El coronavirus lo cambió todo. Probablemente también cambie la estructura socio económica de nuestro país y afecte, en forma tajante, a la históricamente llamada clase media.
A 80 días del aislamiento social, preventivo y obligatorio, la mayoría de este grupo poblacional considerado clase media, trabaja entre un 20% y un 50% de lo que lo venía haciendo. Una porción de ese colectivo, ni siquiera pudo abrir sus puertas para generar algún tipo de ingreso. Sin embargo, los gastos fijos, servicios, impuestos, etc., se mantuvieron al 100%, provocando una ecuación económica de cierre imposible.
El Estado nacional se ha ocupado de asistir a los sectores más necesitados, pero no ha sido muy generoso con este segmento social. Las políticas dirigidas a contener los efectos de la brutal recesión económica fueron cuatro para este sector:
• el IFE, Ingreso Familiar de Emergencia, consistente en un pago de $ 10.000 por única vez para autónomos inscriptos en monotributo A y B, monotributistas sociales, trabajadores de casas particulares y trabajadores informales;
• la prórroga de la obligación del pago de las cargas sociales por 60 días;
• el pago del ATP, la mitad del sueldo de los empleados en blanco, que cobren en forma bancarizada hasta un tope de $ 33.750;
• los créditos a tasa cero de hasta $ 150.000 que se abonan en tres cuotas de $ 50.000 mensuales, para gastar con tarjeta de crédito.
En los dos últimos casos fueron, porcentualmente, muy pocos los beneficiados. En el caso del ATP, la gran mayoría de las empresas que tiene sus empleados en blanco, no les abonan sus sueldos con CBU. A fines del mes pasado, sólo un tercio de los inscriptos para recibir este beneficio, pudieron concretarlo, ya que el resto aún no había cargado el código bancario. Los créditos a tasas cero demandan una serie de requisitos que filtró significativamente la selección de los beneficiados, además de bajar el importe final que les fue prestado a los mismos.
En este contexto, y para este sector económico social, el municipio poco puede hacer, más que eximir las tasas de Seguridad e Higiene y aportar algunas ideas que permita, a los sectores afectados, trabajar dentro del marco regulatorio. En ambos casos ha sido bastante mezquino.
Corresponde decir que acaba de eximir del pago del tributo a todos los establecimientos gastronómicos y hoteleros del distrito, tal cual lo solicitaba un proyecto de Bloque de Concejales de Juntos por el Cambio, que fue enviado a comisión la sesión del jueves 28 de mayo, además de solicitar la declaración de Desastre Turístico y Emergencia para qué, los contribuyentes del sector, además de la eximición de tasas, reciban beneficios provinciales como ser, prórroga de vencimientos o exención de pago de impuestos y tasas provinciales, por un plazo de hasta 90 días posteriores a la finalización de la emergencia y/o desastre turístico y la suspensión de juicios de ejecución por parte de la Agencia de Recaudación Buenos Aires y/u otros organismos provinciales, como así también de facilitaciones en la tramitación de los créditos de emergencia que disponga la banca de la Provincia.
En esa misma sesión, la mayoría oficialista desaprobó un proyecto del Bloque opositor, que solicitaba considerar eximir del tributo, a todos los comercios y empresas que mantuvieron sus puertas cerradas en la cuarentena.
En materia de aportes de ideas, Juntos por el Cambio logró que se aprobara, por unanimidad, la creación del Comité Económico Productivo, compuesto por funcionarios, concejales, y representantes de los sectores comerciales y productivos afectados, para buscar alternativas que les permitan trabajar. Hace un mes se aprobó por unanimidad pero el Ejecutivo municipal aún no lo puso en marcha.
La presión fiscal nacional, provincial y municipal, que soporta este sector de la comunidad es enorme y se ha venido incrementando, permanentemente, en las últimas tres décadas.
Estamos en un contexto histórico sin comparación. En cada nueva campaña electoral escuchamos la propuesta de llevar adelante una reforma impositiva que haga más equitativa la carga tributaria. Ahora es el momento. Seguramente no se van a solucionar todos sus inconvenientes si se elimina el Impuesto al Cheque o se bajan los Ingresos Brutos o el Impuesto a las Ganancias, pero sería un inicio. Ya llegará el momento de los incentivos directos, luego de superada la pandemia.
La situación es compleja. Nuestro país se caracterizó, históricamente, por tener una proporción muy importante de su población dentro del paraguas de la considerada “clase media”, siempre fuerte y pujante, en donde la movilidad social ascendente surgía como fruto del esfuerzo y del trabajo, y existían posibilidades de progreso para la gran mayoría de la sociedad. Esta característica nos distinguía como uno de los países menos desiguales de América Latina.
Recuperemos el orgullo de tener un país con una clase media fuerte. No permitamos que la pandemia se la lleve puesta.
Carlos Alvarez
Concejal de Cañuelas
(Presidente bloque Juntos por el Cambio)
Escrito por: Carlos Alvarez