La arquitecta Ludmila De Francisco, especializada en conservación patrimonial, impulsa un anteproyecto de ley con el objetivo de que la ex fábrica Finaco (conocida como El Castillo de Cañuelas) sea declarada “Bien de Interés Histórico y Arquitectónico, incorporado al patrimonio cultural de la Provincia de Buenos Aires”.
En el anteproyecto que giró a todos los legisladores de la Cámara Baja, propone que la estructura sea conservada, refuncionalizada y destinada a la futura Universidad Nacional de la Cuenca del Salado.
De Francisco, de 27 años, se graduó como arquitecta en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) cuyo inmueble fue sede de la planta automotriz Chrysler Fevre Argentina, hasta 1987. De allí salieron los camiones D-400, los míticos Valiant y los Dodge Polara o Dodge GTX (como el que corría el piloto cañuelense Juan Carlos Nesprías). Ese detalle es uno de los que la motivó a interesarse por la recuperación de las fábricas abandonadas.
Durante la pandemia Ludmila centró su tesis de grado en una investigación sobre la fábrica de Cañuelas fundada por el industrial francés Gustave Artaux en 1932. Volvió a sumergirse en el monumental edificio en 2023, cuando cursó el posgrado en Preservación y Conservación del Patrimonio Arquitectónico, en la Universidad Di Tella.
“En varias oportunidades intenté motivar a mi Universidad y al municipio de Cañuelas para que El Castillo se patrimonialice, pero no tuve éxito. No me quedé de brazos cruzados y con lo que aprendí en el posgrado preparé un anteproyecto que el 5 de junio envié a todos los diputados de la Provincia. Dos ya me contestaron que lo van a evaluar” contó Ludmila a InfoCañuelas.
Uno de los pasillos internos de la ex Finaco, con pisos de ladrillos intertrabados. Foto: Ludmila De Francisco.
La arquitecta está al tanto de un proyecto que presentó la diputada Ayelén Rasquetti (Frente Renovador) pidiendo la expropiación de la ex Finaco con destino al polo judicial de Cañuelas. Sin embargo, destaca que el loable proyecto de la diputada tiene un gran defecto: no pide la protección del edificio, que podría terminar demolido.
El inmueble se encuentra ubicado sobre un predio de 4.861 m2. Consta de cinco pisos y un sótano, con una superficie de 1804 m2 en planta baja. Un detalle de color: fue la primera construcción de Cañuelas equipada con ascensor.
A partir de varias visitas que Ludmila realizó a la vieja fábrica, tiene la certeza de que su estructura es sólida y perfectamente conservable. También asegura que no existe riesgo de derrumbe y que los sótanos no están inundados, como se afirma en la propuesta de expropiación.
“La estructura de hormigón está en perfecto estado. Para que esté en peligro de derrumbe tiene que haber hierros expuestos o losas bombeadas, características que en este caso no se observan. Las ventilaciones permiten ver que el subsuelo no está inundado. Si alguien tiene miedo de que el Castillo se derrumbe, que vaya a ver el Coliseo, que se está cayendo todos los días. Por eso me parece importante que independientemente de quién sea el dueño, de quién lo compre, de si expropia o no, que primero se patrimonialice para poder protegerlo y conservarlo”.
“Es oportuno mencionar, que la protección patrimonial del inmueble no impediría su uso con destino al poder judicial. Son innumerables en el país y en el mundo los ejemplos de edificios patrimoniales que se restauran y revitalizan dándoles un uso diferente al original, pero se conservan sus valores históricos y arquitectónicos. Sin ir más lejos, la sede de la Corte Suprema de la Nación es un Monumento Histórico Nacional y el edificio de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, es un Monumento Histórico Provincial” destacó la arquitecta en el texto enviado a los legisladores.
El texto que llegó a los legisladores incluye una reseña histórica de la Finaco basada en varios artículos publicado por InfoCañuelas. Como se sabe, en la planta de Artaux se fabricaba huevo deshidratado, alimento en polvo Yumil, como así también leche en polvo y dulce de leche de la marcha Che-Roga (que significa ´mi casa´ en guaraní).
Tras ser expropiada durante el gobierno de Juan Domingo Perón, en la segunda mitad del siglo pasado fue comprada por la firma Industrias Materiales Fotográficos Argentinos (IMFASA), dedicada a la importación de placas radiográficas y películas para fotografía.
En 1986 pasó a manos del empresario Néstor Corsi, quien a través de la firma Napoleón S. A. planificó un museo de automóviles. El proyecto naufragó en medio de la hiperinflación alfonsinista y luego se sucedieron emprendimientos comerciales de corta duración.
El sueño de Ludmila es que la Finaco pueda ser reinaugurada como sede de la universidad del Salado en 2032, cuando se cumpla el centenario del edificio. A los fines de fortalecer su iniciativa, creó el instagram castillode.canuelas.proyecto, al que se pueden adherir quienes deseen acompañarla en ese anhelo.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas