El viernes 19 de enero en Turín, a los 84 años, murió la hermana M. Ángela Dal Lago, religiosa italiana que en la década del ´80 desarrolló una activa labor evangelizadora en la localidad de Máximo Paz.
Ángela integraba la congregación Povere Figlie di San Gaetano (Pobres Hijas de San Cayetano) fundada por el beato Giovanni María Boccardo en 1884.
“Suor Angiolina” -como la llamaban sus pares- nació el 26 de junio de 1939 en el pueblo de Torrebelvicino, en la provincia de Vicenza. Era la tercera de cuatro hermanos; sus padres eran Ángelo y Catterina.
El 21 de noviembre de 1957 hizo sus votos en Turín, en la Casa Generalicia de las monjas fundada por Boccardo. Desarrolló su vocación gracias a una tía muy religiosa que vivía con la familia. “Nos hacía orar mucho e ir a misa todas las mañanas. A los nueve años me hizo una pregunta que fue fundamental para mi vida. Me preguntó si me gustaría ser monja. Sí, respondí, pero quiero seguir en contacto con los niños” contó en 2017, cuando le organizaron una celebración para festejar los 50 años de su apostolado.
Se graduó como enfermera pediátrica y después de sus votos perpetuos en Turín, en 1962 se formó como maestra de jardín de infantes.
Sus superiores la enviaron en misión a Sao Paulo y Minas Gerais donde permaneció más de dos décadas. El 28 de diciembre de 1984 arribó a Máximo Paz, donde estuvo cuatro años colaborando con la hermana Ausilia Smiderle y Sor María Inés, sentando las bases de lo que hoy es el Hogar Boccardo de la localidad.
Durante esos cuatro años en Cañuelas Ángela coordinó el grupo de monaguillos de la Parroquia San Eduardo, fue impulsora de la creación del Centro de jubilados San Cayetano y colaboró con gran dedicación en la Sala de Primeros Auxilios. Al regresar a Italia ejerció su apostolado en Turín y luego en Montaldo, donde quedó a cargo de la comunidad de monjas.
“El paso de la hermana Angela por Máximo Paz será recordado como emblema de solidaridad y marcado por su servicio caritativo hacía el prójimo. Un día me pidió que me incorporara al grupo y fue así que fui acólito durante 10 años, a través de su llamado. En las reuniones que hacía con nosotros no sólo nos enseñó a servir en el altar, sino que también nos inculcaba los verdaderos valores que tenía que tener una persona, valores de amor que nos quedaron grabados para siempre” la recordó Hugo Castro, quien siguió siempre en contacto con Ángela.
Sus restos serán inhumados el próximo miércoles 24 de enero en el panteón de la Congregación en Turín.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas