El 11 de abril, con toda la pompa, el Mercado Agroganadero de Cañuelas fue escenario de una celebración por el bicentenario de la llegada del toro Tarquino a Cañuelas.
Las máximas autoridades municipales y directivos de la Asociación Argentina Criadores de Shorthorn se encargaron de organizar el festejo al cumplirse -supuestamente- los 200 años de la importación del semental que marcó el inicio de la mejora de la ganadería argentina. Hasta el bloque de concejales de Juntos se subió al carro festivo presentando un proyecto parlamentario que sugería la instalación de alguna placa o monumento alusivo dentro del predio ferial.
Sin embargo, Tarquino desembarcó en el puerto de Buenos Aires en 1836 y no en 1823, es decir que todavía deberán transcurrir 13 años para llegar al bicentenario. El error seguramente fue inducido por la etiqueta del whisky Criadores, donde figura la imagen de tres toros y debajo del primero la leyenda “Tarquino - 1823”.
Desde 1967 se repite el error en las botellas. Foto: Facebook titowhisky.
Tanto el Museo y Archivo Histórico de Cañuelas, ubicado en calles San Martín y Brandsen, como el libro Bases documentales para la historia de Cañuelas, de don Lucio García Ledesma -disponible gratuitamente en la Biblioteca online de autores cañuelenses- contienen abundante información sobre el icónico bovino, mucho más precisa y fundamentada que la carátula de un licor.
A lo largo de varios párrafos del libro publicado en 1979 García Ledesma se inclina por el año 1836 desechando las diversas fechas que se barajaban sin rigor histórico.
Con lujo de detalles explica en forma documentada que el estanciero escocés John Miller le compró La Caledonia a Jorge B. Arnold el 12 de mayo de 1823. En 1827, por causas que se desconocen, Miller les vendió esas tierras a Ruperto Alvarellos, Braulio Costa y Marcelino Carranza, y al hacer un inventario de la hacienda se menciona: “siete mil cabezas de ganado vacuno, seis mil ovejas, cien caballos mansos, doscientas yeguas, dos marcas de herrar...”.
“Cosa curiosa -remarca García Ledesma- no se habla de tarquinos, con lo cual descartamos el año 1823 como fecha de ingreso al país” (tarquinas se denominaba a las vacas mejoradas gracias al aporte de los primeros reproductores británicos).
El 30 de diciembre de 1829, nuevamente por causas desconocidas, los compradores le devuelven la estancia a Miller y al enumerar las cabezas de ganado tampoco se menciona ninguna hacienda tarquina.
Sin embargo, para probar su hipótesis, García Ledesma recurre a un documento mucho más contundente: el movimiento de buques mercantes publicado en The British Packet and Argentine News, un periódico semanal fundado por Thomas Love que se editó entre 1826 y 1859, dirigido al público angloparlante de Buenos Aires.
En el número 499 del 12 de marzo de 1836 aparece el dato que echa por tierra cualquier discusión: se informa que el martes 8 de marzo de 1836 arribó el bergantín británico Caraboo al mando del capitán H. B. Fell. Había partido del puerto de Liverpool el 24 de diciembre transportando dos pasajeros y cargas generales para Charles Tayleur & Co.
Párrafos abajo The British Packet hace un destacado citando que entre los pasajeros del Caraboo había un toro Durham llamado “Tarquin”. Y luego el redactor lanza una broma: “Esperamos que no resulte ser un tipo tan terrible como su homónimo de antaño” en alusión a “Tarquino El Soberbio”, último rey de Roma, quien para acceder al trono mató a su suegro, persiguió a sus rivales y acabó con las reformas introducidas por Servio Tulio en beneficio de la plebe, pasando a la historia como un tirano.
García Ledesma encontró otro dato que termina de confirmar los hechos: en el número 515 de The British Packet publicado el 2 de julio de 1836 se consigna que el 28 de junio había arribado la barca británica Alpha con cargas generales y cuatro pasajeros: John Miller, Thomas Armstrong, James Girvin y James Ker.
“Podemos imaginar -concluye el investigador- que Miller viajó a Inglaterra y que luego de despachar el toro en el bergantín Caraboo y terminar sus asuntos, se embarcó para Buenos Aires”.
Para cotejar esta información de la prensa Don Lucio también consultó el Libro de Descargas de Buques, años 1835-1836, resguardado en el Archivo General de la Nación, donde halló que el 10 de marzo de 1836 (hay dos días de diferencia, tal vez por un error de registro) arribó el bergantín Caraboo. En el detalle de la carga se indica “un toro”.
La colección completa de The British Packet and Argentine News se conserva en la Biblioteca Nacional. Gracias a la gentileza del personal de la hemeroteca, reproducimos al pie los dos ejemplares que prueban el año de ingreso del Tarquino.
Antes de finalizar, vale recordar que García Ledesma siempre bregó para que el 10 de marzo (prefirió tomar como válida la fecha consignada en el libro oficial de la aduana y no la publicación periódica) fuera declarado Día de la Ganadería Argentina. Así lo expresa en la página 104 de su libro. Para enmendar el error que se ha cometido con el reciente festejo y en honor a ese buscador incansable de Cañuelas que descubrió la verdadera cronología, sería un gran reconocimiento que el Concejo Deliberante local, la Asociación Argentina de Shorthorn y demás entidades impulsaran algún proyecto para concretar ese anhelo.
Germán Hergenrether
Escrito por: Germán Hergenrether