Un niño de 6 años que padeció episodios de violencia en su hogar desde que tenía unos pocos meses de vida se encuentra viviendo en la casa de su madrina. Noelia, madre de dos hijos propios, inició los trámites de adopción y pide que el Servicio Local de Niñez y Adolescencia controle lo que sucede con una hermanita de su ahijado, de 4 años, que continúa viviendo con sus padres.
El niño -al que llamaremos ´Maxi´ para preservar su identidad- sufrió todo tipo de vejámenes mientras vivió con sus progenitores. Según Noelia, hasta fue obligado a tomar orina o retirar con la mano la materia fecal que hacía en el pozo de la precaria vivienda que ocupaban en el barrio Morgante.
“Cuando tenía dos meses de vida le dio los primeros golpes. Ella, su pareja y el bebé se estaban quedando en la casa de unos parientes, y en un momento en que lloraba mucho le empezó a pegar. En ese momento mi mamá se hizo cargo del nene. A los dos años el Servicio local se lo reintegró a la madre sin firmar ningún papel, con el argumento de que ella había hecho un tratamiento psicológico, que ya estaba bien y que Maxi tendría una hermanita” contó Noelia a InfoCañuelas.
Sin embargo, la evaluación realizada por el Servicio local pareciera que no fue la correcta. Maxi vivió con sus padres entre los 2 y los 5 años y los episodios de violencia continuaron. Según la madrina, los integrantes del Servicio nunca fueron a visitar a Maxi para ver cómo se encontraba, no realizaron una evaluación ambiental de la vivienda ni realizaron un adecuado seguimiento del caso.
“En esos tres años Maxi la pasó muy mal. En un principio vivían en la casa de mi abuela, que los frenaba bastante y entonces no había tanta violencia. Pero cuando los padres de Maxi usurparon una casa en Gandhi y Perú, se fueron a vivir ahí. Mi abuela ya no tenía el mismo control sobre la situación”.
Según Noelia, en uno de los encuentros con psicólogos Maxi contó una situación aberrante. “Cuando hacía caca en el pozo del baño (es una casa sin terminar, sin sanitarios) el papá le hacía agarrar la caca con la mano para tirarla afuera y luego le hacía lamer la mano”. También relató que “Cuando le pedía jugo a la mamá, ella ponía su vaso en la ´cachucha´, le daba el pis caliente y le daba cachetadas en la cabeza hasta que lo terminaba de tomar. Y luego le decía que no le contara a nadie”.
En esos años Valeria asegura que Maxi muchas veces no iba al jardín porque estaba “marcado” por los golpes. “La madre buscaba alguna excusa, decía que estaba ´enfermo´ o ´insolado´, para que las maestras no vieran los moretones”.
El último incidente fuerte ocurrió el 28 de octubre de 2018. “La madre de Maxi, que es prima mía, me llamó, contándome que le había pegado al nene, que lo fuera a buscar. Se ve que se asustó y no sabía qué hacer. Cuando llegué a la casa estaba todo oscuro. Le pedí que prendiera la luz y ahí lo vi al nene lleno de moretones y con un chichón en la frente. ´Me lo llevo´ le dije. Ella se opuso. Seguramente tenía miedo que la denunciara. Entonces le ofrecí que se vinieran todos conmigo, ella, Maxi y la hermanita. Esa noche los tres durmieron en mi casa” relató Valeria.
Sobre el conflicto que desencadenó esa última golpiza, Noelia relató una situación que habla del desequilibrio materno: “La madre de Maxi lo llamó a su marido, que estaba trabajando en el interior de la Provincia, para pedirle que le hiciera una recarga de su teléfono móvil. Él le respondió que estaba en un pueblito en el que no había nada, que no podía. ´¿Ah, no me vas a cargar? Entonces lo mato a este pendejo´. Ahí Le empezó a pegar. Le pegó el sábado 27. Como estaba muy marcado y no sabía qué hacer, al otro día me llamó para pedirme ayuda”.
Durante la semana Noelia se ocupó de hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer (previo solicitar documentos de Maxi en el jardín de infantes al que concurría). Una semana después un médico de policía hizo la evaluación de Maxi: todavía tenía moretones en el rostro, aunque no se constataron evidencias de abuso sexual.
La mamá del nene, por su parte, accedió a dejarle a Maxi días y prometió iniciar un tratamiento psicológico, que fue postergando con distintos pretextos.
El informe médico que da cuenta de los golpes.
Con un acta labrada a mano el Servicio de la Niñez le otorgó la guarda por 180 días a partir del 1 de noviembre. En simultáneo Noelia inició los trámites de adopción ante el Juzgado de Paz. El 7 de enero tuvo la primera audiencia con la jueza Inés Del Valle Rivarola. Noelia le mostró las fotos del nene golpeado y la jueza se puso a llorar. “No podía creer que ese nene sonriente y feliz que tenía frente a ella era el mismo de las fotos”.
Entre tanto, Noelia tuvo que pedir una restricción perimetral ante las amenazas de algunos familiares de la madre de Maxi, que ahora la acusan de “secuestrar” al niño. Aunque la relación con su prima va y viene. “El 22 de enero me mandó mensaje pidiéndome disculpas. Me agradeció por tener al nene y me pidió que no la metiera presa; que la dejara terminar de criar a su hija más chica”.
De todas maneras, y sobre todo luego de lo ocurrido con Bianca en Máximo Paz, Noelia tiene temor de lo que pueda suceder. “¿La gente del Servicio sabe en qué estado está la nena? Esta semana fui y les pregunté qué van a hacer; por qué no toman medidas de prevención. Me respondieron que la violencia contra los niños muchas veces se presenta en caso de género, es decir que le pegaban a Maxi por ser varón pero que no necesariamente puede ocurrir lo mismo con la nena. Yo sé positivamente por vecinos que la dejan horas llorando afuera de la casa, al rayo del sol, pero ningún vecino denuncia porque le tienen miedo. Ella es capaz de ir prenderles fuego la casa”.
Escrito por: Redacción InfoCañuelas