Desde 2019 en el Parque Industrial Cañuelas (PIC) funciona Tecnología Antibalas S. A. (TecAnt), una de las pocas empresas de Argentina especializada en blindaje antibalístico de vehículos terrestres, embarcaciones y aeronaves.
“Es una actividad muy específica que consiste en modificar artesanalmente los vehículos sin perder su homologación para el libre tránsito. Es una tarea que requiere la participación de personas con conocimientos muy sólidos en el arte del blindaje” dijo a InfoCañuelas el titular de la firma, Luciano López Harburu.
El servicio que ofrece TecAnt consta de distintos niveles de seguridad, desde la colocación de un cristal multilaminado resistente a los impactos de bala -que fabrica la misma empresa- hasta la inserción de paneles en las puertas o blindajes integrales que protegen al vehículo de un ataque armado procedente de 360 grados, todo bajo certificación de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), ex RENAR.
Los materiales más usados en la construcción de las “armaduras” son el kevlar -también conocido como aramida, una poliamida fabricada por primera vez en Estados Unidos en 1965- y la dyneema -un polietileno más ligero, de origen holandés, hasta un 25 % más liviano que las fibras de aramida-. En todos los casos la vida útil del material ronda los 5 años.
TecAnt realiza blindajes de vehículos particulares y también ha firmado contratos para intervenir patrulleros de fuerzas federales, provinciales y municipales. De hecho en el hangar de Ruta 6 se blindaron los últimos patrulleros entregados por el Ministerio de Seguridad al municipio de Cañuelas.
Un blindaje integral de un auto particular puede demorar entre 25 y 30 días, ya que hay que desarmarlo, a veces por completo, para incorporarle los materiales de alta resistencia. Además, el vidrio antibalas se debe fabricar de cero, curvar, laminar y recortar de acuerdo al modelo del cristal original. El blindaje de una patrulla puede demorar entre dos y tres días, ya que sólo se colocan placas protectoras en las puertas y un laminado sobre el vidrio existente.
Según López Harburu, en la Argentina hay una decena de empresas que realizan este tipo de trabajo artesanal. Además, destacó que en comparación con otros países del continente, en Argentina hay un bajo porcentaje de vehículos con armadura. “En nuestro país tenemos menos del 2 % de los vehículos con algún tipo de protección mientras que en otros países de Sudamérica el porcentaje supera el 5 %. Hay un gran mercado por explorar”.
Destacó que en los últimos meses la empresa está ampliando sus horizontes hacia la provisión de vidrios antivandálicos. Consisten en un laminado simple que se aplica sobre el vidrio original. “Es un producto más versátil que se resuelve en sólo 48 horas y protege contra golpes de un martillo o un hierros, por ejemplo. Creo que la solución ideal para un ataque artero que se puede sufrir en un semáforo o en plena circulación”.
La aplicación de este material se puede extender a viviendas, embajadas y edificios públicos que requieren una protección especial.
Con un plantel de ocho empleados, la empresa radicada en Cañuelas también se dedicada a la fabricación de mamparas para bioseguridad y chalecos antibala femeninos y masculinos, confeccionados con una combinación de kevlar, dyneema y las fibras italianas Artec y Thor.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas