La ola de entraderas, que se había detenido abruptamente tras la asunción del nuevo secretario de Seguridad, Osvaldo Díaz, se cobró hoy una nueva víctima.
Dos hombres armados ingresaron este mediodía a la casa de la reconocida docente y escritora María Lydia Torti, en calle Mitre casi esquina San Martín, a media cuadra del cuartel de Bomberos.
Los delincuentes se hicieron pasar por empleados de la empresa de correos OCA. Cuando a las 12.10 sonó el timbre, María Lydia Torti abrió porque esperaba un envío de regalos para el día del padre que su hija había comprado a través de internet.
“Cuando abrí la puerta pusieron un pie para trabarla, la abrieron por completo y me apuntaron con un revólver. Luego me llevaron a una habitación trasera, donde tengo mi taller”, explicó la escritora, que al momento del atraco se encontraba sola. En ningún momento intentó alguna maniobra defensiva ya que se encuentra con movilidad reducida debido a una reciente fractura de rodilla, de la cual se está recuperando.
“Querían el dinero de la venta de un campo. Les expliqué que estaban equivocados, que no tengo campo y que no realicé ninguna venta. Pero ellos insistían, venían con la data de que había vendido una propiedad”, explicó la docente.
Tras veinte minutos de amenazas, los delincuentes se llevaron unos 2 mil pesos en efectivo que la docente acababa de cobrar de su sueldo. Además, se alzaron con algunas alhajas y 2 mil dólares que guardaba en una pequeña caja de seguridad.
Uno de los delincuentes tenía unos 28 años y el otro alrededor de 40. El mayor se mostraba nervioso y todo el tiempo le pedía a su víctima que no lo mirara.
Es llamativo el nivel de información que tenían sobre la intimidad de la casa de María Lydia. No sólo sabían que la familia había realizado una compra por internet; sino que temían que hubiera cámaras de seguridad en la habitación. “Hace unos días estuve haciendo averiguaciones para instalar una cámara, pero al final no lo hice por el costo. Evidentemente tenían muchos datos”.
Antes de escapar, la ataron de pies y manos sobre la cama, aunque sin golpearla ni maltratarla.
“Sé que fui imprudente al abrir la puerta, pero se aparecieron con un paquete de regalo y diciendo que eran empleados de OCA. Nunca me imaginé que fueran ladrones, menos a esa hora y en una calle tan concurrida”, concluyó Torti.
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Escrito por: Redacción InfoCañuelas