La comunidad de Uribelarrea está en alerta por una serie de infrecuentes episodios de inseguridad ocurridos en los últimos días.
El más llamativo ocurrió el domingo a la madrugada, cuando un adolescente que salió borracho de la bailanta que funciona en la Sociedad de Fomento rompió las luces de la parrilla Sixto, ubicada en calle Rosenbusch al 50, y luego se metió en una casa vecina con intención de robo. Tras revolver los ambientes, cayó rendido.
Haydee Lozano, propietaria de la vivienda, estaba en un cumpleaños en el barrio El Taladro. Su hija Denise decidió volver más temprano y al ingresar se topó con el intruso dormido en la habitación de su madre, en medio de un gran revoltijo.
“Para entrar me rompió las persianas de tres ventanas. Seguramente estaba esperando a alguien para llevarse las cosas o se cansó y se durmió. Cuando mi hija se lo encontró, se pegó el susto de su vida. Salió y justo venía un policía que lo detuvo y se lo llevó esposado”, dijo Haydee a InfoCañuelas. Y agregó que según los comentarios “este chico salió totalmente pasado de la bailanta, el colectivero no lo quiso llevar porque estaba muy alterado, entonces se quedó dando vueltas por el pueblo haciendo desastres”.
Fuentes policiales consultadas por InfoCañuelas indicaron que el intrépido ladrón oriundo de Cañuelas tiene 16 años (por esa razón no brinda su identidad) y que está sospechado de un robo ocurrido recientemente en el barrio El Taladro. La fiscalía interviniente no adoptó ninguna medida, sólo entregarlo a sus padres.
El incidente hizo que muchos vecinos de Uribe comenzaran a preguntarse cuál es el sentido de haber habilitado una bailanta en un pueblo tranquilo, que quiere vivir alejado del ruido y donde se hospedan muchos turistas con ánimo de descansar. Según los voceros policiales, a los bailes que se realizan los viernes o sábados llegan muchos jóvenes problemáticos que son rechazados en las bailantas de Cañuelas. En algunos casos ni siquiera los dejan entrar y en consecuencia deambulan por Uribelarrea. La policía del Destacamento, que tiene una dotación escasa, en lugar de dedicarse a patrullar en toda la localidad debe destinar sus pocos medios a custodiar las adyacencias del baile. Hace algunas semanas hubo un disturbio que terminó con una puerta de la Sociedad de Fomento destrozada a patadas.
A este incidente del fin de semana se suman dos robos ocurridos la semana pasada en viviendas de la calle Pozzoli, muy cercanas una de otra. Las sospechas de la gente apuntan a un joven del pueblo, hijo de una conocida familia, quien luego de vivir un tiempo en Cañuelas ahora regresó a la localidad, haciendo estragos.
La primera víctima fue Beatriz Colombi, una señora mayor que vive en calle Pozzoli al 300, quien no realizó la denuncia. El martes de la semana pasada, en momentos en que se dirigió al centro de jubilados, el ladrón entró y le robó dinero, un teléfono celular y un cargador. “Fue muy rápido, se ve que vio que yo salía y aprovechó a entrar. Me di cuenta recién al día siguiente, cuando noté que me faltaba plata y el celular viejo que no uso. Están bravos los muchachitos, hace 38 años que vivo acá y nunca me había faltado nada” dijo la señora a InfoCañuelas.
El viernes a la hora de la siesta, un delincuente que sería el mismo entró a la vivienda de Alberto De los Santos, en Pozzoli al 150. Se llevó un disco de arado para cocinar, un cuchillo, una notebook, una mochila que contenía unos auriculares y dinero que estaba en una mesa de luz. En una ventana quedaron marcados los dedos del delincuente, aunque la familia lo notó varios días después del robo, por lo que ya no tenía sentido convocar a la Policía Científica aunque en este caso las víctimas sí realizaron la denuncia.
En esos días el malviviente entró a otra vivienda de Pozzoli al 150 creyendo que no había nadie aunque en este caso se fue con las manos vacías porque había una persona durmiendo que lo ahuyentó.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas