En 1843 el norteamericano John Elliot maravillaba a los pobladores de Buenos Aires con los retratos que obtenía mediante el método desarrollado por Monsieur Daguerre, lo que se considera como el inicio de la fotografía en Argentina. Casi en simultáneo el ingeniero y reconocido retratista de la elite porteña Carlos Enrique Pellegrini experimentaba exitosamente con el daguerrotipo antes de comprar la estancia La Figura, en Uribelarrea, partido de Cañuelas, donde se recluiría para dedicarse a la cría de ovejas merino.
Transcurrieron cinco décadas hasta que se instaló en Cañuelas el primer fotógrafo profesional: era Luis Alfredo Próspero Dubois, nacido el 16 de noviembre 1864 en la ciudad de Laon, departamento de Aisne, en el norte de Francia. Luego de graduarse como doctor en Química, se casó con María Rosalía Gertrudis Peeters, de nacionalidad belga. En julio de 1891 vieron nacer a su primera hija, bautizada Blanca.
En 1892 zarparon en el buque Aquitaine con rumbo a la Argentina, afincándose primero en General Belgrano y luego en Cañuelas, donde nacería su segunda hija, Angélica Beatriz. En el acta de nacimiento (8 de mayo de 1901) confeccionada por el jefe del Registro Civil local, don Francisco García Talavera, se indica que Dubois padre tenía la profesión de “fotógrafo” con domicilio en la calle Buenos Aires (hoy Libertad), sin más datos.
Sus descendientes conservan algunos negativos y tarjetas postales que en el dorso tienen estampado el sello de Dubois con la figura de un águila aunque lamentablemente en ese archivo familiar no existen imágenes identificables del Cañuelas de principios de siglo, más allá de la algunos retratos anónimos y escenas del hogar.
A partir de 1907 se radicó en el naciente barrio de Villa del Parque (fue uno de los socios fundadores de la primera sociedad de fomento) aunque todo sugiere que siguió vinculado a Cañuelas, tanto es así que su hija Angélica se casó en estos pagos el 8 de noviembre 1919 con Eduardo Mario Favier, hijo de un alto funcionario del Ferrocarril del Sud.
PROFESOR A BORDO
Mientras residía en Cañuelas Dubois tuvo la oportunidad de recorrer el mundo en la Fragata Sarmiento como profesor de fotografía en los viajes de instrucción Nro. V (7 de abril al 27 de diciembre de 1904) y Nro. VI (18 de marzo al 18 de noviembre de 1905).
En ese tiempo los cadetes recibían una instrucción específica en distintas materias asociadas a la navegación como táctica naval, ordenanzas y procedimientos militares, derecho internacional marítimo, historia crítica de las guerras navales, manejo de calderas, oceanografía, cálculos generales de navegación, magnetismo y trabajos hidrográficos, observaciones astronómicas, instalaciones eléctricas, lanzamiento de torpedos, ejercicios de artillería, etc.) pero también se los capacitaba en primeros auxilios y en materias de cultura general como contabilidad, inglés, francés, esgrima y, desde 1899, práctica fotográfica.
Es así que en cada uno de los viajes se contaba con varios profesores de procedencia civil, entre ellos uno de fotografía. El buque disponía de un cuarto oscuro con todo el equipamiento y los productos necesarios para el revelado.
Los civiles adscriptos a la dotación de la fragata eran nombrados por el comandante, de acuerdo con las asignaciones mensuales previstas. En 1905 el profesor de inglés cobraba 100 pesos oro sellados mensuales ($ 100 o/s.) mientras que el profesor de esgrima y el de fotografía recibían 80.
En los dos viajes que lo tuvieron como fotógrafo Dubois se ocupó de registrar la actividad diaria de los cadetes o la plana mayor y también de cubrir los eventos de recepción cada vez que la “Sarmiento” tocaba algún puerto de relevancia.
La profesora Marina Finochietto, encargada del Patrimonio Cultural y Museológico del Museo Fragata Sarmiento, adelantó a InfoCañuelas que en el transcurso de 2023 en los sollados (cubiertas inferiores) se expondrán paneles denominados “Aventura de los viajes” en los que se podrá ver el trabajo del profesor Luis Dubois y de otros fotógrafos que integraron la tripulación civil.
QUÍMICO Y PERITO POLICIAL
De acuerdo a los datos aportados por sus descendientes, Dubois era un hombre de una amplia cultura y espíritu inquieto. No sólo se dedicó profesionalmente a la fotografía en Cañuelas, sino que fue profesor y perito químico.
Tenía instalado en la calle Simbrón 3045 (entre Helguera y Argerich) su laboratorio de análisis químicos generales, biológicos especiales, de citodiagnósticos, micrografía química, bacteriología, toxicología, química legal y grafoscopía.
Hacia 1909 desarrollaba su especialidad como consultor en los Tribunales de Buenos Aires y La Plata. En ese año el juez de Instrucción Dr. Servando A. Gallegos le dirigió una nota al jefe de la Policía de la Capital, Cnel. Ramón L. Falcón, recomendando al Dr. Dubois como perito hábil y competente, y destacando que había contribuido al esclarecimiento de varios hechos de sangre. De este modo se incorporó como jefe del gabinete Químico de la policía porteña, llegado al grado de Subcomisario de Investigaciones.
Gran repercusión causó en 1909 la detención del anarquista ruso Pablo Karachini, de 25 años, capturado in fraganti cuando se disponía a colocar una bomba en el interior de la capilla Del Carmen, en la calle Rodríguez Peña. Días después los reporteros fueron convocados al laboratorio policial donde siguieron con atención las explicaciones y procedimientos de Dubois, experto en el cruce entre saberes científicos y policiales. Con un escalpelo tomó una muestra del contenido del artefacto fabricado por Karachini y lo colocó sobre un crisol para acercarle luego un cigarrillo encendido. Lo que sucedió entonces dejó a todos estupefactos: “Saltaron enseguida a millares, brillantes chispas azuladas y el ambiente se cubrió de humo espeso, mal oliente” describió el diario La Prensa.
LA DENUNCIA DE UN SECUESTRO
En sus viajes alrededor del mundo Dubois seguramente jamás imaginó que la fotografía se convertiría en un dolor de cabeza para él en un futuro cercano: en la edición Nro. 37 de la revista Sherlock Holmes -el primer semanario ilustrado de Buenos Aires especializado en crónicas policiales- apareció un artículo titulado “La menor secuestrada”, que lo tuvo como impensado protagonista.
La publicación del 12 de marzo de 1912 cuenta que Dubois había decidido rescatar a la jovencita Celestina Patituci, quien vivía en condiciones poco dignas bajo la protección de un comerciante de la calle Bolívar. Fue así como le dio alojamiento con pensión paga en uno de los departamentos que alquilaba en la calle Entre Ríos 488, donde también vivía como inquilino el diputado Ortiz, quien al advertir la presunta condición de menor de edad de la señorita, decidió denunciarlo. “Habló en la policía algo más de lo que hablara en toda su vida parlamentaria”, ironizó el cronista.
Lo cierto es que se abrió un expediente judicial y “lo que empezó en sainete terminó en escándalo”, pues tras el supuesto rapto de la chica comenzaron a circular en la prensa amarilla todo tipo de rumores acerca de la conducta de Luis Dubois, por ejemplo que fotografiaba a mujeres desnudas y que adornaba con esas imágenes las paredes de su casa; o que -cual precursor del Photoshop- sobre cuerpos desnudos adosaba artificialmente las cabezas de damas de la sociedad para cometer chantajes.
“Fuimos a buscarlo en su domicilio llevados también por el poco laudable deseo de conocer las perfecciones fotográficas que se decía adornaban sus sibaríticas habitaciones. Nos llevamos un chasco. Apenas unos cuantos retratos de familia colgaban de las paredes. Aquello de los desnudos y las reconstrucciones pornográficas había desaparecido de la vista o no había existido sino en la fantasía de la crónica periodística”.
Concluida la entrevista con el corresponsal Dubois ofreció a través de Sherlock Holmes una recompensa de hasta 10 mil pesos oro al que encontrara alguna mujer retratada por él “en el clásico traje de Eva o simplemente descotada”.
Como advertía el semanario, todo parece indicar que la denuncia fue archivada por el juez de instrucción y que nada alteró la buena fama de don Luis Dubois.
Germán Hergenrether
Fuentes:
• “La vigilancia del anarquismo en la prensa de Buenos Aires a comienzos del siglo XX”, Martín Albornoz
• “Fotografía a bordo en la fragata Presidente Sarmiento”, Beatriz de las Heras Herrero.
• Prof. Marina Finochietto, funcionaria de la Armada Argentina.
• Miembros de la familia Favier-Dubois.
• Revista Caras y Caretas, Nro. 302, 16 de julio de 1904, pág. 46.
• Revista Sherlock Holmes, Nro. 37, 12 de marzo de 1912, págs. 53-55.
Escrito por: Germán Hergenrether