15 de diciembre. Cañuelas, Argentina.

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Juan Carlos Viale y su primer premio en un concurso literario marplatense

Fue uno de los galardonados del certamen bonaerense “Libro de Oro”.

Tras asistir a la ceremonia de pemiación visitó el monumento a Alfonsina Storni.

Tras asistir a la ceremonia de pemiación visitó el monumento a Alfonsina Storni.

Por segundo año consecutivo Juan Carlos Viale fue distinguido en el certamen literario “Libro de Oro” que organiza el escritor y poeta Juanjo Garnica en Mar del Plata, en las categorías cuento, narrativa y poesía.

Mientras que en la edición 2023 logró un tercer premio en la categoría cuento, en este 2024 Viale se alzó con el primer puesto con su texto “¡Hola Juan..!”

El cañuelense estuvo en la gala de premiación que se realizó el 8 de diciembre en el teatro San Martín de la ciudad balnearia. Muy conmovido por el galardón, agradeció entre lágrimas a su esposa Graciela, quien lo incentiva a escribir y lo acompaña como correctora desde sus inicios en el mundo de las letras.

Junto con Viale, en la categoría prosa y poesía Adultos también fueron premiados:

• Salvador Bono (Balcarce)
• Claudia Silvana Colavita (Balcarce)
• Marcos Oscar Villarruel (Henderson)
• Mónica Patricia Cipolla y Marcelo Alejandro Oviedo (Santa Clara Del Mar)
• Ana María Figueira (Banfield)
• Ana María Santángelo (Miramar)
• Rodolfo Ernesto Freire (Pirovano)
• Liliana Dufour (Buenos Aires)
• Mariana Pichinini, María del Carmen Cordero, Daniel Bravo, Rogelio Alberto Lamenza, Eduardo José Viera, Adelaida Martínez, Rosa Alicia López, Pablo Sienra, Maira Elizabeth Ajeitos, Carlos Hugo Lartigue, Paola Valeria Melo, Luis Alberto Fischetto y Eumelia Battán (Mar Del Plata).

En las categorías juveniles:

• Maia Olivera Gaudio (Santa Clara Del Mar).
• Bárbara Cáffaro (Merlo)
• Facundo Iván Sánchez (Henderson)
• Mía Brandán (Garín)
• Catalina Garavano Sigaudo (Banfield)
• Benjamín Aguirre y Angelina Tami Vega Neto (Mar Del Plata)
 

 

¡Hola Juan..!


Agosto 2014
―¡Juan…! ¡Juan!
―¡¿Qué?! ¿Qué te pasa…?
―¡¿A vos qué te pasa?! Estás gritando y pateando dormido.
―¡Perdón, perdón Graciela! Es otra vez la misma pesadilla con el accidente de los viejos. Todavía no me cierra y me perturba la necesidad de saber qué hacían en ese pueblito de Mendoza cuando nos habían dicho que se iban a pasar unos días a Córdoba…
Y encima esa imagen de mí mismo que me mira y me dice “tenés que ir a ese lugar, allí está la verdad…” Soy yo mismo que me hablo, y siento como que esas palabras brotan desde mis entrañas…
No sé, se me juntó todo, los dos nietos recuperados este mes, mi cumpleaños, mis dudas…
Por eso, tengo ganas de pedir unos días de licencia y viajar a Mendoza ¿Qué te parece?
―Me parece bien, y así cerrás este tema por la memoria y el descanso de ellos.

Diciembre 1976: 36 años antes… en el pueblito “Los Árboles” (del Departamento Rivadavia, Mendoza) sucedía:
―¡Hola mamá!
―¡Hola hijo! ¡Qué lindo verlos!
―Con María, les trajimos una linda sorpresa… ¡un nietito! Bueno, todavía no se ve bien si es uno o son dos…
―¡¿Sí?! ¡Un nietito! ¡Gracias María! ¡Gracias hijo! ¡Qué felicidad Diosito…! Para festejarlo, de media tarde, voy a preparar un yerbiao con unas ricas tortitas de chicharrón para todos. ¿Y Ud. mi niña, cómo se siente?
―Por ahora lo llevo bien mamá Zulema.  Pero me tengo que cuidar y dejar de salir con la Agrupación por un tiempo… Y el parto, si Dios quiere, lo voy a tener en el Monasterio de las Monjitas en Villa Nueva. Por seguridad sabe, allí nos van a cuidar bien pues no puede ingresar nadie sin autorización…

Agosto 1977: Nacieron dos hermosos gemelos: Juan Eduardo y Juan Francisco; y la María y el Juan regresaron a su casa.
―¡Hola mi niño!, ¿Qué pasa que lo veo tan apachangado?
―Es por los niños mamá, nos vinimos sólo con Juan Eduardo porque Juan Francisco se tiene que quedar un tiempito más con las Monjitas hasta que se ponga bien…

Septiembre 1977:
Diario “Los Andes libres”: El pequeño pueblo de Los Árboles vio convulsionada su tranquilidad por la desaparición de dos jóvenes matrimonios y un bebé de pocos días, los jóvenes son estudiantes universitarios y militantes de izquierda… 
Después de varios meses de incansables búsquedas, los padres de Juan se hicieron cargo del otro gemelo, Juan Francisco.

Julio 1987: Junín – Buenos Aires – Barrio de Oficiales del Grupo de Artillería 10.
―¡Juan Martín! ¿Te vas a levantar?
―Sí mamá. ¡Hoy tengo que ir a la Parroquia San Ignacio, voy a hacer de Monaguillo!

Octubre 1987: Los Árboles – Mendoza
―¡Juan Francisco! ¿Hoy tiene que ir a la capilla?
―Sí nona, me espera el Padre Guillermo.
―Entonces le preparo unas ricas empanadas de carne molida para que lleve calientitas y las comparta con el Padrecito y también con los otros niños.

Noviembre 1995: Los Árboles – Mendoza
―¡Lo felicito mi niño, ha terminado la escuela!
―¡Gracias nona, gracias por todo lo que ha hecho por mí! Sabe, me hubiera gustado tener aquí al papi, a la mami y a mi hermanito…
Pienso mucho en ellos, por eso decidí que quiero ser Cura. Es una manera de hacer la Acción Social por los demás que le gustaba al Papi, como Ud. me lo contó. Me voy a anotar en el Seminario que está en Bermejo, Guaymallén…

Septiembre 2014: Juan Martín y Graciela parten desde Junín (Bs.As.) con destino a Los Árboles (Mendoza).
Después de recorrer casi 800 kilómetros, atravesando Santa Fe, Córdoba y San Luis, llegaron a Mendoza, llegaron a Los Árboles…
Juan preguntó a un lugareño dónde había un Destacamento Policial, y allí fue.
―¡Buenas tardes!
El Policía, que estaba de espaldas, respondió:
―¡Buenas tardes! Ya estoy con Ud. ¡Ha visto pué! ¡Pero si es Ud. Padre Juan!
―Disculpe, debe estar equivocado; mi nombre es Juan Martín Godoy y vengo de Junín – Buenos Aires.
―(¿?) Disculpe Sr. Godoy, pero si es igualito a nuestro Padrecito Juan… Bueno, ¿en qué lo puedo servir?
―Mis padres fallecieron hace unos meses, en un accidente, aquí en Los Árboles, y quería tener más información sobre cómo ocurrió.
―¿Ud. es hijo del Coronel Godoy?
―Sí, ¿lo conoció?
―Lamentablemente sí. Y disculpe que le hable así, pero su padre llegó aquí en 1976 como Interventor de la Cooperativa Vitivinícola, y se fue en septiembre del 77, después de las desapariciones…
―¿Cómo?
―En septiembre de ese año desaparecieron dos matrimonios, chicos jóvenes, y uno de ellos con un niño de pocos días de vida, y nunca más supimos de ellos…
―Y, sobre el accidente, ¿sabe cómo fue?
―Testigos no hay. El accidente fue sobre el puente del Río Tunuyán, aparentemente por una mala maniobra su auto se desbarrancó y cayeron en un lugar no muy profundo, pero por el golpe y al estar sujetos por el cinturón de seguridad murieron ahogados.
―¿Y por qué Ud. mencionó lo de las desapariciones?
―Porque esa es una fecha trágica e imborrable para la gente del pueblo… Y porque muchos años después se supo que otro niño, gemelo del desaparecido, se había salvado gracias a unas monjitas que lo estaban cuidando por un problemita de salud que tuvo al nacer, y que luego lo entregaron a los abuelos paternos. Y ese niño es hoy el Cura de este pueblo, el Padre Juan Francisco, y es físicamente idéntico a Ud…
A Juan Martín se le hizo un nudo en el estómago y recordó las palabras que escuchaba en sus pesadillas “tenés que ir a ese lugar, allí está la verdad…”
―¿Ud. sabe dónde vive ese joven Juan Francisco?
―Sí, vive con su abuela Zulema, aquí, en Los Árboles. A pocas cuadras, en el barrio Madreselva, una casita blanca al lado de la Panadería Apóstol Santiago.
―¡Muchas gracias Sr. Agente!
Juan Martín salió en busca de la casa indicada, y encontró a la Sra. Zulema en su jardín.
―¡Sra.!
―Mi niño, ¿qué hace aquí? Y sin su sotana…
Después de escuchar a Juan Martín, sobre quién era, a doña Zulema se le nubló la vista y se descompuso, y el mismo Juan Martín la ayudó a entrar a la casa. Allí doña Zulema le contó su historia y le mostró mil fotos...
―¿Y el Padre Juan Francisco dónde está?
―Aquí nomás, en la Placita Lombardo dando una misa de Campaña. ¿Quieres que vayamos a verlo?
―Sí, por favor…
Llegaron en el momento de la eucaristía. Juan Martín, católico practicante, se colocó en la fila para comulgar. Cuando llegó frente al Padre Juan Francisco lo miró y se vio a sí mismo (como estando frente a un espejo); el Padre lo miró con asombro y al tomarle la mano, para entregarle la ostia consagrada, se transmitieron las mismas sensaciones y recuerdos que habían compartido durante 9 meses en la panza de su madre.
Sin dejar de mirarse, fascinados, con tierno respeto y casi al unísono (como buenos hermanos gemelos) se dijeron en vos baja “¡hola Juan…!”

Juan Carlos VIALE
1° Premio en Cuento
Certamen “Libro de Oro Mar del Plata” 2024

 

Escrito por: Redacción InfoCañuelas