Con el correr de las horas se conocen más detalles en torno al crimen de Agustín Quiñones, el joven de 18 años que en la mañana del domingo 15 de diciembre fue asesinado de un balazo en el rostro cuando intentó entrar a una fiesta privada que se organizaba en un barrio ubicado entre Peluffo y San Esteban.
El hecho de sangre ocurrió en la quinta La Lorita, propiedad de Lorena Cabrera, oriunda de Villa Luzuriaga. Los organizadores de la juntada, también de Villa Luzuriaga, hicieron una convocatoria por redes sociales y cobraban entrada. Concurrieron alrededor de 50 personas que abonaron 10 mil pesos.
En la noche del domingo en su domicilio de Arribeños al 5100 de Villa Luzuriaga fue detenido Lucas Natanael Figliomeni, de 22 años, el propietario de la pistola 9 mm usada para matar a Quiñones. Permanece prófugo el autor del disparo mortal, que según los investigadores es Lucas Giacomini (también conocido como Lucas Castro), amigo y vecino de Figliomeni en La Matanza.
La Lorita está ubicada en un nuevo barrio situado sobre la calle Jacarandá (ex Puchetta), la arteria que divide Peluffo de San Esteban.
Fuentes municipales consultadas InfoCañuelas aseguraron que Cabrera no tiene habilitación para hacer eventos. “No tiene ningún tipo de autorización. Lo que vamos hacer ahora es aplicar multas muy severas a quienes organicen fiestas clandestinas”, señaló el funcionario.
Lo particular del caso es que este barrio de 2,6 hectáreas, ubicado sobre la parcela Nro. 6A, está construido sobre tierras usurpadas durante la pandemia.
El abogado cañuelense Oscar Sayago conoce los antecedentes porque un cliente de su estudio fue víctima de los mismos usurpadores que intentaron apropiarse del campito lindero.
Las dos fracciones usuarpadas a uno y otro lado de la calle Jacarandá (ex Puchetta). Abajo, el lugar del crimen.
“Todo esto empezó en plena pandemia, gente de La Matanza se metió en la parcela Nro. 6A. Luego, como nadie reclamó, la misma gente intentó meterse en la parcela de al lado, la Número 5, que es de mi cliente. Por suerte le hicimos frente con una serie de planteos judiciales y logramos que se fueran. Pero como no lograron usurpar nuestra parcela, se metieron en la de enfrente, que pertenece a la familia Puchetta”, explicó.
En los dos inmuebles usurpados a uno y otro lado de la calle se abrieron calles y se hicieron viviendas en tiempo récord. Si bien son loteos abiertos, los dos tienen tranqueras sobre calle Jacarandá y fueron configurados como barrios privados s para darles mayor status, aunque ninguno cuenta con autorización municipal para poder tener esa figura. Tampoco pagan la tasa diferencial que les corresponde a los barrios privados.
Mediante una vista de Google Earth se puede observar que en la parcela 6A hay alrededor de 15 viviendas, casi todas con pileta de natación. En la segunda, propiedad de la familia Puchetta (parcela 9, de 2,8 hectáreas) hay más de 20 construcciones, también en su mayoría con natatorio.
Es extraño que Edesur hay autorizado las conexiones eléctricas y que las construcciones hayan podido avanzar tan rápido sin una aprobación de planos por parte de la Municipalidad.
Sayago agrega otro detalle: mucho de los compradores de terrenos en la parcela 6A eran afiliados del gremio de camioneros. “Si uno se fija, los que compraron no eran gente de bajos recursos”.
Respecto a la Parcela 9, perteneció a Mariano y Reinaldo “Pelo” Puchetta, este último el reconocido dirigente de la UCR de Cañuelas fallecido en 2007. En julio de 2019 las herederas Sonia Puchetta y sus primas, las hermanas Susana y Graciela Puchetta, la pusieron en venta a través de la Inmobiliaria Sejas.
“En plena pandemia no se podía circular. En 2022, cuando pudimos salir para ir a verla, nos encontramos con un montón de edificaciones avanzadas, algunas con pileta. La gente que estaba ahí nos dijo que los lotes se estaban vendiendo a 4 millones de pesos, pero no nos quisieron decir quién los vendía”, relató Susana Puchetta a InfoCañuelas.
Fue entonces cuando realizaron una denuncia penal ante la UFI 1 de Cañuelas (IPP 06-03-1770-22), ya que los intrusos habían roto el alambrado perimetral. La causa nunca avanzó. Lo único que progresó fueron las construcciones.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas