando entuertos.
• La oficina local del telégrafo de la Provincia cumplió el 13 de octubre del corriente, 32 años de existencia, siendo su primer jefe el vecino Dionisio Causit, quien a pesar de sus 25 años de servicio al gobierno, aún no puede obtener la jubilación que por ley corresponde. Cosas de la “reacción”.
• El Dr. Manuel D. Ovejero que hasta hace poco desempeñó con aplauso general el delicado cargo de juez de Menores del partido, ha elevado su renuncia indeclinable del puesto que desempeñara durante varios años por creer incompatible su actuación con los hombres del actual gobierno local. El documento en cuestión ha sido muy comentado.
• La sanción del nuevo gravamen sobre el expendio de bebidas alcohólicas y venta de tabacos ha provocado un movimiento de indignación entre el comercio local, que ve en la nueva gabela un recio golpe a sus negocios. Con el fin de uniformar ideas sobre la manera más eficaz de llevar a cabo la resistencia al pago del impuesto mencionado, el lunes 28 del corriente tendrá lugar una reunión en el Hotel Nacional. Tenemos entendido que se organizará una fuerte oposición con cierre general por 24 horas.
En la sección de “Sociales” El Cañuelero se alegraba por una novedad veraniega: “Se anuncia que en breve serán nuestros huéspedes conocidas familias que anualmente concurren a pasar el verano entre nosotros. La noticia ha sido muy bien recibida por nuestro mundo social, pues con el concurso de tantas señoritas conocidas, volverán los alegres y atractivos paseos campestres, y las interesantes reuniones en la hermosa plaza Buenos Aires (hoy San Martín)”. Y en la sección política se preguntaba “¿Qué se hicieron los cinco mil pesos que entregó la testamentaria de P. M. Mozotegui a la Municipalidad? Entrada extraordinaria que por ley no puede ser invertida sin resolución expresa del Concejo Deliberante”.
En El Eco de Cañuelas (19 de diciembre de 1915) hay una crónica sobre la exposición de labores realizada por las alumnas de la Escuela Nro. 1: María Delia Basano, María Josefa Basavilbaso, Emma Bogari, Filomena Camogli, Esther Conti, Clara Cunningham, Delia Del Carmen Davel, María Micaela Díaz, Garavaglia, Alejandrina Luna, Raquel Molteni, Laura Mondinalli, Juana Orainde y María Esther Rotundo expusieron las toallas, camisas, almohadones, manteles, corpiños, bomboneras y alfileteros confeccionados en clase de confección y manualidades.
Junto con la prensa denominada “seria” proliferaban los pasquines anónimos y satíricos destinados a la difusión de chimentos o a la descalificación de los adversarios políticos. “Allá, por la plaza San Martín, hay una rubiecita que, a altas horas de la noche, abandona el lecho para estar de chamuyo con dos o tres gaviones, y si la cosa continúa en ese tren, dará, a no dudarlo, consecuencias lamentables” decía el periódico “La Cotorra” del 14 de diciembre de 1916. En otra columna señalaba: “La señora de-..- se ocupa de comisiones amorosas, mediante una pequeña retribución. Muchas señoritas y caballeros han hecho uso de los servicios de dicha dama, y ellos han dado resultado por demás satisfactorio. La intendencia alimenta la pretensión de aplicarle un impuesto municipal en vista del pingüe negoción que efectúa la dama de nuestra breve historieta”.
Desde su redacción situada en Belgrano esquina Rivadavia, Constantino Troyteiro, director de El Sud Oeste, fue quizá el cronista más lúcido en aquellos primeros años de prensa gráfica cañuelense. En un editorial que publicó el 23 de agosto de 1885, titulado “Derecho al pataleo”, planteaba: “Se oye decir frecuentemente -y lo que es peor, se admite como verdad irrefutable- que el comerciante no debe meterse ni aparecer para nada en las contiendas políticas. A él le conviene estar a bien con todos, y el éxito de su negocio requiere que no tenga adversarios. Por otra parte, ¿qué gana el comerciante con meterse en política? Nada. Pues entonces: zapatero a tus zapatos. En el mismo caso está el industrial. Desde que su industria no consista en elaborar empleados públicos, ¿qué le importa de la política? Nada. El artesano, el jornalero, el peón, no tienen interés de ningún género y menos deben tenerlo en la cosa pública. Resulta entonces que nadie debe meterse ni tomar parte en la política, sino aquellos que hacen de ella su modo de vivir”.
“Las consecuencias de este modo de apreciar las cosas se sienten más tarde y entonces es gracioso oír los lamentos de estas pobres víctimas de su mal entendido egoísmo. Renunciar al ejercicio de los derechos cívicos para tener después ocasión de ejercitar el derecho de pataleo, es obra de insensatos”.
Vaya con este escueto repaso un homenaje a los hombres y mujeres de prensa en estos casi 200 años de historia de Cañuelas.
Germán Hergenrether
Escrito por: Germán Hergenrether